lunes, 30 de agosto de 2010

MEMORIAS DE UN JUBILADO

Otra edición del Concurso de Pintura Rápida




Ayer, último domingo de agosto, tuvo lugar en Tossa la que es hasta ahora la última edición del Concurso de Pintura Rápida de Tossa de Mar, el certamen más antiguo de España. Y como otros años tuve el placer de participar en él, y esta vez acompañado de mi hijo mayor (él ya había concursado en alguna edición anterior).
Esta vez la técnica que hemos elegido para participar ha sido el acrílico, después de que yo la hubiera probado en algunos cuadros de hace días, como ya dejé dicho en este blog. Sabemos que es más difícil que la del óleo y que se seca muy rápido y apenas da tiempo de rectificar. Pero armados de valor seguimos adelante con nuestro propósito.
Y así, a las ocho y media de la mañana ya estábamos con nuestros respectivos soportes en La Nau para hacer la inscripción pertinente y recibir el sellado del cuadro que nos convierte en legítimos concursantes. En el momento de presentarnos, ya estaban inscritos más de cincuenta pintores de varias partes de Cataluña y de Tossa de Mar en concreto.




Luego la mañana se nos fue volando en pintar lo que ya habíamos pensado y preparado uno y otro, él una escena romántica al borde del Codolar y yo la calle de los restaurantes junto a la muralla.
Con el cuadro prácticamente listo, bajé al mar a darme un baño, como hago cada año, y así de paso eché una ojeada a los pintores que, in situ, trabajan su obra en las inmediaciones de la playa (mi hijo aún le quedaba bastante por hacer y prefirió seguir con la faena).
Después de comer, y hasta la hora de la entrega de las obras, dimos fin a las nuestras. Y la verdad, quedamos bastante satisfechos de lo que habíamos logrado, en especial mi hijo, que había conseguido plasmar lo que había pretendido desde un principio. Y llegó el momento de la exposición de las pinturas presentadas y ver las nuestras colgadas en las paredes de la sala. La sensación hay que vivirla para entenderla en su completa dimensión.




Rodeados de gente que recorría la sala examinando las pinturas, vivimos un momento inigualable. y eso que ninguno de los dos ganamos el premio. El premio es comprobar que lo que has hecho tú es digno de contemplarse junto a lo que han realizado los premiados.







jueves, 26 de agosto de 2010

LA POESÍA DE ESPRIU EN CASTELLANO

Regreso a la paz de Espriu para traducir y presentar algunos poemas de LES HORES (1952), un libro cercano a CEMENTIRI DE SINERA, con ese gusto tan suyo por la metafísica y la preocupación constante por la muerte como reafirmación del destino humano.







Espera

Entonces diré: “Cimas y nubes
y tierras lejanas y la lenta
herida del río y el incendio
del cielo, muchos crepúsculos
sobre el desierto y viejos árboles
queridos como dioses, aún retornan
hacia los hombres.
Pero yo, que esperaba este día,
he aquí que estoy muerto.”


Tardor

El viento, los bosques
mueren besando la lenta
luz de la tarde.
Ejércitos de noche vienen
por los caminos solitarios.


Arbre

Yo te soñé, majestad invisible,
cernida sobre el viejo nombre de cada cosa.
Arraigado en el dolor de la ceniza,
sólo un hombre, te llevaba, sepulcro,
padre muerto, dentro de mí, en silencio,
y te llamaba con palabras de viento,
de antiguos milenarios, que la ira encienden.
Nunca has respondido a la llamada
y me dejabas en temor de noche, fuego secreto,
alta llama, árbol de Dios en la noche.


A l’alba

Yo no sé qué fría noche
me alejaba
de tu silencio.
Te miré al alba
por última vez.


Oració en la teva mort

Cuando robles nostálgicos
de verdes de mar inician
mensajes crepusculares,
queriéndote fuego,
pido nueva luz,
que estés en altares
donde queman ardientes
silencios de alas,
encendido cristal, más llama,
luz de canción sencilla.


Seqüencia

Ayer tan sólo, y ya sin huellas
de dolor leal que te acompañe
donde estás perdido. Llama
extinguida, ceniza
de una palabra que se muere.
Tu recuerdo,
luz de tardes lejanas.


Camí de mar

A la conquista
de servidumbres principescas,
alma, nave viajera,
caminas al azar, sin luz,
por la lucha de un día.
Y al siguiente,
todo es ya tiniebla.


Vianant

Soporto abismos
y el secreto de la llama que da
una esperanza de luz.
Las luces de la tarde
encienden paciente felicidad
tras las puertas
del palacio solitario.
Como el humo, como la yedra,
como el viento de las altas,
silenciosas llanuras,
velo, abrazo, rondo.
Me llaman para unirme
con rebeldes que acatan
disciplinas de lluvia.
Avanza en sueños
el caminante. Late
como un corazón en el silencio,
el paso del caminante.



Viatge d’hivern

La lluvia llama siempre
sobre la fuerza de Dios,
pero yo sólo reposo con silencio
porque el tiempo ha pasado.
Sonrío al gran mensaje
de aquellas horas. Sólo
ahora sé que la sangre
me ha destruido el mundo.
Por un llano desierto
marino recorro de noche
mi invierno solitario.
Ignoro el lugar
de la isla de la esperanza:
sólo sé que la sangre
que no he derramado
me ha destruido el mundo.


Port de retorn

Perdidos en la lejana
dificultad del agua,
pasan veleros que llevan
la señal de los vientos
sufridos en la búsqueda
del puerto de la edad
donde reinan los viejos dominios,
hostiles fríos de mármol.
No los guía mi voz
por las olas amargas.
¡Que caigan al abismo
de una muerte sin gracia!
En la noche defiendo
la soledad ganada
con la victoria inútil
del oro y de la estatua.


Psyché

Desnuda, derrotada
por el fulgor del alba,
la viajera
llena de crímenes, inútil
vuelo vacilante, falena.


Retorn

El arquero gobierna
el noble vuelo armónico
de la saeta.
Fiel al tiempo, retorno
a mi callado origen.


Els jacints

Sentir sólo, saber de cada cosa
el simple, sencillo nombre,
caricia de abril sobre las nuevas hojas,
mientras la luz de lluvia de la tarde
se aleja de los jacintos lentamente.
Claro instante de la flor,
reflejada, guardada
tras la belleza de unas flores en mis ojos.
Después, ya por el aire,
apenas frágil recuerdo
más allá del verde intenso de hierba
que moja esta lenta lluvia.


Pontos

Al fondo de los ojos tranquilos del mar
he visto el sueño derrotado,
roto, del templo de un dios antiguo.
¡Ay, mármol frío del templo,
mi vida perdida contra el hielo de la palabra!
Sobre la roca desnuda de la muerte
sólo puedo alzar la alta columna
de este sufrimiento, un áspero,
solitario grito sin canción,
sin recuerdo del canto,
mientras negras alas de ventisca
se llevan la luz del día por las cárceles
del cielo y me reflejan,
invitándome a sufrir, más allá
de un profundo camino serenísimo,
los ojos tranquilos.

lunes, 23 de agosto de 2010

GALERÍA PROPIA

Continúo aquí con mi Galería propia. Se trata de cuadros pintados en estos últimos años que por una razón u otra han sido objeto de sucesivos retoques pero que siguen inconclusos, a la espera de circunstancias más idóneas al acto de creación. El primero es un autorretrato del 2001 en el que me represento pintando un motivo de Tossa de Mar.



El segundo es un cuadro que tiene algo de historia, pues se trata de un viejo espejo desechado hace mucho tiempo y cuya superficie se prestaba a recoger en ella un viejo tema, el de Zamora, aunque eso sí, con el paso de los años, dicho motivo cedió parte de él a otro muy diferente relacionado con el mundo de Botticelli y su representación de la belleza.
El cuadro que sigue recoge un rincón de la Vila Vella de Tossa de Mar y el soporte que empleé fue un viejo puzzle. Es de los últimos que he realizado un poco así a vuela pincel, como boceto del que haré el día del Concurso de Pintura Rápida de esta ciudad, que tendrá lugar el último domingo de agosto.


No he dicho toda la verdad en el comentario anterior pues el cuadro siguiente es, también realizado sobre la mitada de un puzzle, otra especie de bosquejo del que posiblemente saldrá el que realice el día del Concurso. Se trata de una vista del promontorio de la Vila Vella y parte de la bahía sobre la que se levanta.

En cambio, el cuadro que viene a continuación es de principios del 2001, pintado sobre otro cuadro de tema mitológico, del que he conservado, añadiendo ciertas veladuras, el fondo del bodegón resultante.




Finalmente, para cerrar la breve Galería de hoy, añado otro autorretrato, esta vez de frente y acompañado de dos de mis mejores amigos: los libros y Bécquer, mi poeta favorito.



domingo, 22 de agosto de 2010

PATADAS AL DICCIONARIO

Un verbo mal empleado


A todos nos puede pasar alguna vez, especialmente a quien a menudo debe hacer declaraciones a la prensa por el cargo que ostenta. En esta ocasión le ha tocado a nuestra Ministra de Defensa. Como todo el mundo sabe, los piratas somalíes siguen siendo el terror de los barcos que faenan en aguas del oceano Índico y, por ello, fragatas españolas velan por que esto deje de ser así. El caso es que una de nuestras fragatas volvía hoy a un puerto español y la señora Ministra agradecía el trabajo de nuestros marineros en aquellas aguas. Ý en un momento de su alocución (Informarivos Telecinco de las 3 de la tarde), sea por la emoción del momento o por cualquiera otra circunstancia, dijo: "...para que los piratas sean ajusticiados..." Evidentemente, nuestra Ministra no quería emplear el verbo ajusticiar para el caso presente pues, según el diccionario de la R.A.E, ajusticiar es ejecutar en el reo la pena de muerte. Verbo excesivo, como se ve ,y de semántica jurídica inexistente en nuestro derecho penal. Debió decir "para que los piratas sean juzgados según las leyes internacionales" o algo similar.

sábado, 21 de agosto de 2010

LECTURAS


Ciertos clásicos. Satiricón


Me ha dado de un tiempo a esta parte por releer la antigua colección de clásicos que adquirí en 1990 y cuyos ejemplares han corrido dispar suerte. ¡Qué mejor que el verano y la jubilación para dedicarse a estas sabrosísimas actividades! El último que releo en estos días en que se despide agosto del calendario con la vuelta a la altas temperaturas es el Satiricón, de Petronio. ¡Cuántos tesoros guarda en sus páginas. Yo siempre he dicho que la picaresca española tiene su origen en ciertos relatos griegos y romanos. Uno de ellos sin duda es el libro que nos ocupa. Encolpio, el narrador en primera persona, es el típico pícaro vividor que pasa su existencia gorroneando y viviendo a costa de los demás, sin ninguna moral y dispuesto a morir por llenar el estómago y saciar sus instintos más básicos. Por otra parte, el famoso y abundante banquete que ofrece el opulento Trimalción es un pretexto para ofrecernos las costumbres de la época en una colonia romana, donde esclavos, liberos y señores, hombres y mujeres se mezclan sin ningún reparo y se engañan mutumente a la vista de todos. Materia hay para que la literatura posterior extraiga de ella lo que más le convenga. ¡Qué cerca está, por ejemplo, en lo que se refiere a las viandas que se ofrecen a los comensales de Trimalción, el famoso pasaje del Quijote relacionado con las bodas de Camacho! Y si buscamos otros ingredientes que entraron a formar parte en futuras literaturas, no nos defraudarán. Dos ejemplos. Primero, el relato de licantropía que narra uno de los comensalesde futuros relatos, según el cual un soldado que acompaña a un esclavo en un viaje, ante la sorpresa de éste, se desnuda a la luz de la luna y deja la ropa en las proximidades de un cementerio; acto seguido se convierte en lobo y siembra la muerte en una granja cercana, aunque antes de desaparecer es herido en el cuello por una lanza; el esclavo regresa a casa y se entera por una mujer del destrozo que ha causado la bestia entre las ovejas. Luego va a la posada donde está alojado el soldado y lo encuentra tumbado en la cama, agonizando por la herida que tiene en el cuello. El otro relato que también se cuenta durante el banquete de Trimalción trata de unas brujas que atacan el cadáver de un muchacho recién fallecido y se lo llevan dejando en su lugar un maniquí relleno de paja. Vamos, que la literatura fantástica, lo mismo que cualquier otra, no de es de ahora, sino de los antiguos, que ya lo probaron todo. Como Encolpio y su amigo Asciltio. Como sin duda el mismo Petronio Arbiter, o Nerón, a cuya época pertenece el autor del Satiricón.

viernes, 20 de agosto de 2010

EL POEMA DEL MES

Haikús para el verano (II)





La bicicleta:
soles que se persiguen
sobre la tierra.

Baila la boya
al ritmo de la música
que dan las olas.

Recoges piedras
como el que busca joyas
entre la arena.

Bajo los párpados
el sol tiende banderas
de vuelos blancos.

Las nubes vuelan
como velas de barcos
libres de cuerdas.

Charcos de lluvia:
ojos de cielo en tierra
con luz oscura.

Beso en el mar:
tus labios frescos saben
a luz y a sal.

Como un ovni,
la Torre de los Moros
flota en el monte.


El abanico,
si se viste de amor,
es más que un rito.

En la rïera,
cauce de arena seco,
el agua sueña.

Vuelos sin alas,
los brillos que el sol siembra
sobre las aguas.

Tu piel morena:
arena que respira
sobre la arena.

El eucalipto
muda su piel de aroma
como un ofidio.

Rubia cerveza:
tu espuma entre los labios
es mar que besa.

Gaviota blanca:
una estrella fugaz
en mi nostalgia.

Fugaz estrella,
que en la noche de agosto
mi infancia elevas.









jueves, 19 de agosto de 2010

CURSOS

CÓMO COMENTAR TEXTOS LITERARIOS (II)

Esta segunda parte incluye nuevos ejemplos de comentarios de textos desarrollados y uno final para que tú, lector, te ejercites solo, si bien te incluyo una guía de comentario, con sus fases correspondientes. Que la aproveches como mejor te convenga.







1. Poema de CÁNTICO,

Jorge Guillén.



"Dije: ¡todo ya pleno!
Un álamo vibró.
Las hojas plateadas
sonaron con amor.
Los verdes eran grises, 5
el amor era sol.
Entonces, mediodía,
un pájaro sumió
su cantar en el viento
con tal adoración 10
que se sintió cantada
bajo el viento la flor
crecida entre las mieses,
más altas. Era yo,
centro en aquel instante 15
de tanto alrededor,
quien lo veía todo
completo para un dios.
Dije: todo completo.
¡Las doce en el reloj!" 20



SITUACIÓN
Dentro del Grupo del 27, la producción de Jorge Guillén es la que representa la tendencia pura de la poesía. La concisión es esencial. Con las menos palabras posibles se expresa el máximo de contenido. Cántico, título que abarca la mayor parte del quehacer poético de Guillén (la otra se denomina Clamor), alude al tono festivo, de júbilo y exaltación que adopta el poeta para cantar al mundo, que "está bien hecho", con palabras suyas. El poema presente se ajusta a esos postulados.



CONTENIDO
El poeta se encuentra en el centro del universo, viéndolo todo, completo y hermoso, como si fuera un dios. Es la hora perfecta: las doce del mediodía. Todos los elementos giran en torno suyo cantando al simple vivir, jubilosos y enamorados. El amor lo domina todo: las hojas del álamo, los verdes, el sol, el pájaro, el viento, la flor...Hay en el texto tres partes: dos simétricas, el principio (primer verso) y el final (los dos últimos), que insisten en la perfección de todo lo que rodea al poeta, y la más amplia, la central (versos 2-18), que enumera los elementos naturales y telúricos inmersos en su cántico de amor.



ANÁLISIS.
La estructura externa del poema está formada por veinte versos heptasílabos que riman asonantemente en los pares (ó aguda) formando un romancillo; así que su esquema estrófico es 7- 7a 7- 7a 7- 7a 7- 7a 7- 7a 7- 7a 7- 7a 7- 7a 7- 7º 7- 7a. El encabalgamiento más amplio se da en los versos 8 al 14; los demás se hallan en los versos 3-4, 15-16, 17-18. Relacionada con la estructura interna del poema está la simetría del principio y el fin que forman una especie de estribillo, con alguna variante: "Dije: ¡todo ya pleno!" (primer verso), "Dije: todo completo." (verso 19). Simetría que se remata en el último verso: "¡Las doce en el reloj!" (hora del mediodía que causa el efecto entusiasta y amoroso retratado por el poeta en el resto de los versos). Respecto de los recursos expresivos de que se vale el poeta para intensificar el canto de todos esos elementos, destacan en primer lugar las personificaciones ("las hojas plateadas sonaron con amor", "el pájaro sumió su cantar en el viento con tal adoración", "se sintió cantada bajo el viento la flor"). Es de notar la metáfora, por su significación, "el amor era sol". Y los nombres del poema, todos referidos a elementos naturales, plantas, pájaros. Y las repeticiones (la más significativa, la de "todo". Y las elipsis ("todo completo" "las doce en el reloj" "todo ya pleno"). Y las exclamaciones (expresión de la emoción de alegría del poeta). Y el empleo del estilo directo para expresar lo que siente y el indirecto para hablar de él como centro de tanta dicha.



CONCLUSIÓN
Modelo de poesía pura, el texto cuenta y canta con las palabras justas la emoción inmensa que siente el poeta al sentirse centro de la belleza, júbilo y amor del universo, en consonancia con los temas de su principal libro Cántico.



2. Poema de LO ETERNO,

Blas de Otero


"Sólo el hombre está solo. Es que se sabe
vivo y mortal. Es que se sabe huir
--ese río del tiempo hacia la muerte--.
Es que quiere quedar. Seguir siendo,
subir, a contra muerte, hasta lo eterno. 5
Le da miedo mirar. Cierra los ojos
para dormir el sueño de los vivos.
Pero la muerte, desde dentro, ve.
Pero la muerte, desde dentro, vela.
Pero la muerte, desde dentro, mata." 10


SITUACIÓN
En la lírica de la posguerra Blas de Otero representa la tendencia desarraigada, opuesta a la conformista; al lado de los temas religiosos y profundamente humanos aparecen los sociales y políticos; de ahí que sirva de referencia a posteriores generaciones de poetas, desde la de Claudio Rodríguez y Ángel González hasta la de los últimos nombres. En cuanto al poema que comentamos, se encuentra al principio de Ángel fieramente humano, libro que con Redoble de conciencia forman el núcleo esencial de la primera época del autor. Después vendrían otros, como Pido la paz y la palabra, En castellano, Que trata de España... Al poeta más que la poesía en sí, le interesa la vida y por eso sus versos, vitales, expresan la vida y al hombre y están escritos para despertar la conciencia humana y hacer creer en el hombre, en la paz y en la patria.



CONTENIDO
El poema recoge lo que de eterno hay en el hombre, pese a que sabe que está solo y que su vida es un paso hacia la muerte. Ese deseo de eternidad es una vacuna contra la muerte; quiere quedarse, seguir siendo el hombre que es y existiendo en medio de la vida. Vemos en esta inquietud existencial de Otero, la misma inquietud vital de otro bilbaíno, del noventayochista Unamuno, su mentor en muchas ocasiones. Le da miedo mirar alrededor porque todo le recuerda que es mortal, tiempo en manos del tiempo. Por eso cierra los ojos para seguir soñando el sueño de los vivos, que es no querer morir nunca. Pero eso sólo es una mentira piadosa que se cuenta a sí mismo. Porque sabe que la muerte tarde o temprano le hará suyo. El hombre está solo, es vivo y mortal: esas son las tres notas que caracterizan la esencia humana.



ANÁLISIS
Son diez versos endecasílabos blancos (el cuarto tiene diez sílabas). El primer verso anuncia la verdad existencial del hombre, su soledad. El juego de esos dos "solo" (epanadiplosis), uno con acento (solamente) y otro sin él (único, solitario) la confirma. La inquietud insistente del hombre solo, vivo y mortal y su deseo de vivir siempre se intensifica con la anáfora o repetición de la expresión "Es que..." en los versos 1, 2 (también paralelismo: "Es que se sabe...") y 4. La clásica metáfora del río hacia la muerte (verso 3) resume su situación vital. Por otro lado, el deseo de permanencia y, por tanto llegar a ser eterno, queda perfectamente reflejado por la perífrasis durativa del verso 4 y las construcciones de infinitivo que la acompañan. Intensificado por el juego de la frase hecha, "a contra corriente", aquí transformada por "a contra muerte". Los versos 6 y 7 insisten en la idea del sueño de los vivos, creerse eternos. Pero los tres versos últimos, ejemplo perfecto de paralelismo, se encargan de recordarle insistentemente que la muerte está dentro de cada uno de nosotros y que gradualmente nos ve, nos vigila y, finalmente, nos mata.



CONCLUSIÓN
El tema de la mortalidad del hombre, asunto que siempre ha inquietado a los grandes poetas de todos los tiempos, Otero lo trata en esta lacónica pero sentenciosa composición poética con la forma y expresión que él mejor domina: el empleo del endecasílabo, repeticiones, contrastes, juegos de palabras y, en especial, la metáfora aprendida en Manrique: "nuestras vidas son los ríos / que van a dar en la mar/, que es el morir", y que él, magistralmente resume en el verso "ese río del tiempo hacia la muerte."




3. Poema de SEPULCRO EN TARQUINIA.
A. Colinas



"Escuchadme, Señor, tengo los miembros tristes.
Con la Revolución Francesa van muriendo
mis escasos amigos. Miradme, he recorrido
los países del mundo, las cárceles del mundo,
los lechos, los jardines, los mares, los conventos, 5
y he visto que no aceptan mi buena voluntad.
Fui abad entre los muros de Roma y era hermoso
ser soldado en las noches ardientes de Corfú.
A veces he sonado un poco el violín
y vos sabéis, Señor, cómo trema Venecia 10
con la música y arden las islas y las cúpulas.
Escuchadme, Señor, de Madrid a Moscú
he viajado en vano, me persiguen los lobos
del Santo Oficio, llevo un huracán de lenguas
detrás de mí, de lenguas venenosas. 15
Y yo sólo deseo salvar mi claridad,
sonreír a la luz de cada nuevo día,
mostrar mi firme horror a todo lo que muere.
Señor, aquí me quedo en vuestra biblioteca,
traduzco a Homero, escribo de mis días de entonces, 20
sueño con los serrallos azules de Estambul."


SITUACIÓN
Antonio Colinas (La Bañeza, León,1946) es un poeta perteneciente a las últimas generaciones de la lírica española. Sepulcro en Tarquinia, libro a que pertenece el poema, posee un lenguaje brillante que busca la belleza clásica y modernista y no desdeña las referencias culturalistas aunque vayan acompañadas de elementos sentimentales e intimistas.



CONTENIDO
Giacomo Casanova se dirige al Conde de Waldstein para aceptar el cargo de bibliotecario que le había ofrecido en Bohemia. De paso le cuenta los avatares de su vida, los viajes que ha tenido que realizar, unos por placer y otros obligado por su proceder y las actividades religiosas, militares que ha llevado a cabo. Ahora sólo desea la tranquilidad, que espera encontrar en la biblioteca traduciendo a Homero, escribiendo sus memorias o soñando con placeres pasados.



ANÁLISIS
La estructura externa está formada por 21 versos alejandrinos libres, sin rima (algunos, como el 9 hay que leerlo así: "a veces el sonado / un poco el vïolín (con cesura entre "sonado" y "un" y diéresis en vï-o-lin; o como el 14, cesura entre "llevo" y "huracán").El yo del poeta se dirige a un tú mayestático presente en el texto por el vocativo "Señor" (hasta cuatro veces), las formas verbales en imperativo (segunda persona del plural, como conviene el trato: escuchadme, miradme permitidme...) y otras formas pronominales, verbales y determinantes ( vos, sabéis, vuestra biblioteca...). El resto habla de sí mismo en primera persona, unas veces en presente actual (tengo, llevo, deseo, me quedo, traduzco, escribo, sueño..), otras, en pretérito perfecto compuesto de acciones pasadas en un tiempo reciente (he recorrido, he visto, he sonado, he viajado...)y alguna en pretérito perfecto simple de acciones acabadas en el tiempo (fui), y todas para narrar la vida que ha llevado hasta el momento presente en que se halla en la biblioteca del receptor de las palabras. Además de ser, pues, un poema básicamente narrativo, posee recursos estilísticos de gran belleza, junto con referencias culturalistas, tan propias de este tipo de poesía tan cercano a la de los Novísimos: Revolución Francesa, Venecia, Madrid, Moscú, el Santo Oficio, Homero, serrallos de Estambul... Entre los recursos expresivos más importantes destacan los siguientes: asíndetos, polisíndetos, personificaciones (cómo trema Venecia), metáforas (salvar mi claridad)...



CONCLUSIÓN
Se trata, pues de un poema de brillante lenguaje (con múltiples referencias culturalistas y versos alejandrinos, propios de la poesía última, en la que destaca no tanto la intimidad del poeta como las impresiones lujosas y exóticas recibidas de sus múltiples viajes y lecturas.



AHORA TE TOCA A TI COMENTAR UN TEXTO.
Ya has visto cómo se hace. De todos modos, quiero guiarte mientras lo vas realizando. Antes debes leer con atención y detenimiento el poema:



ADOLESCENCIA


“En el balcón, un instante
nos quedamos los dos solos.
Desde la dulce mañana
de aquel día éramos novios.
--El paisaje soñoliento 5
dormía sus vagos tonos,
bajo el cielo gris y rosa
del crepúsculo de otoño--.
Le dije que iba a besarla;
bajó, serena los ojos 10
y me ofreció sus mejillas,
como quien pierde un tesoro.
--Caían las hojas muertas,
en el jardín silencioso,
y en el aire erraba aún 15
un perfume de heliotropos--.
No se atrevía a mirarme;
le dije que éramos novios,
...y las lágrimas rodaron
de sus ojos melancólicos." 20
Juan Ramón Jiménez



SITUACIÓN
a)Sitúa este poema en la trayectoria de la obra de Juan ramón Jiménez y la obra de éste en su movimiento correspondiente. razona tu respuesta.



CONTENIDO
b) Resume el contenido del poema.
c)¿Qué elementos naturales son objeto de la atención del yo poético? ¿Por qué crees que el poeta los utiliza?
d) Confecciona un campo semántico relacionado con la estación del año que figura en el poema.



ANÁLISIS
e) ¿Qué clases de versos emplea Juan Ramón Jiménez en este poema? ¿Qué estrofa forma? Escribe su esquema métrico.
f) Diferencia las dos partes del poema; la descriptiva y externa a los personajes; y la referida al diálogo y la escena que mantienen ellos. ¿Cómo los separa el poeta?
g) Comenta el hipérbato y el encabalgamiento presentes en los primeros cuatro versos.
h) Localiza la personificación de los versos 5 a 9 y explícala.
i) En el poema se emplea el estilo indirecto en dos ocasiones. Explica ambas y transfórmalas en estilo directo.
j) Explica la comparación que existe en los versos 9 a 12.
k) Comenta los elementos sensoriales presentes en el poema. ¿De qué movimiento literario son propios? Razona la respuesta.



CONCLUSIÓN
l) ¿Qué opinión te merece la forma elegida por el poeta para expresar el contenido de los versos?
m) Redacta un comentario que englobe los aspectos analizados.

miércoles, 18 de agosto de 2010

TEATRO ADAPTADO

Los tres deseos (II)

Se incluyen aquí los cuadros restantes de Los tres deseos, obra adaptada del relato de W. W. Jacobs La pata de mono.




SEGUNDO CUADRO

Primeras horas del día siguiente. El mismo escenario. Los tres habitantes de la casa. Y un AGENTE de la Compañía ferroviaria.

SRA. BLANCO. (Reparando en la pata de mono, que continúa sobre la mesa de la cocina, junto a la chimenea.) Creo que todos los militares retirados son iguales. ¡Qué idea la de hacernos escuchar una barbaridad semejante! ¿Cómo podrían concederse deseos en los días que corren y con una cosa tan fea?
SR. BLANCO. Tienes razón. Más vale que lo olvidemos.
SRA. BLANCO. Aunque, pensándolo bien, ¿qué mal podrían causarnos 6000 euros?
ALBERTO. (Cínicamente.) Podrían caer del cielo sobre tu cabeza, padre.
SR. BLANCO. Ahora recuerdo una cosa que dijo el sargento. Dijo que todas las cosas ocurren con tanta naturalidad, que podrías, si quisieras, atribuirlas a una coincidencia.
ALBERTO. (Recogiendo las llaves del coche para irse a trabajar a la estación de ferrocarril.) Sobre todo, padre, no se lance sobre el dinero antes de que yo vuelva. No quiero que se convierta usted en un hombre avaro y no le reconozcamos madre y yo. (Ríe. Luego da un beso a su madre en la frente y sale.)
(Pausa.)
SR. BLANCO. (Coge la pata de mono y se la lleva al armario.) Esta cosa se movió en mi mano (Se sirve un vaso de agua.)
SRA. BLANCO. Te imaginaste que se movía, que no es lo mismo.
SR. BLANCO. Juro que se movió en el momento de pedir el deseo. (Bebe del vaso. Repara por la ventana que hay alguien delante de la casa.) ¿Quién es ese hombre?
SRA. BLANCO. (Se acerca para mirar.) Viene muy bien vestido. (Suena el timbre de la puerta. Se desata el mandil y lo cuelga de un gancho.) Voy a abrirle. (Sale.)
(Pausa. La SRA. BLANCO entra seguida del caballero que acaba de llegar.)
SRA. BLANCO. (Señalando al SR. BLANCO.) Le presento a mi marido.
AGENTE. (Estrechando la mano del SR. BLANCO.) Encantado. (Titubea nervioso.) Me… me pidieron que viniera. Vengo de la Compañía Ferroviaria.
SRA. BLANCO. (Nerviosa.) ¿Pasa algo? ¿Le ha ocurrido algo a Alberto? ¿Qué ha pasado? ¿Qué ha pasado?
SR. BLANCO. (Poniendo calma.) Calma, calma, madre. Siéntate y no saques conclusiones. (Al AGENTE.) Estoy seguro de que usted no trae malas noticias, ¿verdad, señor?
AGENTE. (Cabizbajo.) Lo siento mucho, señores.
SRA. BLANCO. (Sin poder calmarse en la silla.) ¿Está herido?
AGENTE. (Asintiendo.) Muy herido. Pero no está sufriendo.
SRA. BLANCO. (Aliviada momentáneamente.) ¡Gracias a Dios! (Junta las manos.) Gracias, Dios mío. (Muda el semblante al ver que el AGENTE respira hondo. Se coge a su marido.) ¿No habrá…?
AGENTE. (Con voz grave.) Quedó atrapado en las máquinas.
SR. BLANCO. (Repite anonadado.) Quedó atrapado en las máquinas, sí. (Se deja caer en la otra silla, junto a su mujer, y le pone la otra mano sobre la suya, con desesperación.)
AGENTE. (Tose.) La Compañía me ha encomendado que les exprese sus condolencias por esta gran pérdida que acaban de sufrir. Les ruego que comprendan que sólo soy un empleado de la Compañía y que sólo obdezco órdenes. (Ninguno de los dos responde. Ambos muestran gestos de dolor y desesperación y sus miradas están perdidas, fijas en la ventana.) Quería decirles que la Compañía no asumen ninguna responsabilidad en la muerte de su hijo, que ha sido un accidente fortuito.No obstante, en consideración a los servicios prestados por su hijo, desean proporcionarle una cantidad de dinero como compensación.
SR. BLANCO. (Suelta la mano de su esposa y en sus ojos aparece una expresión de horror.) ¿Cuánto?
AGENTE. Seis mil euros.
(La SRA. BLANCO grita y el SR. BLANCO cae al suelo sin sentido.



TERCER CUADRO

Una semana después. De noche. En el dormitorio de los señores de la casa.

SR. BLANCO. (Se despierta de repente. Nota que su esposa no está en el lecho. Se oye un llanto. Mira hacia la ventana. Repara en su mujer. Se incorpora y da la luz.) Vuelve a la cama, mujer. Te vas a resfriar.
SRA. BLANCO. Mi hijo tiene frío. (Llora de nuevo.)
SR. BLANCO. Ven a la cama.
SRA. BLANCO. (Camina hacia el lecho. De repente se lleva las manos a la cabeza y da un grito.) ¡La pata! ¡La pata de mono!
SR. BLANCO. (Se tira de la cama y acude a su encuentro.) ¿Dónde? ¿Dónde está? ¿Qué pasa? (Abraza a su esposa con ternura y miedo.)
SRA. BLANCO. (En voz baja, misteriosa.) La quiero. No la habrás destruido, ¿verdad?
SR. BLANCO. (Extrañado.) No, claro que no. Está en el armario, junto al tablero del ajedrez. ¿Por qué?
SRA. BLANCO. (Lo besa. Ríe y llora a la vez.) La había olvidado. (Con gestos de locura.) ¿Por qué no lo he pensado antes? ¿Por qué no lo has pensado tú?
SR. BLANCO. (Asustado.) ¿El qué?
SRA. BLANCO. ¿Por qué no hemos pensado en los otros dos deseos? Sólo hemos pedido uno.
SR. BLANCO. (Acariciéndola.) ¿Y no ha sido suficiente?
SRA. BLANCO. (Se separa de su marido bruscamente. Grita.) ¡No! Pediremos uno más. (Vuelve a bajar la voz con tono de locura.) Sólo uno más. Baja a por ella y tráela aquí. Y pídele que Alberto vuelva a la vida.
SR. BLANCO. (Desolado, vuelve a la cama y se sienta sobre ella con los brazos caídos.) ¡Dios mío! Esto nos va a volver locos.
SRA. BLANCO. (Se acerca a su marido con los brazos extendidos.) Ve por ella. (Grita.) ¡Mi hijo! ¡Mi hijo!
SR. BLANCO. (Intenta calmarla.) Vuelve a acostarte. No sabes lo que dices.
SRA. BLANCO. (Rehúsa el gesto de calma de su marido.) Nuestro primer deseo se cumplió. ¿Por qué no va a cumplirse el segundo?
SR. BLANCO. Fue una coincidencia.
SRA. BLANCO. (Lo coge por los hombros y lo zarandea.) ¡Ve por ella de una vez!
SR. BLANCO. (Se abraza a ella con ternura. Luego la mira fijamente a los ojos.) Hace una semana que está muerto. Y además… (Duda.) no quiero decir más. Sólo pude reconocerlo por la ropa. Si ya era demasiado horrible para que lo vieras entonces, ahora…
SRA. BLANCO. (Le empuja hacia la puerta.) ¡Tráemelo! ¿Crees que tengo miedo al niño que crié?
(El hombre sale del dormitorio. La SRA. BLANCO se queda riendo y llorando a la vez a la escucha de los pasos de su marido bajando por la escalera. Luego oye el ruido de la puerta del armario de la cocina al abrirse y al cerrase de nuevo. Después los pasos del hombre acercándose por la escalera. Finalmente, aparece con la pata de mono en la mano.)
SR. BLANCO. (Temblando de miedo.) Aquí está.
SRA. BLANCO. (Con violencia.) Pídelo.
SR. BLANCO. Es absurdo y cruel.
SRA. BLANCO. (Gritando.) ¡Pidelo!
SR. BLANCO. (Levanta la pata de mono. Con tono trémulo y en voz alta.) Deseo que mi hijo viva de nuevo.
(El amuleto cae al suelo. El SR. BLANCO lo mira con terror. Luego, temblando, se deja caer sobre la cama. La SRA. BLANCO se acerca a la ventana y la abre. Se queda mirando fijamente al exterior.)
(Pausa. El SR. BLANCO hace un gesto de alivio y se acuesta. La SRA. BLANCO, decepcionada, abandona la ventana y se reúne con su marido en el lecho. Pausa.)
SR. BLANCO. (Apaga la luz.) Te lo dije, mujer. Todo puede haber sido una coincidencia.
(Se oye un crujido en la escalera.)
SRA. BLANCO (Sobresaltada.) ¿Qué ha sido eso?
SR. BLANCO. No te preocupes. Habrá sido un ratón.
(Pausa. Silencio. De pronto un ruido muy fuerte retumba en la casa.)
SRA. BLANCO. (Incorporada en la cama.) ¿Y eso?
SR. BLANCO. ((Incorporándose también.) Posiblemente un trueno. Ya sabes que estas noches suelen ser de fuertes tormentas.
SRA. BLANCO. Nada de truenos. Ese es Alberto. (Gritando.) ¡Alberto! (Se tira de la cama y va hacia la puerta del dormitorio.)
SR. BLANCO. (Hace lo mismo, pero para coger de un brazo a su mujer e impedirle que salga.) ¿Qué vas a haccr?
SRA. BLANCO. (Forcejea con su marido para liberarse. ) ¡Es mi hijo! ¡Es Alberto! (Solloza.) Olvidé que estaba a tres kilómetros de aquí. (Sigue forcejeando.) ¿Por qué me detienes?
SR. BLANCO. (Suplicando.) Tengo que hacerlo, querida.
SRA. BLANCO. Déjame ir. Tengo que abrirle la puerta.
SR. BLANCO. (Lleno de terror.) Por el amor de Dios. No debemos dejarle entrar. Cualquiera sabe qué puede ocurrirnos.
SRA. BLANCO. ¿Vas a temer a tu propio hijo? (Forcejea de nuevo.) Déjame ir. (Gritando hacia el hueco de la puerta.) ¡Ya voy, hijo! ¡Voy a abrazarte, Alberto!
(Sonaron otros golpes más fuertes que el anterior. La SRA. BLANCO logra zafarse de su marido y desaparece. El hombre se queda paralizado de terror. Se oyen los pasos de la anciana en la cocina. Luego el ruido de la cadena y el pasador de la puerta.
VOZ EN OFF de la SRA. BLANCO. ¡El cerrojo de arriba! Ven pronto. No lo alcanzo.
SR. BLANCO. (A gatas por el dormitorio en busca de la pata de mono.) Si lograra encontrar la pata antes de que entre en casa eso que golpea la puerta… (Nuevos golpes que cada vez suenan más espantosos y frenéticos.) ¿Dónde estás, pata de los demonios? (Se oye el arrastrar de una silla.) Es mi mujer. Si logra arrimarla a la puerta y decorrer el cerrojo, estamos todos perdidos. (Jadea en la búsqueda.) ¡Aquí estás! (Suena el cerrojo al abrirse.) ¡Te pido que se marche eso para siempre! (Los golpes cesan del todo. Sólo suena la silla al retirarse de la puerta y abrirse ésta. Y enseguida, el grito de dolor y desesperación de su esposa.)
VOZ EN OFF de la SRA. BLANCO. ¡Adiós para siempre, hijo!
SR. BLANCO. (Se acerca a la ventana y mira a la noche.) Descansa en paz, Alberto. ¡Gracias, Dios mío!
(Se oye cerrar la puerta de la calle. Luego suenan lentos los pasos de la anciana subiendo por la escalera. El SR. BLANCO acude a su encuentro. La SRA BLANCO entra con el rostro sereno y un gesto de resignación.)
SR BLANCO. (La abraza.) Todo está bien. Ahora podemos descansar.


FIN.

sábado, 14 de agosto de 2010

CURSOS




CÓMO COMENTAR TEXTOS LITERARIOS (I)

1.


Comentar un texto literario es, a grandes rasgos, indicar por escrito qué dice y cómo lo dice y señalar la relación que guardan entre sí ambos aspectos, que corresponden al plano del contenido y al de la expresión, respectivamente.
El primer paso que hay que dar para comentar un texto literario acertadamente, obviamente hay que leerlo con atención para entenderlo en su totalidad y en cada una de sus partes.
A continuación, tanto si el texto que se acaba de leer está en verso como si está en prosa, hay que intentar situarlo (o contextualizarlo, como se dice ahora) junto con su autor, en la época en que se escribió, señalando de qué modo respetan uno y otro las características generales de esa etapa o movimiento literario, en cuyo seno nacieron.
Veamos un ejemplo. Sea la fábula de Samaniego siguiente:





"Bebiendo un perro en el Nilo
al mismo tiempo corría.
--Bebe quieto --le decía
un taimado cocodrilo.
Díjole el perro prudente: 5
--Dañoso es beber y andar,
¿pero es sano el aguardar
a que me claves el diente?
¡Oh, qué docto perro viejo!
Yo venero tu sentir 10
en esto de no seguir
del enemigo el consejo."



Tras leer y comprender el contenido de la fábula, pasamos a la

SITUACIÓN

Samaniego es un autor típico del Neoclasicismo español y sus fábulas se hallan dentro de uno de los postulados típicos del movimiento: ilustrar, educar en la estética y en la moral al hombre del siglo XVIII, en el que reinan la razón y las normas de buen comportamiento.

Una vez hemos situado el texto y su autor en el tiempo y escuela a que pertenecen, debemos indicar de qué trata el texto en cuestión, es decir, dar cuenta de su contenido semántico y señalar las partes en que se estructura, haciendo referencia a los versos o líneas que abarcan dichas partes. Algo así:



CONTENIDO

La fábula presente pretende enseñar a no seguir los consejos del enemigo, porque siempre encierran un peligro En este caso, un perro experimentado prefiere beber corriendo antes que caer entre las fauces del taimado cocodrilo, que le aconseja beber quieto.
Podemos dividir el contenido en varias partes: 1, el perro bebe corriendo en las aguas del Nilo (versos 1 y 2); 2, diálogo entre el cocodrilo y el perro: el primero le aconseja que beba tranquilo y el segundo le contesta que prefiere beber como lo hace a acabar entre los dientes de su enemigo (versos 3 a 8); y 3, moraleja: el autor alaba el hecho de no seguir el consejo del enemigo.


Luego se pasará al análisis o comentario propiamente dicho, en el cual se indicará, en el caso de que el texto esté en verso, de qué clase son los versos y estrofas que lo componen, para enseguida hablar del lenguaje empleado y sus niveles principales: vocabulario, morfología, sintaxis, etcétera, así como las figuras expresivas utilizadas en el texto. Explicando siempre de qué modo la expresión empleada enriquece y apoya el contenido del texto. Veamos cómo se haría en el ejemplo escogido.

ANÁLISIS

La fábula está compuesta de 12 versos octosílabos distribuidos en tres redondillas con rima diferente en cada una; así que su esquema métrico es 8a 8b 8b 8a; 8c 8d 8d 8c; 8e 8f 8f 8e.
El lenguaje empleado es claro y sencillo, como exige este tipo de poesía que lo que busca es favorecer su comprensión. Los encabalgamientos entre los versos son suaves y apenas aparecen recursos expresivos complicados en la composición. A no ser los múltiples pero sencillos hipérbatos, exigidos en muchos casos por la rima consonante de la fábula, y en cambio, la moraleja, parte esencial de la composición, respeta al máximo el orden lógico de la frase, salvo el último verso, también por exigencias de la rima (Sujeto, verbo, complemento directo, complemento circunstancial). Conviene señalar, sin embargo, los epítetos taimado (cocodrilo) y prudente (perro), aplicados a los dos personajes de la historia (al protagonista de ella, el autor le añade más adelante otros dos: docto y viejo). También la interrogación retórica de los versos 7 y 8 y la exclamación del verso 9, con la que expresa el poeta su sentimiento de admiración por el protagonista de la fábula. Por otra parte, también están presentes en la fábula la narración (versos 1 y 2), el diálogo (versos 3 a 8) y la digresión filosófica o moral en primera persona dirigida a un tú (versos 9 a 12).


Finalmente, se hará un balance o conclusión valorativa del texto a que el lector ha llegado tras su lectura. Así:

CONCLUSIÓN

En resumen, la intención didáctica con que el texto fue escrito se cumple perfectamente con la forma empleada para llevarla a cabo, una fábula, en la que se cuenta con amenidad una especie de breve apólogo seguido de una moraleja, y en verso para que sea fácilmente recordada.






2.


Vamos a hacer lo mismo con un texto literario en prosa. Se trata de un fragmento de la novela El sombrero de tres picos, de Pedro Antonio de Alarcón. Te presento el comentario de textos completo.


"Lucas era en aquel entonces, y seguía siendo en la fecha a que nos referimos, de pequeña estatura (a lo menos en relación con su mujer), un poco cargado de espaldas, muy moreno, barbilampiño, narigón, orejudo y picado de viruelas. En cambio, su boca era regular y su dentadura inmejorable. Dijérase que sólo la corteza de aquel hombre era tosca y fea; que tan pronto como empezaba a penetrarse dentro de él aparecían sus perfecciones, y que estas perfecciones principiaban en los dientes. Luego venía la voz, vibrante, elástica, atractiva; varonil y grave algunas veces, dulce y melosa cuando pedía algo, y siempre difícil de resistir. Llegaba después lo que aquella voz decía: todo oportuno,, discreto, ingenioso, persuasivo... Y, por último, en el alma del tío Lucas había valor, lealtad, honradez, sentido común, deseo de saber y conocimientos instintivos o empíricos de muchas cosas, profundo desdén a los necios, cualquiera que fuese su categoría social, y cierto espíritu de ironía, de burla y de sarcasmo, que le hacían pasar, a los ojos del académico, por un don Francisco de Quevedo en bruto."


SITUACIÓN

Pedro Antonio de Alarcón es uno de los primeros novelistas del Realismo español, junto con Cecilia Bölh de Faber, que firmó con el seudónimo de "Fernán Caballero". Alarcón sabe despegarse del subjetivismo propio del Romanticismo para hablar de vidas ajenas a él y pintarlas con objetividad, aunque sin olvidarse de rodearlas de sentimientos y notas pintorescas y singulares. Dentro de su producción novelística (El escándalo, El niño de la bola, El Capitán Veneno, La pródiga...), El sombrero de tres picos, obra a la que pertenece el texto, destaca por su naturalidad, amenidad y belleza, y su acción está basada en romances y canciones tradicionales españoles (la venganza del molinero en el Corregidor de su pueblo por intentar seducir a su esposa). El fragmento corresponde a las primeras páginas de la narración donde se caracteriza a los tres principales personajes de la historia: el Corregidor, el molinero Lucas y su esposa Frasquita.


CONTENIDO

Se trata del retrato del molinero Lucas; en la primera parte (desde "Lucas era..." hasta "su dentadura inmejorable") se describen sus rasgos físicos, todos negativos (pequeña estatura, cargado de espaldas, muy moreno, barbilampiños, narigón, orejudo y picado de viruelas), excepto la boca, que es perfecta. Entre la primera parte y la segunda el narrador incluye una frase de transición entre la prosopografía y la etopeya del protagonista, que es un acierto inmejorable (desde "Dijérase..." hasta "estas perfecciones principaban en los dientes"), acierto que consiste en entrar en el interior del personaje partiendo de un rasgo externo, la boca. La segunda parte (desde "Luego venía..." hasta el final) describe los rasgos morales del personaje, todos de signo positivo (la voz seguida de una serie de cualidades, de las que se deducen las de Lucas: oportunidad, discreción, ingenio...; el alma valerosa, leal, honrada...) Finalmente, se añaden otros caracteres y comportamientos del molinero, como sentido común, ansia de saber, empleo de la ironía...


ANÁLISIS

Con un lenguaje claro y eficaz Alarcón en este fragmento retrata de modo muy original al tío Lucas (ya lo hemos apuntado antes). Ahora destacaremos la abundante adjetivación aplicada tanto a los elementos físicos como a los morales. Se trata de una adjetivación especificativa e identificadora: pequeña (estatura), regular (boca), inmejorable (dentadura), vibrante, elástica, atractiva, varonil, grave, dulce, melosa (voz). Otras veces los adjetivos hacen referencia a virtudes del personaje: oportuno, discreto, ingenioso, persuasivo... En cambio, otras virtudes son mencionadas por medio de nombres abstractos: valor, lealtad, honradez, sentido común, desdén... Insistimos en las frases que sirven de puente natural entre la descripción física y psicológica del tío Lucas. Además citamos la metáfora incluida en la mencionada transición: "Sólo la corteza de aquel hombre era tosca y fea" o la comparación que se le hace al protagonista con Quevedo por su ironía, burla y sarcasmo. Finalmente, señalamos las constantes enumeraciones y asíndetos del fragmento y, sobre todo, el empleo de los adverbios de tiempo necesarios para ordenar los elementos del retrato: luego, después, por último.

CONCLUSIÓN

En resumen, estamos ante un texto meramente realista en el que con un lenguaje eficaz y claro, se retrata al personaje central de la novela, valiéndose, entre otros recursos expresivos, de abundante adjetivación y nombres abstractos, metáforas, comparaciones y asíndetos.









3.


A continuación y para que sigas adquiriendo las técnicas y recursos correspondientes para realizar tus propios comentarios de textos, te ofrezco unos cuantos ejemplos desarrollados que siguen el método expuesto anteriormente y que pertenecen a diversos movimientos literarios.





RIMA II,
Gustavo Adolfo Bécquer


"Saeta que voladora
cruza arrojada al azar,
y que no se sabe dónde
temblando se clavará;
hoja que del árbol seca 5
arrebata el vendaval,
sin que nadie acierte el surco
donde al polvo volverá;
gigante ola que el viento
riza y empuja en el mar, 10
y rueda y pasa, y se ignora
qué playa buscando va.
Luz que en cercos temblorosos
brilla próxima a expirar
y que no se sabe de ellos 15
cuál el último será.
Eso soy yo que al acaso
cruzo el mundo sin pensar
de dónde vengo ni adónde
mis pasos me llevarán." 20


SITUACIÓN

Bécquer es un romántico rezagado (1836-1870) que como Rosalía de Castro sigue fielmente los postulados del Romanticismo aunque con tono más contenido y expresión envuelta de un misterio y un simbolismo de que adolecían sus antecesores, como Espronceda o Zorrilla. En sus Rimas, que, dentro de su producción literaria (Leyendas, Cartas Literarias a una mujer, Cartas desde mi celda, etc.), ocupan un lugar destacadísimo, expresa sentimientos universales como el amor desde todas sus facetas, el dolor, la soledad, la desolación que deja la muerte o el azar del destino del hombre, como en la Rima presente; pero también trata de otros temas que hasta ese momento no se habían tocado, como el del acto creador y la poesía misma.


CONTENIDO

El poeta compara su destino respectivamente a una saeta, una hoja de árbol, una ola, una luz en el sentido de que todos ellos están sujetos al azar; el poeta añade las dos preguntas típicas del destino humano: ¿de dónde venimos? y ¿adónde vamos? El contenido puede dividirse en cinco partes: las cuatro primeras se refieren al destino de los cuatro objetos con los que se compara el poeta: la saeta, la hoja, la ola y la luz; todos ellos están sujetos al azar, la incertidumbre y la ignorancia sobre su fin (versos 1 a 16); y la quinta al destino del propio poeta, también sujeto al azar y a las eternas preguntas sobre su origen y fin.


ANÁLISIS

La Rima está formada por veinte versos octosílabos que componen un romance (rima asonante en á en los pares; así que su esquema estrófico es 8- 8a 8- 8a 8- 8a 8- 8a... Abundan los encabalgamientos (el más largo abarca los cuatro últimos versos de la Rima). La misma construcción (antecedente, pronombre relativo, proposición adjetiva) se repite en las cinco partes (saeta que...; hoja que...; gigante ola que...; luz que...; eso soy yo que...), si bien en la última aparece la oración "eso soy yo", como reuniendo en la persona del poeta los destinos de los cuatro objetos o elementos anteriores. El empleo del futuro (se clavará, volverá, será, llevarán) está justificado por la incertidumbre del final de cada uno de los elementos comparados. También hay que añadir los hipérbatos (hoja que del árbol seca arrebata el vendaval; qué playa buscando va; y que no se sabe de ellos cuál el último será...), algunos de ellos exigencia de la rima. El polísindeton del verso 10 (y rueda y pasa, y se ignora) expresa demora, duda, incertidumbre, tal y como exige el contenido.


CONCLUSIÓN

Se trata, en resumen, de un tema propio del Romanticismo, el del desconocimiento del destino humano, comparado aquí con cuatro elementos que dependen de otras fuerzas ajenas a ellos (la inercia de la saeta, el vendaval, el mar, el temblor de la luz); en el caso del poeta son las múltiples circunstancias, altibajos y adversidades que la misma vida, en su dolorosa contingencia, ofrece. El lenguaje y los versos y la comparación están perfectamente elegidos para lograr la intención del poeta.











POEMA.
Antonio Machado

"¿Por qué, decidme, hacia los altos llanos
huye mi corazón de esta ribera,
y en tierra labradora y marinera
suspiro por los yermos castellanos?

Nadie elige su amor. Llevóme un día 5
mi destino a los grises calvijares
donde ahuyenta al caer la nieve fría
las sombras de los muertos encinares.

De aquel trozo de España, alto y roquero,
hoy traigo a ti, Guadalquivir florido, 10
una mata del áspero romero.

Mi corazón está donde ha nacido,
no a la vida, al amor, cerca del Duero...
¡El muro blanco y el ciprés erguido!"


SITUACIÓN

Antonio Machado es el poeta por excelencia de la Generación del 98 aunque empezó siguiendo los dictados del Modernismo en Soledades. Pero es en Campos de Castilla donde incorpora los tres grandes temas de aquélla: la preocupación histórica, el paisaje y el amor. En el poema que nos ocupa aparecen dos de ellos: el paisaje (aquí referido a los dos que el poeta frecuentó: el de su tierra natal, Andalucía, y el de Soria, donde se enamoró y fue feliz hasta la muerte de su esposa Leonor). Pertenece al apartado de Sonetos que tituló el poeta Los sueños dialogados (concretamente es el II).

CONTENIDO

El poeta se pregunta por qué, estando en su tierra natal, sigue añorando la meseta castellana. Y se contesta que el destino humano, siempre misterioso, un día lo llevó hasta allí para enamorarse y sentir el amor como nunca lo había sentido. Por eso, a su Guadalquivir florido le trae de aquellas tierras sorianas una mata de romero, y acaba confesando que su corazón sigue allí, junto al Duero, donde conoció a su mujer Leonor y donde hoy yace en su cementerio. El contenido puede distribuirse en tantas partes como estrofas tiene el poema: 1ª, el poeta añora en su tierra natal los yermos castellanos; 2ª, el destino le llevó un día a enamorarse allí; 3ª, el poeta trae al Guadalquivir florido una mata de romero soriano; 4ª, su corazón se encuentra donde conoció el amor y lo perdió.


ANÁLISIS

El poema, compuesto de 14 versos endecasílabos, es un soneto poco común, pues en vez de dos cuartetos tiene uno solo (la segunda estrofa de cuatro versos es en realidad un serventesio); así que su esquema métrico es 11A 11B 11B 11A; 11C 11D 11C 11D; 11E 11F 11E; 11F 11E 11F. Los encabalgamientos no abundan tanto como en otros poemas de Machado, excepción hecha en las dos primeras estrofas, en especial, el serventesio, que forma todo él un encabalgamiento. Veamos ahora los recursos expresivos más destacables. La primera estrofa forma una interrogación retórica (en realidad, afirma que su corazón huye de su tierra natal, labradora y marinera, a la desnuda meseta castellana). Notemos de paso el verbo que emplea, "huye", que intensifica su nostalgia y que constituye una personificación ("huye mi corazón"). La segunda estrofa comienza con la oración "Nadie elige su amor", (amor aquí es metáfora de destino, que aparece a continuación). Adviértanse las perífrasis que emplea el poeta para aludir a los dos paisajes queridos a lo largo del soneto (Andalucía: esta ribera, tierra labradora y marinera; Soria: altos llanos, yermos castellanos, grises calvijares, nieve fría, encinares, aquel trozo de España alto y roquero, áspero romero...); sólo en los tercetos nos encontramos con los nombres de los dos ríos representativos de ambos paisajes: el Guadalquivir y el Duero. Notemos también el léxico propio de Machado: altos llanos, mi corazón, tierra labradora, grises calvijares, nieve fría, sombras, muertos encinares, romero (nombres y adjetivos de signo negativo los que se refieren al paisaje castellano ( añadamos aquí el sintagma "áspero romero"). Por último, señalemos la aseveración del segundo terceto :"Mi corazón está donde ha nacido, no a la vida, al amor, cerca del Duero" (de ahí que haya huido de su tierra natal, como nos decía en el primer cuarteto), afirmación resuelta en ese prodigio de asíndeton de los versos 12 y 13. Finalmente, los puntos suspensivos del verso 13 preparan la emoción y el sentimiento expresados en el último verso, "¡El muro blanco y el ciprés erguido!", sentida metáfora que alude al cementerio donde yace su joven esposa Leonor.


CONCLUSIÓN

Se trata, en resumen, de un soneto donde expresa Machado su amor por las tierras sorianas donde, ya mayor, nació al amor y a la vida al conocer a la mujer que sería su esposa en una tierra y un paisaje, el de la meseta regada por el Duero, que siempre estaría presente en su poesía, pese a que allí también sufriera la terrible desaparición de su mujer. El amor y el paisaje, dos temas del 98, aparecen, pues en el poema que acabamos de analizar.







Fragmento de LA DAMA DEL ALBA,
Alejandro Casona


"PEREGRINA.- (Con profunda emoción de queja.) Entonces, ¿por qué me condenas sin conocerme bien? ¿Por qué no haces un pequeño esfuerzo para comprenderme? (Soñadora.) También yo quisiera adornarme de rosas como las campesinas, vivir entre niños felices y tener un hombre hermoso a quien amar. Pero cuando voy a cortar las rosas todo el jardín se me hiela. Cuando los niños juegan conmigo tengo que volver la cabeza por miedo a que se me queden fríos al tocarlos. Y en cuanto a los hombres, ¿de qué me sirve que los más hermosos me busquen a caballo, si al besarlos siento que sus brazos inútiles me resbalan sin fuerza en la cintura? (Desesperada.) ¿Comprendes ahora lo amargo de mi destino? Presenciar todos los dolores sin poder llorar... Tener todos los sentimientos de una mujer sin poder usar ninguno... ¡Y estar condenada a matar siempre, siempre, sin poder nunca morir!
(Cae abrumada en el sillón, con la frente entre las manos. El ABUELO la mira conmovido. Se acerca y le pone cordialmente una mano sobre el hombro.)
ABUELO.- ¡Pobre mujer!
PEREGRINA.- Gracias, abuelo. Te había pedido un poco de comprensión y me has llamado mujer, que es la palabra más hermosa en labios de hombre. (Toma el bordón que ha dejado apoyado en la chimenea.) En tu casa ya no tengo nada que hacer esta noche; pero me esperan en otros sitios. Adiós."


SITUACIÓN

Casona es, dejando aparte a Lorca, el verdadero dramaturgo de la Generación del 27, en cuyas obras se mezcla la realidad y el misterio. Dentro de la producción teatral de este maestro de escuela (La sirena varada, Los árboles mueren de pie, La barca sin pescador...) destaca por su belleza y poesía La dama del alba, cuya acción transcurre en una casa de labor asturiana, en la que reina el dolor desde que cuatro años atrás Angélica, la primogénita de la familia, según cree la gente, muriera ahogada en el río. El texto corresponde al momento en que la Peregrina (la Muerte) habla con el abuelo de la casa, tras haber jugado con los nietos y caer rendida por el sueño. Luego seguirá su camino hacia el paso del Rabión, donde tiene una cita. El viudo de Angélica se vuelve a casar aunque sabe que su mujer se fue de casa y se lo cuenta a su esposa. La Muerte lo oye. Y cuando durante el baile de San Juan aparece Angélica en la casa se encuentra con la Peregrina, a quien le dice que es mejor morir que destruir la felicidad que reina en la casa. Así sucede. Angélica aparece flotando en el río con una sonrisa y adornada con flores. Todo el pueblo la mira como a una santa.


CONTENIDO

La Muerte le confiesa al abuelo la amargura de su destino, sus temores inconsolables y sus deseos irrealizables, resumidos en no poder llorar y estar condenada a matar siempre y nunca morir. Puede dividirse en las siguientes partes: 1, la confesión de la Peregrina (su parlamento y las acotaciones narrativas y descriptivas); 2, la reacción comprensiva y apenada del abuelo (la segunda acotación y las palabras del hombre referidas a la desgracia de la mujer), 3, el agradecimiento de la Peregrina al abuelo por haberla llamado mujer y su despedida por el momento (su parlamento y la acotación narrativa que lo acompaña).


ANÁLISIS

Dado que es un texto teatral, conviene que empecemos hablando de los elementos teatrales visibles en el fragmento. Los nombres de los personajes aparecen con mayúscula, tanto al principio de los parlamentos (PEREGRINA, ABUELO) como en cuantas acotaciones se refiera el autor a ellos (ABUELO). Las acotaciones narrativas y descriptivas aparecen entre paréntesis (indican los gestos, emociones y movimientos que deben manifestar en la escena.
El lenguaje empleado, aunque sencillo y claro no está exento de belleza. Algunos recursos expresivos presentes en el texto son: las dos interrogaciones retóricas del principio (en realidad, la Peregrina pide al abuelo que no la condene antes de conocerla y que se esfuerce por entender su destino. La correlación entre los deseos (adornarse de rosas, vivir entre niños felices, amar a un hombre hermoso) y la penosa realidad (las rosas se le hielan, los niños pueden quedarse fríos si los mira y los hombres hermosos dejan caer sus brazos inútiles) La anáfora del "cuando" en las tres circunstancias mencionadas. Respecto al uso de ciertos rasgos gramaticales, destacamos la abundancia de infinitivos verbales, unas veces formando parte de perífrasis verbales (voy a cortar, tengo que volver) y la mayoría como constituyentes de oraciones independientes, si bien se identifican con "lo amargo de su destino": Presenciar todos los dolores sin poder llorar, Tener todos los sentimientos de una mujer sin poder usas ninguno, y estar condenada a matar... sin poder nunca morir. Notemos de paso el paralelismo que existe entre estas tres oraciones, con la nota común de la subordinada "sin poder..."


CONCLUSIÓN

En resumen, un texto en el que el contenido, de alcance transcendente, se viste de un lenguaje bello, aunque sencillo, lleno de rasgos emocionales y humanos, pese a que es la Muerte la que habla, una muerte que echa de menos lo que cualquier mujer posee a lo largo de su vida.



jueves, 12 de agosto de 2010

TEATRO ADAPTADO

Los tres deseos (I)





(Adaptación teatral hecha a partir de La pata de mono, un relato de W. W. Jacobs.)


La acción transcurre en una casa rural, a una veintena de kilómetros de la estación de tren más cercana.



PERSONAJES

(Por orden de aparición)


SR. BLANCO, dueño de la casa, de unos setenta años, jubilado.

SRA. BLANCO, su esposa, de parecida edad.

ALBERTO, hijo de ambos, empleado de la estación.

SR. MARTÍN, militar retirado, sirvió en África.



PRIMER CUADRO

Noche lluviosa y fría. Padre e hijo juegan al ajedrez en la cocina, junto a la chimenea, mientras el ama de casa friega los cacharros de la cena.


SR. BLANCO. (Echa una ojeada a la ventana mientras mueve una ficha en el tablero.) ¡Vaya nochecita! No creo que venga hoy con la que está cayendo.

SRA. BLANCO. El sargento es capaz de todo. Nunca ha tenido miedo a nada, según nos ha contado siempre, y menos a la lluvia.

ALBERTO. Seguro que viene. Y traerá otra de sus curiosas historias de miedo. (Pausa para mover una ficha.) Jaque.

SR. BLANCO. (Fijándose en la jugada que acaba de hacerle su hijo.) Ya la he vuelto a perder. (Mueve otra ficha con gesto de resignación.)

ALBERTO. Mate.

(Se oye el ruido de un coche acercándose a la puerta. )

SR. BLANCO. (Mira por la ventana.) Ahí está.

SRA. BLANCO. (Secándose las manos en el mandil.) Te lo dije.

ALBERTO. (Recoge el tablero con las fichas y lo lleva al armario.) A ver qué nos cuenta hoy.

SR. BLANCO. (Se levanta y va hacia la puerta.) Voy a recibirle. (A su hijo.) ¿Quieres traer el whisky? (Sale.)

(El hijo prepara los vasos y la botella del licor, mientras su madre acerca un par de sillas más a la mesa. En ese momento vuelve a entrar su marido, seguido del militar retirado.)

SR. MARTÍN. Buenas noches a todos. (Ríe.) Es un decir porque la que está cayendo ahí fuera no es para bromear. (Estrecha la mano de ALBERTO y da un beso en la mejilla a la SRA. BLANCO.)

SRA. BLANCO. (Ofreciendo sillas.) ¿Nos sentamos? Traerás frío. Alberto ha preparado unos whiskys.

(Se sientan todos.)

SR. MARTÍN. Con uno de esos vasos no hay tormenta que valga. (Bebe.)

ALBERTO. ¿Qué historia nos va a contar esta noche?

SR. MARTÍN. La de La pata de mono.

SRA. BLANCO. ¿La pata de mono? Es un título que promete.

SR. MARTÍN. No lo crea. De hecho, lo que quiero hacer hoy es olvidarme de una vez de ella una vez se la haya contado. (Saca de su bolsillo una pata de mono disecada y negruzca.) Y luego tirar al fuego este amuleto, que es donde debe estar.

ALBERTO. (Incrédulo.) Ah, ¿pero esa cosa negruzca y fea es un amuleto?

SR. MARTÍN. Sí. Un faquir africano la hechizó. Y la hechizó de tal manera que tres hombres distintos pudieran pedirle tres deseos cada uno.

ALBERTO. ¿Y por qué no pide usted tres deseos?

SR. MARTÍN. (Su cara palidece.) Ya los pedí.

SRA. BLANCO. ¿Y se cumplieron?

SR. MARTÍN. (Hace un gesto a ALBERTO para que le sirva otro vaso de whisky. Luego bebe un sorbo.) Sí, mis deseos se cumplieron.

SR. BLANCO. ¿Y alguien más ha pedido deseos?

SR. MARTÍN. (Bebe otro sorbo.) El primer hombre pidió sus tres deseos. No sé cuáles fueron los dos primeros, pero el último deseo fue la muerte. Así me hice yo con esta pata.

(Silencio. Se oye el fragor de la lluvia. Un relámpago es seguido por un trueno estremecedor.)

SR. BLANCO. Si ya ha pedido usted sus tres deseos, la pata no le sirve para nada. Entonces, ¿por qué la conserva?

SR. MARTÍN. La verdad que no lo sé. Tenía ganas de venderla, pero creo que no lo haré. Ya ha causado mucho daño.

ALBERTO. Si tuviera que formularle tres deseos más, ¿los pediría?

SR. MARTÍN. (Acaba el contenido del vaso.) No lo sé, hijo, no lo sé.

(De pronto coge la pata, la balancea unos segundos y luego la arroja a la chimenea.)

SR. BLANCO. (Recoge la pata de la chimenea antes de que el fuego la toque.) Si usted no la quiere, me la quedo yo.

SR. MARTÍN. (Con gesto serio.) Sería mejor que la dejara quemarse. Si la conserva usted, querido amigo, no me culpe luego de lo que le ocurra.

SR. BLANCO. (Sin prestarle atención, sostiene en alto la pata.) ¿Cómo se piden los deseos?

SR. MARTÍN. Levántela con la derecha hasta la altura de sus ojos y pide su primer deseo en voz alta y decidida. Pero le vuelvo a prevenir sobre las consecuencias.

SRA. BLANCO. Suena como Las mil y una noches. (A su marido.) Pídele cuatro pares de manos para mí. Cada vez puedo menos con las labores de la casa. (Ríe.)

SR. MARTÍN. (Al señor de la casa.) Si va a pedir un deseo, pida algo que sea sensato.

SR. BLANCO. Ahora no se me ocurre nada. ya lo haré más tarde.

SR. MARTÍN. (Consulta su reloj. Se levanta.) No quiero estar presente. Les dejo antes de que pierda el último tren. Gracias por el whisky. (Camina hacia la puerta seguido de los de casa. Antes de salir, les hace un gesto de precaución mientras mira hacia la pata de mono que ha quedado sobre la mesa.) Recuerde, amigo. Pida algo sensato. (Desaparece.)

(Luego se oye arrancar el coche y perderse a lo lejos. Silencio. Vuelven los tres a la mesa.)

ALBERTO. Ahora seremos ricos, famosos y felices los tres. Para comenzar, padre, pídele a la pata ser emperador. Así, madre no te dominará más.

(Ríen los tres.)

SR. BLANCO. La verdad es que no sé qué pedir. Tengo todo lo que quiero.

ALBERTO. Si al menos acabaras de pagar la casa, serías el hombre más feliz de la tierra, ¿no?

SR. BLANCO. Pues sí.

ALBERTO. Bueno, entonces pide 6000 euros. (Guiña un ojo a su madre.)

SR, BLANCO. Sea. (Coge en alto la pata disecada y levanta la voz.) Pido 6000 euros. (Grita, mientras la pata se le cae al suelo. Asustado.) Se ha movido. Mejor dicho, se ha retorcido como una culebra entre mis dedos al pedir el deseo.

ALBERTO. (Recoge del suelo la pata y la deja sobre la mesa.) No veo el dinero por ninguna parte y apuesto lo que sea a que nunca lo veré.

SRA. BLANCO. Bueno, ya es hora de irse a dormir.

SR. BLANCO. Sí, creo que será lo mejor. (Se despiden de su hijo y suben las escaleras de la planta superior.)

ALBERTO. (Riéndose.) Supongo que cuando lleguen al dormitorio, encontrarán el dinero encima de la cama. (Baja la voz misteriosamente.) Y algo horrible les mirará con ojos diabólicos desde lo alto del armario.



miércoles, 11 de agosto de 2010

DE VISTA, DE OÍDAS, DE LEÍDAS

Una lectura para el verano


Aunque es bien sabido que el buen lector no necesita consejo alguno sobre qué lectura debe frecuentar y cuál no, desde mi blog, y guiado por mi propia experiencia, me permito la licencia de aconsejar sobre un tipo de lectura que viene siempre bien en todo momento. Me refiero a la lectura de terror. Imagínese leyendo a pleno sol, sentado sobre una hamaca de playa y junto a la espuma de las olas rompiendo en la orilla, una buena colección de cuentos de terror. Le puedo asegurar que el placer es inmenso. Allí, en medio del barullo de los bañistas, no podrán con usted fantasmas que valgan o amuletos terribles que con sólo tocarlos le pueden llevar a situaciones extremas. Por muy temerosos que sean esos fantasmas del libro o peligrosas las situaciones que presente dicho amuleto, usted se reirá de ellos en cuanto levante la vista de la página y vea el espectáculo que se mueve a su alrededor, en la arena o en el agua. Yo recuerdo un librito que compré estando en mi luna de miel en la Costa del Azahar y que leí de un tirón entre emociones y sobresaltos sin cuento. El librito se titulaba MIEDO y era una colección de relatos escritos por el inolvidable y ameno Noel Clarasó. Si no lo ha leído, le recomiendo que lo haga. Y ahora, en este agosto de 2010, a cuarenta años de aquel otro libro, estoy releyendo LOS MEJORES RELATOS DE TERROR, una antología de Alfaguara de 1999. No le puedo asegurar que sean exactamente los mejores relatos de terror los que contiene el libro, pero sí le garantizo unas inmejorables horas de lectura. En la antología presente podrá encontrar narraciones clásicas como El extraño caso del señor Valdemar, de uno de los pioneros del género Edgar Alan Poe, o La muerte enamorada, de Gautier, entre otras. Y muestras soberbias de autores como Bierce, Lovecraft o Wells. Y para abrir boca, le comento brevemente el contenido de, para mí, uno de los mejores relatos del conjunto, La pata de mono, de W. W. Jacobs, donde un amuleto constituido por una renegrida y consumida pata de mono disecada otorga tres deseos al que se los formula levantándolo con la mano derecha, aunque esos tres deseos sean algunas veces excesivamente dolorosos para quien se los pide.

martes, 10 de agosto de 2010

EL POEMA DEL MES

Haikús para el verano (I)













La caracola:
las olas sin el mar
lloran a solas.

Una gaviota
escribe su poema
de arena y rosas.

Barco en la playa:
tiembla un brillo de nieve
a flor del agua.

Junto a la orilla,
los cristales pulidos
rezan y brillan.










El cormorán
siembra en la roca versos
de espuma y sal.

En la tormenta
se derrumban las nubes
en la riera.

Lluvia en el mar:
agua amante que vuelve,
fiel, a soñar.

Bailando tangos,
el corazón se duele
de lo olvidado.

En esos rayos
se retiene la rabia
de mil diablos.









Noche de agosto:
una estrella fugaz
ríe en tus ojos.

Ruedan los truenos
sobre la piel del monte
presa del miedo.

Música, suena;
que el tiempo entre nosotros
vivo se queda.

Noche callada:
un pañuelo sin lágrimas,
gaviota blanca.








lunes, 9 de agosto de 2010

DE VISTA, DE OÍDAS, DE LEÍDAS

Otro reloj humano que se para






Ayer se paró la cuerda del corazón del que parece ser el creador de la famosa canción El reloj, que tantas veces y en tantas bocas hemos oído cantar a lo largo de nuestra vida. Se trata de Roberto Cantoral (mejor apellido no le podía ir), maestro de músicos mexicano, ganador de la OTI en dos ocasiones y autor, entre otras, de la música de las famosas telenovelas El derecho a nacer y Pacto de amor. Muchos artistas han interpretado sus temas, entre los que destacan Plácido Domingo, Pedro Vargas, Raúl di Blasio, Joan Baez, Los Diamantes, Los Panchos, Sara Montiel, José Feliciano... Y en cuanto a la canción El reloj, muchos son también los intérpretes que la han bordado con sus voces, pero el que a mí siempre me ha llegado más es la versión de Lucho Gatica. ¡Cuántas veces habré bailado esa hermosa y triste pieza en docenas de pistas de baile repartidas por los más distantes y distintos lugares, el último de los cuales se encuentra en mi querida Tossa de Mar. Como recuerdo a tantas emociones y en homenaje a Roberto Cantoral, me permito recordar a quienes la hayan olvidado la letra de la canción:






Reloj no marques las horas
porque voy a enloquecer
ella se irá para siempre
cuando amanezca otra vez

Nomás nos queda esta noche
para vivir nuestro amor
y tu tic-tac me recuerda
mi irremediable dolor.

Reloj detén tu camino
porque mi vida se apaga,
ella es la estrella que alumbra mi ser:
yo sin su amor no soy nada.

Detén el tiempo en tus manos
haz esta noche perpetua
para que nunca se vaya de mí,
para que nunca amanezca.

domingo, 8 de agosto de 2010

EL RELATO DEL MES

El libro indio


Recuerdo vagamente el día en que fui a visitar a Randolph Carter al manicomio en que estaba encerrado. El interno no hacía más que señalar una de las paredes blancas de su habitación en la que estaba colgado el retrato de su amigo Harley Warren, mientras que de sus labios fluía un hilillo de baba gris.
Pero cuando le hablé del libro indio de caracteres árabes que se había llevado consigo Warren al interior de aquella horrible tumba de la necrópolis del Pantano del Gran Ciprés, recuperó de pronto el habla para decirme de un tirón:
--Está allí en el Pantano del Gran Ciprés, junto a la losa que entre los dos retiramos.
Luego abrió enormemente los ojos, los puso en blanco y, tras proferir un alarido estremecedor que llamó la atención de los cuidadores del manicomio, cayó fulminado al suelo embaldosado de la habitación.
A la desagradable experiencia vivida allí le siguió la declaración que tuve que hacer en la policía, que, ante la evidencia, no pudo hacer otra cosa que dejarme ir.
Aquella misma tarde cogí el coche y, con lo necesario para una excursión como aquella, partí hacia el valle del Pantano.
Pero por mucho que busqué y rebusqué, no encontré el lugar de la rosa removida ni rastros de la tumba subterránea ni siquiera de la necrópolis en la que se encontraba. Sólo una vegetación de yerba húmeda y pequeñas plantas cubriéndolo todo hasta donde llegaban a alcanzar los ojos.
Con la sensación de haber perdido el tiempo y haber sido objeto de burla por parte de un perturbado, regresé a casa con la intención de no volver a leer nada de H. P. Lovecraft.

sábado, 7 de agosto de 2010

LA POESÍA DE ESPRIU EN CASTELLANO



Les cançons d'Ariadna (1949), es el segundo libro de Espriu, cronológicamente hablando. En el que reúne poemas pertenecientes a épocas distintas, con lo que es fácil ver en el libro una extraña mezcla de lirismo, sátira, elegía, tonos esperpénticos a la manera de Valle-Inclán y referencias a mitos clásicos que no dejarán de aparecer en los libros siguientes. Hemos escogido los siguientes poemas:



Represa

Señores, en el laberinto
Ariadna guía cautos
pasos vacilantes. Preso
de mí mismo, soy
pesadilla desvelada
dentro de las tinieblas,
en acecho, con los ojos
abiertos. Me aprisiono
enteramente en este
extremo peligro solamente
para vosotros, espectáculo
de barata feria de fiesta mayor.
Reúno viejas canciones
con nuevos ritmos que acaso
todavía ignoráis.
Si me escucharais, gratis,
después de entrar sin miedo,
siempre tendréis un asiento,
agua fresca, suaves anises,
en las revueltas de los corredores.


Resfá


Mira cómo llueve, observa
por mí cómo llueve, porque velas
de día y de noche, siempre, siempre
despierta, llamando, me vacían
de luz los ojos, y adivino
solamente esta lluvia.

Para mi dolor,
las gotas son martillos.

Allá, en llanuras como cráneos,
cabalgan en grupas salvajes
finas lanzas de hielo. Y se enfilan
al pico, donde yo estoy con los cuerpos.

¡Cómo se rompen las nubes, generosas
sobre los sembrados y renuevan
alianzas divinas con el pueblo!
Ahora, pues, todo en calma, reclamo
que los guardias descuelguen deprisa
los siete hijos, los míos y los de la otra,
defendidos, en la muerte, contra fauces
y picos hasta el grito postrero.
Sin fuerzas, ni voz, ciega e inmóvil,
sólo espero el descanso, cuando dictamine
la palabra real que la pena
de sangre ha sido sufragada.




Ja mai més no podré dormir
Homenaje a José L. Aranguren

Hoy el cielo está
sin respiración, vacío,
noche llovida en el mar,
en el campo, perversa
mano. Y porque no puedo
jamás dormir,
hago de mi cama
miedo de prisión.
Poco a poco,
como una flor sin perfume,
sin color, crece,
de la raíz del pensamiento,
la última muerte.
Arriba, en el tejado,
uñas de gato arrancan
largos jirones
del hielo del sentimiento.
No estoy contento y veo
el humo de la extinta
rama de la inquietud
de libertad. Impávido
al tiempo, el viento
de cinc me golpea,
veleta oxidada,
más allá del sucio
umbral de un blando
dolor. Negado al llanto,
al lamento, al grito,
tumbado en el lecho,
enfermo, desgarrado,
vendido, vencido, perdido,
obsesionado de mí,
diré –áspera hambre
de ávido clamor—
que no podré jamás dormir.



Presa segura


Paso de cazador.
Oigo cómo se acerca
por soles de otoño.

Lentamente he bebido
de esta fontana fría.
después he mirado a lo alto.

Volaban halcones
sobre la certeza
de mi muerte.




Nènia
Para R. –P.
Trenta anys després de la seva mort

Cantos de gallos rasgaban,
desde una lejanía
de luces temblorosas,
los palacios de la araña,
noche extensa. Venía
poco a poco el vacío
de la desnuda lluvia.
Árboles penitentes,
en procesión, pisaban
lujos viejos de bosques
recordados. Pausadas
bocas murmuraban
sin pausa, pesadilla
adentro. Te mirábamos
aún, cruel sufrimiento
cerrado en la nada,
y te llevábamos
bajo penosos giros
del después, más allá
de amplios, duros, larguísimos
círculos de tiempo muerto,
en la estancia donde
ojos fríos te vigilan.


L’onze de setembre de 1714

Nos al dejado al menos
el honor de caer solos.
En la desesperanza,
aceptamos la oscuridad.
Mañana volveremos
al esfuerzo, al trabajo.
Enhiestos, cavaremos
los bancales del miedo.
Excavaremos pozos
extraños a los ojos
cegados de la Muerte.
Más allá de aguas lodosas,
tierra buena, semilla.


Inici de càntic en el temple

Decid ahora: “La retama florece,
en los campos hay rojo de amapolas.
Con la misma hoz comenzamos a segar
el trigo maduro y las malas yerbas.”
¡Ah, jóvenes labios abiertos después
de la oscuridad, si sabíais cómo el alba
nos ha atrasado, qué largo es de esperar
un alzamiento de luz en las tinieblas!
Pero hemos vivido para salvaros las palabras,
para devolveros el nombre de cada cosa,
para que podáis seguir el recto camino
de acceso al dominio total de la tierra.
Miramos bien a lo lejos del desierto,
bajamos al fondo de nuestro sueño.
Cisternas secas llegan a ser cumbres
subidas por escalones de horas lentas.
Decid ahora: “Nosotros escuchamos
las voces del viento en alta mar de espigas.”
Decid ahora: “Nos mantendremos fieles
para siempre al servicio de este pueblo.”


El meu poble i jo

Bebíamos a tragos
ásperos vinos de burla
mi pueblo y yo.

Escuchábamos fuertes
argumentos del sable
mi pueblo y yo.

Tal lección hemos tenido
que entender a la fuerza
mi pueblo y yo.

Por la misma suerte
persistimos unidos
mi pueblo y yo.

¿Señor, servidor?
Somos inseparables
mi pueblo y yo.

Tenemos la razón
contra robos y traiciones
mi pueblo y yo.

Salvamos las palabras
de nuestra lengua
mi pueblo y yo.

A bajar escalones
de luto aprendimos
mi pueblo y yo.

Descendidos al pozo,
miramos hacia arriba
mi pueblo y yo.

Nos alzamos los dos
en espera encendida
mi pueblo y yo.