domingo, 31 de diciembre de 2017

José Mª Gironella en su primer centenario

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Tuve la suerte de conocer al autor de Los cipreses creen en Dios hace más de veinte años cuando compartimos momentos de vida y literatura en la sede de los Premios Don Balón de Novela y Poesía que patrocinaba la Revista Deportiva desde los años 80 y cuyas cenas deportivo-literarias celebradas en el Hotel Ritz marcaron un antes y un después en este tipo de eventos culturales. En esos momentos que compartimos en aras de la amistad y la literatura en la sede de la Revista en la Diagonal de Barcelona, pude conocer de primera mano la personalidad y bonhomía de José Mª Gironella, que tal día como hoy, un 31 de diciembre, nacía hace 100 años en Darnius, Gerona, en el seno de una familia modesta. Ejerció diversos oficios y el descubrimiento de la Historia de Cristo de Papini le cambió el modo de sentir y de pensar respecto de la vida y el compromiso que debe adoptarse ante ella. Con el advenimiento de la Guerra Civil, tras huir primero a Francia, regresó a España y luchó en el bando de los nacionales. Las adversidades de la contienda fratricida le hicieron pensar sobre los motivos y las consecuencias de la misma, reflexiones que cristalizarían con el tiempo en cuatro novelas sobre la Guerra. Una vez casado, se fue con su mujer a París a crearse un bagaje cultural suficiente para entirse a gusto consigo mismo y así poder empezar a escribir Los cipreses creen en Dios, la primera de ellas, que en cuanto vio la luz de los escaparates de las librerías (1953) se convirtió en un gran éxito editorial. Luego llegaron las tres siguientes: Un millón de muertos (1961), Ha estallado la paz (1966) y Los hombres lloran solos (1983), que también obtuvieron un enorme reconocimiento. Antes había conseguido el Premio Nadal con Un hombre (1946), y el Planeta con Condenados a vivir (1971), y después, cuando contaba ya 83 años de edad y tras recuperarse de una hemiplejía que lo puso al borde de la muerte, publicó El Apocalipsis (2001).
Gironella, además del género narrativo, cultivó la poesía (Ha llegado el invierno y tú no estás aquí), el ensayo (100 españoles y Dios, Todos somos fugitivos, Los fantasmas de mi cerebro o Gritos del mar) y numerosos libros de viajes (El Japón y su duende, En Asia se muere bajo las estrellas, China, lágrima innumerable o El Mediterráneo es un hombre disfrazado de mar).
Residió por algún tiempo en el extranjero y murió de una embolia cerebral recién cumplidos los 85 años.

                                         (De izquierda a derecha, Abella, Gironella, Conde y Vizcaíno Casas)

Desde aquí quiero honrar la memoria de Gironella citando un fragmento de su obra más editada, Los cipreses creen en Dios, cuyo protagonista Matías Alvear es un alter ego del propio autor:

"Por fortuna, la herencia moral de la familia Elgazu acudió en su ayuda diciéndole que el objetivo de la religión era precisamente mitigar la pobreza. Y que por ello él se encontraba en el Seminario, bajo aquel techo inalcanzable, para llegar a ser un día vicario —no obispo, como insinuó la gitana—, simple vicario de pueblo, para llamar a las puertas de los ricos y llenar de monedas las manos de aquella niña bizca y de todas las personas de la parroquia que viajaran en tercera mondando naranjas. Al día siguiente, al levantarse, se colocó en la fila con la mejor voluntad. Llevaba aún pantalón corto y le ordenaron: «Di que te traigan unas
medias. Negras».
—¿Medias…?
—Sí. No vas a andar por ahí enseñando esos muslos.
Luego, en el patio, se instaló un barbero con una máquina y unas tijeras, y fue cortando al rape el pelo de todos los nuevos ingresados. Ignacio quedó estupefacto; no había pensado en aquello. Quería seguir el curso de los cabellos que le iban cayendo en el pantalón, en las mangas, en el suelo, pero unos y otros no tardaban en confundirse con los de los seminaristas que le habían precedido. Todo lo aceptó. Que la inmensidad del edificio le diera vértigo, no le sorprendía. Era tan inmenso, que de repente parecía solitario, a pesar de cobijar a trescientos doce seminaristas y estar bajo la advocación de la Sagrada Familia. Pero tenía muchas ventajas. Estaba situado en el centro del barrio gótico. Todos los edificios circundantes eran nobles y su solidez le recordaba, sin saber por qué, la que a veces se desprendía del cuerpo de Carmen Elgazu. Por otra parte, y para que la ilusión fuera completa, se divisaba la cúpula de Correos y Telégrafos, donde trabajaba Matías Alvear."

martes, 19 de diciembre de 2017

EN PAZ CON UNO MISMO Y CON LOS DEMÁS IV


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Ahora que se acerca el momento de elegir a los políticos y los programas que regirán los destinos de la comunidad autónoma catalana a partir del 22 de diciembre próximo, convendría que aprendiésemos a respetar las ideas y opiniones de nuestros semejantes para así poder exigir que respeten las nuestras, y juntos todos acertemos en nuestras preferencias para que el país sea más justo y equilibrado, dejando a un lado los sentimientos más exacerbados, aquellos que nos convierten en radicales. Nunca más a própósito suenan las palabras de Goethe: "Si aceptamos a los demás tal como son, puede ser que los hagamos peores; pero si les tratamos como si fueran ya lo que debieran ser, les ayudamos a convertirse en lo que son capaces de ser."

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Con lo anterior tiene que ver el grado de felicidad que tiene cada ser humano, que depende de la decisión de serlo. Algo parecido dijo Abraham Lincoln: "Casi todas las personas son tan felices como quieren serlo." Hay muchas maneras de definir la felicidad, pero con la que estoy más de acuerdo es la que dice: "La felicidad es la armonía entre lo que se siente y lo que se es." Y para saber si somos más o menos felices, conviene recordar lo que Unamuno pensaba acerca de lo que era la felicidad. Para el escritor vasco de la Generación del 98 es algo que se vive y se siente y es inútil que se intente definir o razonar. Axel Munthe dio en el clavo al afirmar que sólo podemos encontrar la felicidad en nosostros mismos. Es tiempo perdido esperar que venga de otros. A mí me gusta recordar, sin embargo, lo que la novelista Françoise Sagan decía a propósito: "La felicidad, para mí, consiste en gozar de buena salud, en dormir sin miedo y despertarme sin angustia."

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¿Y cómo se pueden lograr esas tres cosas? Cumpliendo con nuestro deber de buenos ciudadanos. Y volviendo al principio, buen ciudadano es aquel que cuando ejerce su derecho a votar en unas elecciones, lo hace pensando en la salud y el bienestar de su país, teniendo en cuenta que, como escribió el mencionado Unamuno, "el mañana se asienta sobre la roca sólida de hoy." 
Y eso lo debemos hacer tanto los jóvenes, que tienen toda la vida por delante, como los de más edad, que en principio tienen más experiencia y sabiduría, que es, siguiendo a Amiel, "una de las partes más difíciles del arte de vivir." En cualquier caso, como decía Leonardo Da Vinci, "la vida bien empleada es larga." 

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No quiero dejar pasar la ocasión de hablar de los jóvenes y de la juventud, término considerado al margen de la edad. Porque, siguiendo a Samuel Ullman, "la juventud no es un periodo de la vida, sino un estado de ánimo; consiste en una cierta forma de la voluntad, una disposición de la imaginación, una fuerza de las emociones, una preponderancia del atrevimiento sobre la timidez y de la sed de aventuras sobre el amor a las comodidades." Aunque seamos mayores de edad, mantengámonos siempre jóvenes de espíritu porque, como dejó escrito Mateo Alemán, el autor de la novela picaresca tituda Guzmán de Alfarache, "la naturaleza siempre favorece a los que desean mantenerse jóvenes." Para ello sigamos el consejo de Torance, implícito en esta frase suya: "Ser joven significa saber adaptarse constantemente a lo nuevo." 
Y lo nuevo ahora es esta situación social y política que en nuestra tierra catalana está provocando la confrontación y el mal entendimiento. En nuestras manos de electores está conseguir que vuelva la armonía entre lo que se siente y lo que se es, para que la felicidad sea algo real y vivo entre todos los españoles que tenemos la suerte de vivir en esta hospitalaria tierra de Cataluña.

domingo, 19 de noviembre de 2017

EN PAZ CON UNO MISMO Y CON LOS DEMÁS III


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En vista de que esto de la convivencia (acción de convivir, o sea, compartir la vida, sus manifestaciones y sus experiencias constantemente con otra persona diferente a ti todos los días)  y la concordia ( acuerdo y armonía entre las personas) sigue costando entender del todo en esta bella tierra de gente buena y honrada de Cataluña donde una parte importante quiere separarse a toda costa de la otra y de España entera, no vendría mal recordar algunas cosas esenciales presentes en todos nosotros desde que nacemos en el seno de una familia, de un pueblo, de un país determinados para intentar solucionar este grave problema que intenta dividirnos. Lo primero es que nunca olvidemos quiénes somos y sigamos el consejo que nos da Azorín: "Seamos como somos. Si sentimos en nosotros una cualidad fuerte, notable, no la ocultemos, pongámonos siempre en el justo medio." Y colaboremos unos con otros con lo bueno que tengamos a nuestro alcance, aunque parezca a otros pequeño e insignificante. Porque como dice un viejo proverbio africano, "No se cava la tierra con el mango de la azada, pero el mango ayuda a cavar."

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En este orden de cosas esenciales, se encuentra la compañía que podemos dar a nuestros semejantes, compañía que debe ser generosa y alegre si atendemos a lo que dijo Corneille: "La manera de dar vale más que lo que se da." Y si de lo que se trata es dar opiniones a quienes nos rodean lo mejor es que las demos desde el punto de vista más positivo y esperanzador para que no cerremos puertas a otras posibilidades ni ventanas a aires de sugerencias nuevas. Ya lo dijo de otro modo más sabio Quintiliano: "Más importante que lo que se dice es como se dice."
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Siempre hay que estar dando algo a los demás. Yo siempre tengo en cuenta a propósito las palabras de Goethe: "Solamente está contento el que puede dar algo. No digas que darás: da." Y también la sabiduría del refrán castellano: "Haz bien y no mires a quién." Y si esto no basta, conviene recordar las palabras de la marquesa de Maintenon: "El mayor placer es proporcionarlo."
Y no nos olvidemos de nosotros mismos. Así que lo primero que debemos hacer todos los días es mirarnos al espejo y dedicarnos palabras de ánimo. Por ejemplo repitiendo las palabras del poeta Allen White: "No temo el mañana / porque el visto el ayer / y amo el presente." 
Además es la forma más eficaz de aprender a escuchar a los demás. Vienen a propósito las palabras del filósofo Zenón de Citio: "Tenemos dos orejas y una sola boca, justamente para escuchar más y hablar menos." Y si no nos convencen las palabras del sabio de Chipre, que por aquel entonces era una colonia griega, escuchemos las del ensayista español Luis Vives: "Nada tan fácil y tan útil como escuchar mucho." O las del poeta de los poetas don Antonio Machado: "Para dialogar, / preguntar primero/ y después escuchar." Y es que hoy en día no se lleva escuchar; las redes sociales tienen parte de la culpa (no siempre las nuevas tecnologías están al servicio del respeto a los demás, como en principio debería ser), y en la mayoría de los casos las empleamos, a las redes sociales me refiero, para afilar la lengua y ofender a los demás, para opinar sobre todo lo habido y por haber muchas veces sin medir prudentemente el alcance de nuestras palabras (sabemos a ciencia cierta que más de una vez nos hemos arrepentido de lo que hemos colgado en nuestro muro y nos hemos visto obligados a rectificar, y eso es bueno, aunque es bien sabido que tales rectificaciones no se prodigan lo necesario). Recuerdo las palabras que Shakespeare en su emblemática tragedia Hamlet pone en boca de Polonio cuando aconseja a su hijo Laertes: "Dale a cada hombre lo fino de tu oído pero lo menos de tu voz." Finalmente, para cerrar este punto, convendría recordar lo que dice un antiguo proverbio árabe: "Cuando hablo se enriquecen los demás. Sólo cuando escucho me enriquezco yo."

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jueves, 19 de octubre de 2017

EN PAZ CON UNO MISMO Y CON LOS DEMÁS II



Ahora que estamos viviendo momentos muy difíciles cuya solución está en el aire, tanto que de no ser positiva para todos, y en ese caso las consecuencias podrían abrir entre nosotros abismos insalvables, necesitamos poner por parte de cada uno de nosotros lo mejor que tengamos de sensatos, respetuosos, cumplidores de nuestras obligaciones, justos, libres, pacíficos y leales respecto al bien común.


Y empecemos teniendo en cuenta la frase de Goethe: "Detente, instante; eres tan bello." El instante presente es el que cuenta. Aprovechémoslo para pensar en los demás, en todos. Y especialmente en uno mismo. Séneca nos lo dijo muy bien: "Sabed que cuando uno es amigo de sí mismo, lo es también de todo el mundo." ¿Que todos tenemos defectos?, ya lo sabemos, pero hagamos como pedía Pitágoras: "Escribe en la arena las faltas de tus amigos." O tengamos en cuenta lo del proverbio persa que dice: "Quien difama a un amigo revela sus propios defectos." Porque "Un buen amigo, como decía el poeta Tagore, es como la sangre: acude a la herida sin esperar a que lo llamen."


¿Tenemos los ánimos por los suelos? Pues hagamos caso al consejo que nos da de nuevo Goethe, un filón de sabiduría que, si sabemos aprovecharla, nos sacará a flote en más de una ocasión. El autor del Fausto nos recomienda: "Entrégate a la actividad y poco a poco se irá levantando tu ánimo; no descanses, no te vuelvas nunca atrás." En el mismo sentido el escritor barroco español Saavedra Fajardo nos recuerda que "No hay ruina que con sus propios fragmentos y con lo que la buena disposición puede ir añadiendo no se pueda levantar y construir sobre ella una nueva casa."


Relacionada con el esfuerzo de rescatar el buen ánimo se halla la alegría. Si somos de espíritu más o menos alegre, las dificultades para salir adelante son menos. Schopenhauer, otro pensador acreditado, dejó escrito: "Nada puede reemplazar todos los bienes tan completamente como la alegría, mientras que a ella misma nada puede reemplazarla." Por algo uno de nuestros mejores poetas modernistas, Rubén Darío, dijo de la alegría que "es la limpieza, la salud del cuerpo y la salud del alma."
Paralelo a la alegría corre el autocontrol. Tagore aconseja a propósito: "Si lloras por haber perdido el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas." Porque queramos o no, siempre dentro de cada uno de nosotros, "hay, como dijo Browne, otro hombre que está contra cada uno de nosotros." Así que sigamos el consejo del proverbio chino que dice: "Disfrutemos hoy. Es más tarde de lo que creemos."
Disfrutemos de lo que tenemos a la vez que ayudamos a los demás a conseguirlo, si bien de manera inteligente. No en balde Pitágoras aconseja: "Ayuda a tus semejantes a levantar su carga, pero no a llevársela tú."

lunes, 9 de octubre de 2017

EN PAZ CON UNO MISMO Y CON LOS DEMÁS, I

En este mundo de ahora tan convulso y tan dado a las contradicciones de todo tipo nos convendría antender a unos cuantos consejos y reflexiones que dejaron escritos para ayudar al ser humano en todas y cada una de sus facetas cotidianas los sabios que en el mundo han sido y están llenos de buenas intenciones. En la medida en que pensemos sobre ellos y procuremos llevarlos a la práctica, nos haremos mejores y viviremos en paz con nosotros mismos y con los demás. 

 

La primera reflexión nos la sugiere Butzer cuando dice: "Una persona es tan grande como positiva es su actitud".
Si tenemos la suerte de dedicarnos a la creatividad de cualquier tipo, literaria, pictórica, musical..., es oportuno el pensamiento que escribió el poeta ruso Ruskin: "Cuando el amor y la creatividad trabajan juntos, se puede esperar de esa unión una obra maestra."
Para vivir en paz con uno mismo y con los demás, es conveniente que seamos personas alegres. Ya lo dijo el filósofo y escritor Schopenhauer: "Aquello que produce más felicidad interior es la alegría. Por eso, cuando se presente la alegría, abrámosle puertas y ventanas porque nunca resulta inoportuna su llegada pues la alegría destierra el estado angustioso de las almas."
Y también el poeta Amado Nervo nos anima a ser alegres: "Alégrate si eres pequeño; alégrate si eres grande; alégrate si tienes salud; alégrate si la has perdido para así recuperarla. Alégrate si eres pobre; alégrate si eres rico. Alégrate siempre."

 

¿Y dónde se encuentra la alegría? Marco Aurelio nos contesta: "La alegría se encuentra en el fondo de todas las cosas, pero a cada uno le corresponde extraerla."
La alegría prolonga la vida y regala salud, independientemente del modo de vida que nos toque vivir, porque, como reza un viejo proverbio chino, "Casa de paja donde se ríe es mejor que palacio donde se llora."
Con todo, para vivir a gusto con uno mismo hay que actuar y mover las cosas no dejarnos guiar por ellas. El filósofo Ortega y Gasset lo dijo mejor: "Solemos llamar vivir a sentirnos empujados por las cosas, en lugar de conducirlas con nuestras propias manos."
Cumberland insiste: "Es mejor gastarse que enmohecerse."
Y también Maeterlinck para relacionar el pensamiento con la acción: "Un pensamiento puede ser una cosa excelente, pero la realidad empieza en la acción."


Otros escritores y filósofos nos ayudan a asimilarlo mejor. El español Marañón nos dice que "El hombre ha de ser esclavo de la acción si quiere ser libre", mientras que Burton escribió: "La actividad es el imán que atrae las cosas buenas."
Finalmente, un proverbio ruso prefiere aconsejarnos utilizando una imagen muy práctica: "Reza, pero no dejes de remar hacia la orilla."

martes, 26 de septiembre de 2017

BOLONIA CON NOMBRE PROPIO



A pocos meses de mi viaje a Bolonia, sigue muy presente el cariño que le he tomado a esta ciudad italiana. Por eso aquí quiero hacerle una especie de homenaje de agradecimiento por todo lo que he aprendido allí. En el homenaje incluyo nombres propios pertenecientes a varias disciplinas, desde la literatura hasta la vida y los monumentos de la ciudad de las torres, pasando por la pintura y el cine.

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Giosuè Carducci (Valdicastello, Toscana, 27 de julio de 1835 – Bolonia, 16 de febrero de 1907) fue hijo de un médico rural. Pasó su infancia en la región de Maremma antes de trasladarse a Pisa en 1853, donde estudió Filosofía y Letras en la Universidad. Después de ejercer de profesor en diferentes centros docentes, de 1860 a 1904 fue profesor de literatura italiana en la universidad de Bolonia, cátedra que mantuvo durante 42 años.
Opuesto al papado, a la monarquía y al sentimentalismo que dominaban la literatura italiana de su tiempo, fue el primer poeta que adaptó con éxito los metros clásicos latinos a la poesía italiana moderna. En toda su obra son notorios la afirmación de su personalidad, su rebeldía e inconformismo —sobre todo en su época juvenil— y su anticlericalismo militante.
Su primera colección de versos fue Juvenilia (1856–1860), a la que seguirían Levia Gravia (1861–1871), Giambi ed epodi (1867–1879), Rime nuove (1871), Odi barbare (1877–1889), Rime e ritmi (1890–1897), Intermezzo (1874–1886), La canzone di Legnano (1879), Ça ira (1883) y Primizie e reliquie, publicada póstumamente en 1928.
En su época fue traducido al castellano por el poeta José Jurado de la Parra.
Le fue concedido el premio Nobel de Literatura en 1906.
He aquí unos ejemplos de su poesía

Balada de la alondra persuasiva

En otra madrugada,
por vientos de ceniza,
obedecí al latido de la alondra.
El cielo no era cielo todavía.

La zona del hornero,
el tiempo de la encina
se inquietaban en lento aprendizaje
y el cielo no era cielo todavía.

Hubo un encantamiento
de flor y hierba fina,
un cauteloso antaño de rocío,
y el cielo no era cielo todavía.

Septiembre constelado
de dos campanas frías
rodaba por lugares de silencio
y el cielo no era cielo todavía.

En clima de obediencia
mi pulso recorría
todo un advenimiento de corolas
y el cielo no era cielo todavía.

No regresó conmigo
la alondra persuasiva
porque me desterró de su latido
cuando el cielo fue luz de mediodía.


La niebla de cuellos rizados...

La niebla de cuellos rizados
se levanta como la lluvia.
El mar aúlla y palidece
bajo el efecto del mistral.
Pero en los caminos de la aldea,
unas cubas en fermentación
el áspero olor de los vinos
regocija el corazón.

Sobre los leños candentes,
el asador gira crepitando,
el cazador silba
y desde el umbral de su puerta, observa
entre las nubes plomizas
el vuelo de unos pájaros oscuros
que migran en el crepúsculo,
como pensamientos desterrados.


Panteísmo

No os lo diré jamás, claras estrellas;
ni a ti lo diré nunca, sol fulgente.
Su nombre, hermosa flor de cosas bellas,
en mi pecho ha sonado solamente.

Las estrellas, no obstante, en sus reflejos,
mi secreto se cuentan, una a una;
por eso, puesto el sol, sonríen lejos
en todos sus coloquios con la luna.

Y una flor a otra flor con voz secreta
lo murmura en los cármenes risueños;
las aves cantan al pasar: Poeta,
el amor te ha enseñado dulces sueños”.

Nunca dije el secreto de mi vida,
mas divino fragor el hombre clama;
y entre efluvios de acacia florecida
el gran todo murmura: Ella te ama



Giorgio Morandi nació en el seno de una familia en la que compartió espacio con otros siete hermanos. En 1907, tras un breve periodo laboral en la misma empresa en la que trabajaba su padre, recibió instrucción artística en la Academia de Bellas Artes de Bolonia. En un viaje que realizó por esa época a Florencia, descubrió la obra de los primitivos renacentistas italianos, Giotto, Masaccio y Uccello, a los que estudió siguiendo el prisma cezanesco (por Paul Cézanne), artista a quien había descubierto poco tiempo antes.
En un primer momento siguió a los futuristas y al movimiento Novecento italiano, tras establecer contacto con Boccioni y Carrà, siendo invitado a participar en la exposición futurista celebrada en el Palacio Baglioni de Bolonia, y en la muestra Libera Futurista de Roma. Tras su amistad con Giorgio de Chirico su obra comenzó a influenciarse por la de éste. En 1927 participó en la primera exposición del movimiento novecentista, vinculado con el régimen de Mussolini. Poco a poco su estilo fue definiéndose e independizándose del De Chirico. Parte esencial de su iconografía comenzaron a ser los utensilios de la vida diaria: vasos, botellas, etc. Dichos objetos, colocados sobre una mesa, se convertían en los máximos protagonistas de sus cuadros. Seguía así a su admirado Cézanne en la elección de los bodegones sencillos como medio de expresión de su pintura.
En 1945 se celebró su primera exposición individual, en la galería Fiore de Florencia. Entre 1930 y 1956 Morandi fue profesor de grabado en aguafuerte en la Academia de Bellas Artes de su ciudad natal. En 1948 fue premiado con el primer premio en la Bienal de Venecia. Visitó por primera vez París en 1956, siendo galardonado al año siguiente con el gran premio en la Bienal de São Paulo.
En 1960 el director Federico Fellini rendiría tributo a Morandi en su largometraje La Dolce Vita, donde aparecían algunas de sus pinturas.
Giorgio Morandi fallecería en 1964 en su ciudad natal. En el año 2001 el Museo Morandi abriría sus puertas en una sección del Palazzo d'Accursio, sede del gobierno local de Bolonia.
‘Natura morta con cinque oggetti’ - Giorgio Morandi




Pier Paolo Pasolini. Nació en Bolonia, ciudad de tradición política izquierdista, pero de niño le llevaron por numerosas ciudades.
Según dijo, él era hijo de una familia representativa de la unidad italiana: «Mi padre desciende de una antigua familia noble de la Romaña; mi madre, por el contrario, procede de una familia de campesinos friulanos que alcanzaron la condición pequeño-burguesa. La madre de mi madre era piamontesa, pero con vínculos con Sicilia y la región de Roma». Su padre fue un soldado que se hizo famoso por salvar la vida de Benito Mussolini cuando el joven Anteo Zamboni atentó contra su vida.
Pasolini empezó a escribir poemas a los siete años de edad y publicó por primera vez a los 19, mientras se encontraba estudiando en la Universidad de Bolonia. Fue reclutado durante la Segunda Guerra Mundial; posteriormente, fue capturado por los alemanes, pero logró escapar. Al finalizar la guerra, se unió al Partido Comunista Italiano en Ferrara, pero fue expulsado dos años después según comunicó el PCI en el periódico L’Unità el 26 de octubre de 1949: "Con fecha del 26 de octubre la federación del PCI de Pordenone ha resuelto expulsar del partido por indignidad moral a D. Pier Paolo Pasolini, de Casarsa. Los hechos que han determinado tan graves medidas disciplinarias contra el poeta Pasolini , nos dan la ocasión de denunciar una vez más las deletéreas influencias de determinadas corrientes ideológicas y filosóficas, como las de los Gide, Sartre y demás celebrados poetas y literatos que se las dan de progresistas cuando, en realidad, adoptan los aspectos más deletéreos de la generación burguesa”.
Fue asesinado el 2 de noviembre de 1975, en circunstancias aún no aclaradas completamente.
En 1957 publicó los poemas de Le ceneri di Gramsci (Las cenizas de Gramsci, Premio Viareggio de 1957) y al año siguiente L'usignolo della Chiesa cattolica (El ruiseñor de la Iglesia católica). En 1960 dio a la imprenta los ensayos Passione e ideología, y en 1961 otro libro de versos, La religione del mio tempo.
Se destacan los ensayos Sobre la poesía dialectal (1947), La poesía popular italiana (1960) y Escritos corsarios (1975); las antologías Poesía dialectal del siglo XX (1955) y Antología de la poesía popular (1955).
Por otro lado, son fundamentales sus obras poéticas: La mejor juventud (1954), Las cenizas de Gramsci (1957), La religión de mi tiempo (1961) y Poesía en forma de rosa (1961–1964).
Asimismo destacan en la literatura italiana de posguerra sus novelas Muchachos de la calle (1955), Una vida violenta (1959) y Mujeres de Roma (1960), y los dramas Orgía (1969) y Calderón (1973).
Su obra poética, igual que su obra ensayística y periodística, polemiza con el marxismo oficial y el catolicismo, a los que llamaba «las dos iglesias» y les reprochaba no entender la cultura de sus propias bases proletarias y campesinas. Juzgaba asimismo que el sistema cultural dominante, sobre todo a través de la televisión, creaba un modelo unificador que destruía las culturas más ingenuas y valiosas de las tradiciones populares.
El senador Marcello DellŽUtri del partido Forza Italia, anunció el 2 de marzo de 2010 poseer el capítulo dado por perdido de Petróleo, el libro póstumo de Pasolini donde investiga sobre algunos asesinatos cometidos en los años 70. Según los expertos, los datos que ofrece en el libro y sobre todo en ese capítulo desaparecido, conducirían hacia los asesinos de Enrico Mattei, presidente de la petrolera ENI, fallecido en 1962 en un accidente aéreo envuelto en el misterio y la del propio Pasolini. De ahí el título del libro de investigación de Pasolini, Petróleo, que fue publicado en 1992 sin ese capítulo.
Se inició en 1961 como director, y al poco tiempo creó una suerte de segundo Neorrealismo, explorando los aspectos de la vida cotidiana, en un tono cercano al de la Commedia dell'arte, centrando su mirada en los personajes marginales, la delincuencia y la pobreza que arrastra Italia desde la posguerra, y estableciendo un estilo narrativo y visual en el que priman el patetismo y la ironía sobre el humor grueso y a veces sórdido de sus historias.
Debuta en 1961 con una película en clave neorrealista pero que abarca mucho más y sorprende a la crítica: Accattone, en la que inicia su relación personal y profesional con uno de sus actores fetiche (Franco Citti), quien, junto a su hermano Sergio Citti, había sido alumno de Pasolini cuando era profesor. Su segunda película, Mamma Roma (1962), es una obra ya plenamente neorrealista que se convierte casi desde su estreno en una de las cumbres del cine italiano de los 60, y que cuenta con una de las interpretaciones más aplaudidas de la memorable actriz Anna Magnani. Con El Evangelio según San Mateo (1964), Pasolini rompe con su trayectoria anterior (recordemos que Pasolini era un reconocido ateo, y que en 1963 fue condenado a 4 meses de cárcel por sus posiciones anticlericales en el film Ro.Go.Pa.G.), aunque no traiciona sus obsesiones personales ni las constantes de su cine, al presentar el pasaje bíblico en una lectura marxista (consecuentemente con su ideología de izquierda). A pesar de todo, el director de L'Osservatore Romano, Giovanni Maria Vian, la calificará como «una de las más bellas jamás rodada sobre la vida de Jesús».
Pajaritos y pajarracos (1966) es una de sus mejores obras (pese a las ya magníficas dos anteriores). Parábola política y humanística, inmortalizó al entrañable actor cómico Totó en una inolvidable creación, y es una película donde la música se hace protagonista de un modo único. Edipo Rey (1967), fue la primera cinta con guión ajeno, la famosa obra teatral de Sófocles, llevada al cine ese mismo año en una versión inglesa de menor repercusión comercial que ésta, que contaba entre su reparto con la maravillosa Silvana Mangano y uno de los actores favoritos del director, Laurent Terzieff. Teorema, estrenada en 1968, supone la consagración internacional de Pasolini, dotándole de un prestigio que incluso atrapó al público mayoritario. En ésta, sobresalen los trabajos de Terence Stamp y Laura Betti enmarcados ambos en una atmósfera sórdido-sensual que levantó algunas ampollas en su tiempo. Pocilga (1969), fue una de sus obras más crudas y realistas, de enorme polémica en su momento, se la consideró degradante, provocadora y obscena, lo que no evitó bastante éxito en los cines europeos. Medea (1970), con la diva Maria Callas entre el reparto, supone su segunda y mejor actualización-revisión-adaptación de una obra teatral de la Grecia clásica —esta vez de Eurípides—.
Los años 1970 se inician con la llamada Trilogía de la vida (integrada por El Decamerón, 1971; Los cuentos de Canterbury, 1972; y Las mil y una noches, 1974). Pasaron por los festivales de cine de Cannes, Berlín o Venecia con éxito crítico-comercial y definieron la deriva del último Pasolini hacia propuestas más libres y menos narcisitas (pese a que esta trilogía enseña prácticamente lo contrario de cara al espectador). En 1971 aparece una curiosa película con el título de Los cuentos de Pasolini, dirigida por Sergio Citti, que aprovecha el tirón comercial del italiano y de Ninetto Davoli (su otro actor fetiche) de cara a la taquilla. Un poco antes, en 1970, había aparecido otra película que «copiaba» el estilo pasoliniano y «adoptaba» a alguno de sus actores: Ostia, dirigida por Sergio Citti y guionizado por Pasolini.
La carrera del cineasta se trunca cuando, en 1975, se estrena en los cines una película que convulsiona a toda la sociedad italiana y hace que el autor sea objeto de multitud de amenazas de muerte y presiones incluso políticas: Salò o los 120 días de Sodoma, en la que Pier Paolo adopta un tono autocrítico hacia algunos pasajes de su obra anterior y en la que adapta al Marqués de Sade con toda crudeza y con la mayor libertad con la que un creador se haya dotado a sí mismo nunca, desdibujando los límites convencionales y cinematográficos que encierran el erotismo, pornografía, expresión, sadismo, provocación y degradación humanas.
Esto no evitó que, a raíz de esta última película y en circunstancias aún no del todo aclaradas, Pasolini muriera asesinado a manos de un joven marginal, que lo embistió con su propio coche, en el balneario popular de Ostia. Era para entonces un intelectual ampliamente reconocido y gozaba de una posición económica acomodada pero, como se ha comentado, la polémica que le rodeó en vida se agudizó en los últimos tiempos, y la Italia «oficial» de la época acabó por hacerle pagar. Así, durante las primeras investigaciones, las declaraciones del presunto asesino acerca de que lo había matado debido a que el director le proponía tener relaciones sexuales, no convencieron a toda Italia y siempre flotaron en el ambiente las teorías de que ciertas personas poderosas del gobierno deseaban muerto al director debido a las críticas que hacía continuamente a través de sus películas, sus libros y sus discursos políticos a la vez que el día de su asesinato desconocidos lo habían llamado para chantajearlo y devolverle rollos con escenas inéditas de Salò.
La noche antes de morir dio una entrevista, hoy famosa, a Stampa Sera, en la que recuerda el peligro del fascismo.
En abril de 2005, unas nuevas declaraciones del supuesto asesino, quien aseguraba que fueron en realidad tres jóvenes los que le quitaron la vida a Pasolini aquella fatídica noche de noviembre de 1975, provocaron que un amplio sector del entorno político y cultural de Italia pidiese la reapertura del caso para esclarecer el crimen.
Tras su muerte, se han realizado diversos homenajes y películas documentales que analizan su figura desde distintas percepciones, tanto biográficas al uso como ensayísticas sobre su repercusión a nivel internacional, su eco en el cine posterior, la verdadera dimensión de su universo personal, etc.



La ciudad

Bolonia también tiene la mayor feria italiana después de la de Milán: Motorshow es la exposición automovilística más importante del mundo (1,3 millones de visitantes por año), famosa además en el mismo rubro por tener al constructor de automóviles deportivos Lamborghini dentro de su localidad (Villa Santa Agata), además del constructor de motocicletas Ducati una de las marcas punteras en el campeonato de MGP.
Son numerosos los restaurantes especialistas en la dieta mediterránea, sobre todo, en la elaboración del plato típico de la ciudad, los tagliatelle a la boloñesa o tortellini in brodo (tortellini en sopa). También es típico acompañar la pasta de una buena copa de vino Sangiovese.



Las Dos Torres (Due Torri) es el lugar más famoso de Bolonia. En realidad, en los siglos XII y XIII se construyeron muchas torres en Bolonia, siendo estas las más famosas de las que perduran. La torre más alta mide casi 98 m y tiene 498 escalones. En un día claro, se puede ver hasta Verona, las Dolomitas y los Apeninos, desde la torre Asinelli.
Bolonia es conocida por el atentado terrorista que los neofascistas Valerio Fioravanti y Francesca Mambro cometieron el 2 de agosto de 1980 en la estación de ferrocarril (la más importante del norte de Italia). En el atentado murieron 85 personas y unas 200 resultaron heridas.
Bolonia ha sido y es una de las ciudades clave en el movimiento obrero y alternativo italiano y europeo. Ha sido lugar de congresos y agitación obrera. Primero como núcleo duro socialista y, después de 1945, comunista. Así, desde 1946 a 1999 ha sido gobernada ininterrumpidamente por el comunista PCI (desde 1991 a 1999 por su heredero socialdemócrata PDS-DS) y nuevamente, desde 2004, tras el paréntesis de gobierno local de centro-derecha de 1999-2004 (alcalde Giorgio Guazzaloca), acontecimiento que causó gran impresión en el panorama político italiano.
La Carta o Estatutos de Bolonia, redactados en 1248, son el documento masónico original más antiguo que se conoce.



Entre las visitas más importantes en Bolonia hemos de destacar la Pinacoteca Nazionale, con una magnífica colección de obras maestras artísticas de la Escuela de Bolonia, desde el Renacimiento hasta la Contrarreforma; la Iglesia de Santo Stefano (Las Siete Iglesias), San Domenico, San Giacomo Maggiore, el Teatro Comunale, San Petronio, la Piazza Maggiore, el Real Colegio de España, las tumbas de los glosadores, el espectacular Archiginnasio y una infinidad de iglesias repartidas por toda la ciudad. Y, sobre todo, sus 37 km de pórticos en el casco antiguo (unos 50 km en toda la ciudad), con el Pórtico de San Luca, el más largo del mundo (3500 m de longitud y 666 arcadas, desde la Puerta de Zaragoza hasta la Iglesia de San Luca sobre el Colle della Guardia, a 289 msnm), desde donde se puede ver la llanura padana, el valle del Reno, la ciudad y lo Apeninos.
La ciudad de Florencia está a tan sólo 90 km y Parma está sólo a algo más de una hora en tren. Además, Venecia esta a 150 km al noreste.
En Bolonia, el 6 de agosto de 1221, falleció Santo Domingo de Guzmán, uno de los más grandes defensores y propagadores de la Iglesia católica. Fue canonizado por Gregorio IX en 1234 y sus restos descansan en la basílica de Santo Domingo, del convento de Predicadores de Bolonia (San Domenico), en una bellísima y artística capilla.

Piazza Maggiore - Es la plaza principal de la ciudad y está flanqueada por grandiosos y nobles edificios; frente a San Petronio está el Palacio del Podestá (siglo XIII), sede del Ayuntamiento, reconstruido a finales del siglo XV; en el lado este se halla el Palacio de los Bancos, edificio del siglo XVI debido a Vignola; junto a la iglesia, el Palacio de los notarios (siglos XIV-XV); y en el lado oeste surge el Palacio Comunal (siglos XIII-XV).
San Petronio - Es una de las iglesias más grandes de las existentes; fue proyectada en 1390 por Antonio di Vincenzo y erigida a intervalos en los siglos XV, XVI y XVII.
La parte inferior de su fachada está revestida por mármoles y la superior quedó inacabada. El hermoso portal central, fue comenzado por Jacopo della Quercia en 1425 y modificado en parte en el siglo XVI; lo decoran interesantes bajorrelieves; los portales laterales se deben a varios artistas del siglo XVI.
Su vasto interior es gótico, con tres naves y capillas laterales cerradas por barandillas (algunas de ellas están iluminadas por bonitas vidrieras del siglo XV); en la primera y en la cuarta de la izquierda hay frescos de Giovanni de Módena (1379-1455), en la séptima una Virgen con Santos de Lorenzo Costa; al fondo a la izquierda se halla el Museo; también es interesante el cuadrante solar del pavimento.
La tribuna que domina el altar mayor es de Vignola; en la nave capilla de la nave derecha, hay una estatua de San Antonio atribuida a Sansovino, en la sexta un retablo de Lorenzo Costa con San Jerónimo y en la quinta una Piedad de Amico Aspertini.
En esta iglesia en 1530, fue coronado Carlos V.

San Francesco - Es una hermosa iglesia gótica (restaurada ampliamente después de los bombardeos de 1943) que fue edificada hacia mediados del siglo XIII, son evidentes las influencias de la arquitectura francesa en las capillas radiales y en los arcos por tranquil del ábside, frente al que se hallan las tres Arcas de los Glosadores (comentaristas de obras jurídicas, siglo XIII).
Su interior conserva un retablo de los Dalle Masegne. También son interesantes los claustros.
Las dos Torres (Due Torri) - Estas dos célebres torres medievales caracterizan el panorama de la ciudad. La Torre de los Asinelli (97,60 metros) fue erigida en el siglo XII, quizás por la familia homónima, pero es más probable que la alzase la Comuna para que sirviera de torre de vigía; desde su cima se abarca con la mirada toda la ciudad; la Garisenda (48,16 m) es mucho más inclinada y se le atribuye quizás a la familia Garisendi; fue construida a finales del siglo XI.
Pinacoteca Nacional - Fue constituida en el siglo XIX y ofrece gran interés por sus pinturas de escuela emiliana de los siglos XIV al XVIII.
En la Sección de los Primitivos hay obras de Vitale da Bologna (San Jorge y el dragón), Giotto y ayudantes (Virgen y Santos), Simone dei Crocifissi y Jacopino da Bologna.
En la sección del Renacimiento: pinturas de los Vivarini de Cima, Costa, Rafael (el Éxtasis de Santa Cecilia), Parmigianino (Virgen de Santa Margarita), Francia y Roberti.
En la sección del Barroco: obras de los Carracci (la Anunciación, de Annibale), de Guido Reni, Domenichino, Crespi y Guercino.

La fuente de Neptuno
La estatua fue promovida por el Cardenal Legado de Bolonia Carlos Borromeo, el cual deseaba reordenar el área de la Plaza Mayor, con la ayuda del obispo Pier Donato Cesi.
La estatua habría tenido el objetivo de simbolizar el auspicioso gobierno del papa recientemente electo, y tío materno de Borromeo, Pío IV.
La obra fue proyectada por el arquitecto y pintor palermitano Tommaso Laureti en 1563 y fue coronada por la imponente estatua en bronce del dios Neptuno del escultor manierista flamenco Jean de Boulogne da Douai, llamado Juan de Bolonia, quien deseaba redimirse luego de la derrota en el concurso por la Fuente de Neptuno en la Plaza de la Señoría de Florencia.
Para la construcción de la fuente (terminada en 1565) fue derribada entera una cuadra (manzana urbana) de la ciudad, y los gastos fueron repartidos entre las casas y las bodegas adyacentes.
El suministro de agua de la fuente tomó lugar con la construcción de la obra de captación de los bagni di Mario (cisterna subterránea con decoraciones renacentistas, hoy extremadamanete deteriorada) y potenciada reestructurando la antigua fonte Remonda (que funciona aún bajo el convento de San Michele in Bosco) y convergiendo sus aguas hacia la plaza.
Se dice que Juan de Bolonia quería realizar al Neptuno con genitales más grandes pero la iglesia se lo prohibió. El escultor de todos modos no se rindió y de hecho diseñó la estatua de manera que desde un ángulo particular el pulgar tensado de la mano izquierda parezca emerger del bajo vientre, en un modo parecido a un pene erecto. En su época, las señoras de Bolonia se turbaban al ver al Neptuno, por lo que la iglesia tuvo que ponerle unos pantalones de bronce a la estatua. Toda la fuente tiene de todos modos un fuerte carácter erótico; por ejemplo, las ninfas de las esquinas rocían agua por los pezones.
La leyenda narra que antes de un examen importante el estudiante que quiera tener la fortuna de su parte debe girar dos veces en contra de las agujas del reloj alrededor de la fuente, tal como hizo Juan de Bolonia alrededor del pedestal reflexionando sobre el proyecto de realización del Neptuno, dando así inicio a su fortuna y a su expiación por la "derrota florentina".

La Montagnola
El Parque de Montagnola es un parque público en Bolonia, Italia; debe la construcción original (1805) al gobierno napoleónico , quien encargó el diseño del parque de Giovanni Battista Martinetti. La base del parque contiene las ruinas del Castello di Galliera del siglo XIV, que luego conduce a una escalera escenográfica (1893-1896), diseñada por Tito Azzolini y Attilio Muggia . Las escaleras están decoradas con relieves escultóricos y estatuas inspiradas en la historia de Bolonia, completadas por Arturo Orsoni, Pietro Veronesi , Tullo Golfarelli , Ettore Sabbioni y Arturo Colombarini . La cuenca central de los parques fue terminada para la Exposición de la Provincia de Emilia en 1888, por diseño de Diego Sarti.
El jardín Montagnola es una de las zonas verdes más antiguos y central de la ciudad de Bolonia , se abrió por primera vez en el siglo XVII . Se encuentra al norte del centro histórico de la ciudad, junto a las paredes del último círculo y se levanta sobre las ruinas del palacio construido por Bertrand del Pouget para acoger el Papa y su corte, posteriormente destruidas por aclamación popular.  
Se accede a ella por un lado a través del Pincio en Bolonia, construido en 1896 según el proyecto de Tito Azzolini y Attilio Muggia , en la base hay una fuente esculpida por Diego Sarti y Pietro Veronesi ; en el otro lado, la entrada se encuentra en Via Irnerio, frente a la plaza el 8 de agosto, a los lados de ' monumento del mismo nombre .
Dentro del parque se encuentra una piscina circular construida en Emilian Exposición de 1888 que contiene las esculturas de animales a manos de Diego Sarti .
En la plaza exterior, cuadrado, el 8 de agosto, y en el camino interior del parque, cada viernes y sábado hay un gran mercado llamado "El Paso", también conocido como mercado "Montagnola".
El Parque Montagnola fue el primer jardín público real en Bolonia y es el único de cierto tamaño en el centro de la ciudad. Su ubicación entre la estación de tren y la estación de autobuses del autobús hace, por un lado, un lugar estratégico de la ciudad - de hecho, es casi la "puerta trasera" el acceso a los que vienen de fuera - el otro lugar una reunión.
Nacido sobre las ruinas de la fortaleza de Porta Galliera, con un aspecto muy diferente de la actual, que se pretendía en parte por el público en 1662.
El diseño final del parque se debe a la época napoleónica y en cierta medida el mismo Napoleón, que, en los tres días que se detuvo en Bolonia, estaba ansioso por dar a la ciudad algunos signos de lo general a la francesa.
El 8 de agosto, 1848 Montagnola Park es el telón de fondo de una importante batalla del Risorgimento, la que determina la expulsión de los austriacos de la ciudad después de un levantamiento popular. A finales del siglo XIX, el parque está equipado con una nueva entrada espectacular en el lado que mira hacia la reciente construcción de la estación.
 En 1903 fue inaugurado el monumento a los caídos de la octava agosto de Pasquale Rizzoli (1871-1953), claramente visible en el lado opuesto de la plaza que lleva su nombre a partir de esta fecha.
Ya desde la plaza de la estación se puede echar un vistazo a la escalera de entrada monumental que data de finales del siglo XIX - Pincio en Bolonia, realizado en 1896 según el proyecto de Tito Azzolini y Attilio Muggia, en la base hay una fuente esculpida por Diego Sarti y Pietro Veronesi.
Dentro del parque se encuentra una piscina circular construida en Feria de Emiliana de 1888 que contiene las esculturas de animales a manos de Diego Sarti.
Recordado por escritores famosos como Montesquieu y Stendhal, el parque alberga dentro de algunos plátanos centenarios impresionantes, así como filas de Linden y castaños de Indias. Una más sugerente de ver el parque de la Piazza VIII Agosto, donde el viernes y sábado se encuentra uno de los mercados más importantes de Bolonia con trajes de protección, ropa de cama, telas, zapatos, herramientas utilizadas, y artesanías. Los días de mercado, especialmente en los meses cálidos, se convierte en un lugar de encuentro para cientos de jóvenes.