viernes, 10 de diciembre de 2010

DE VISTA, DE OÍDAS, DE LEÍDAS

El cine español que viene


Ayer se me ocurrió ir al cine y no acerté con la película que escogí. Se trata de BIUTIFUL, así, como suena y como en una de las escenas de la película el protagonista, Javier Bardem, explica a su hija mientras la ayuda a hacer unos deberes de Inglés. La película, ambientada en una Barcelona degradada, retrata un mundo marginal y miserable donde la explotación laboral adquiere tintes sórdidos y trágicos. En ese mar de fondo se mueve como puede Uxbal (Javier Bardem), un hombre joven aún, pero muy enfermo y con graves problemas de todo tipo, empezando por el personal y de pareja y terminando por el familiar, laboral y social (¡cómo va a salir adelante una persona, por muy voluntariosa y generosa que sea!). Lógico es que el protagonista naufrague en su faceta altruista. No se me quita de la cabeza la escena en que los trabajadores chinos, que viven en unas condiciones infrahumanas, aparecen una mañana muertos intoxicados por los gases que desprenden unas estufas en malas condiones que Uxbal les había comprado para que al menos no murieran de frío. Más positiva es su faceta de padre sacrificado por sus hijos, a quienes adora y cuida como puede. ¡Lástima que la presencia esporádica pero decisiva de la madre, alcohólica y drogadicta, impida a los niños vivir en un ambiente tranquilo y saneado, como sería de esperar. Y luego está la corrupción de los policías que trapichean con la necesidad de la emigración ilegal, y el embrutecimiento de Tito, hermano del protagonista, y los pisos patera en los que viven hacinados los sin papeles, y la insistencia en pintarnos una Barcelona sucia, marginal, delictiva... ¡Menuda imagen da la película de la ciudad condal, pese a la paradoja de haber aumentado este año considerablemente el número de turistas! Hay también en la cinta, todo debe decirse en honor de la verdad, fotogramas de poesía y ternura que sin duda conmueven al espectador (casi todas tienen que ver con la relación padre-hijos y algunas de los chinos explotados), pero en medio de tanta sordidez, miseria, embrutecimiento y corrupción, apenas se dejan notar. No creo que sea verdad los que dice Aute en una canción de su último trabajo, que todos estamos al albur de la intemperie. Podemos poner cada uno de nosotros nuestro granito de arena para que cosas como las que se pintan con tanta crudeza en la película de Iñárritu dejen de suceder. Aunque a alguno pueda parecerle adecuado que se denuncien en una película como la presente. Es verdad que Barcelona es también eso, pero no sólo eso. Hay esperanza, ganas de hacer cosas, monumentos y calles cuidadas, gente que cumple honradamente con su trabajo, familias felices, parejas bien avenidas, pequeñas empresas de emigrantes legales, etcétera, etcétera. Si todo el cine español es así de esperanzador, que Dios nos coja confesados.

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