viernes, 23 de diciembre de 2016

CARTA A DON QUIJOTE



Resultado de imagen de Cervantes 

Ahora que está a punto de terminar el año en que se cumplen los cuatrocientos de la muerte de Miguel de Cervantes Saavedra, el más grande de nuestros escritores, ¿qué mejor puede hacerse para recordarlo que copiar una carta que  Dulcinea del Toboso, personaje cervantino emblemático donde los haya, que representa el blanco de todos los buenos ideales desde el amor a la belleza, pasando por el sacrificio, la generosidad, la libertad, la paz, la bondad y la justicia, envió a Don Quijote, el personaje que mejor encierra los principios del propio Cervantes?

 Resultado de imagen de dulcinea del toboso

Mi querido señor don Quijote:
Mucha alegría me han dado las noticias de las hazañas que vuestra merced ha realizado últimamente, entre otras, la ganancia del yelmo de Mambrino o la liberación de los forzados a galeras; alegría que ha compensado el miedo que siempre amenaza mi corazón al pensar en los mil peligros que envuelven a vuestra merced en cuantas empresas caballerescas lleva a cabo. Pero el motivo de esta carta es muy otro. Comenzaré por el principio: resulta que hoy ha llegado al Toboso maese Benito, vecino de Argamasilla al que vuestra merced debe de conocer, a proveerse de ganado lanar para mercarlo en las tierras del sur, y me ha puesto al corriente de la trama que andan urdiendo el cura y el barbero del lugar para obligar a vuestra merced a regresar al pueblo y quitarle de la cabeza, de una vez por todas, la idea de recorrer el mundo para deshacer todo tipo de agravios, defendiendo a los débiles contra el abuso de los poderosos; sobre todo, después de que la quema de los libros de antaño y el consiguiente tapiado de la biblioteca no lograran hacerle desistir de llevar a efecto el incomparable deseo de acabar con tantas injusticias como en el mundo sigue habiendo. Dicho lo anterior, paso al verdadero motivo de esta carta. Por este mismo vecino de Argamasilla, maese Benito, le hago llegar esta carta a la venta en la que ahora debe de estar alojado vuestra merced en compañía del fiel escudero Sancho Panza, para ponerle sobre aviso y darle tiempo a poner en práctica cuantos medios tenga a mano para burlar las intenciones del cura y el barbero, los cuales, ayudados esta vez por el bachiller Sansón Carrasco, piensan realizar, me temo, mi querido señor don Quijote, aun antes de que lleguen estas líneas a la venta. En ellas le pongo a vuestra merced en conocimiento de algunas artimañas que las tres personas mencionadas desean emprender en contra suya, la principal y primera de las cuales es que el citado bachiller Sansón Carrasco, bajo el disfraz de caballero andante (se hará llamar, según tengo entendido, el Caballero del Bosque o de los Espejos), saldrá al encuentro de vuestra merced para retarle en duelo, haciéndole prometer que, en caso de vencerle, regresará a Argamasilla y se olvidará para siempre de luchar contra gigantes, malandrines y toda suerte de encantadores. Bien sabe Dios que lo que más deseo en este mundo es que vuestra merced salga airoso de cuantos peligros le acechan desde que tuvo el bendito propósito de servir a los demás para convertir este mundo en un mundo mejor. Por eso y porque llevo a vuestra merced en mi corazón, fervientemente le pido que, si por desgracia esta carta llegara tarde a sus valerosas y esforzadas manos, y las intrigas de sus tres convecinos, en realidad sus más encarnizados enemigos porque quieren arrebatarle la honra y fama de sus hazañas, se adelantaran a estas letras, puede estar seguro, mi querido señor don Quijote, de que mis oraciones y mis mejores deseos estarán dispuestos a salir en su favor y ayuda  para que pueda vuestra merced derrotar primero a ese taimado bachiller Sansón Carrasco y falso caballero andante, del Bosque, de los Espejos o como quiera hacerse llamar, y, por ende, resulte triunfador una vez más de las continuas y perversas acechanzas del cura y el barbero.
Que así sea.
Contad siempre con vuestra más devota servidora,
Dulcinea del Toboso.

domingo, 11 de diciembre de 2016

BREVES CARTAS A UNA AMIGA POETA y II



Resultado de imagen de azorin 


Confidencias de Azorín

Me dices en tu carta, con una timidez que me enternece, que, si puedo, antes de hablarte de Zorrilla y demás dramaturgos poetas, te cuente las confidencias que hace Azorín en su libro Las confesiones de un pequeño filósofo para ayudar a una sobrina tuya en sus deberes escolares. Pues bien, aunque preferiría que fuera esa sobrina tuya quien descubriera esas confesiones mientras lee el libro del autor de Castilla, que merece la pena, voy a satisfacer tu petición. Exceptuando  la Introducción, Dónde escribí este libro, en la que no hay ninguna por tratarse de una mera descripción del lugar en que Azorín escribió sus “confesiones”, éstas son las que hace a lo largo de los primeros catorce capítulos del libro:
Yo no sé si escribir: Duda si un pequeño granito de arena como él debe escribir o no esos igualmente minúsculos acontecimientos de su vida.
Escribiré: Decidido a escribir pide comprensión al lector acerca de las liviandades que al fin y al cabo son propias de todos los muchachos.
La escuela: Unas litografías de pasajes bíblicos fueron siempre motivo de pesadillas durante toda su vida.
La alegría: En sus juegos infantiles destaca la figura de una criada que le inspiraba por igual admiración y ternura.
El solitario: La figura de este hombre solitario le recuerda el sutil lazo que une a los hombres pese a las ingratitudes.
Es ya tarde: La idea de que siempre es tarde, aunque no supiera para qué, fue siempre fundamental en su vida.
Camino del colegio: La vuelta al colegio le produjo siempre una gran amargura.
El colegio: Describiendo el colegio, confiesa la delicia que suponía para él pasear por la huerta contigua a él.
La vida en el colegio: En la misa diaria, de madrugada, en el colegio encuentra la raíz de esa obsesiva idea del misterio y del porqué y el fin de las cosas.
La vega: La continua vista desde la sala de estudio de la vega yeclana y particularmente de una pequeña y solitaria casa constituyó para Azorín una evasión de sus preocupaciones.
El Padre Carlos: El matiz melancólico de este personaje que hacía callar a todos despertó en el escritor una secreta veneración.
La lección: Eran ratos desagradables en la sala de estudio ante de guarismos y áridas definiciones que culminaban en la amarga situación de ignorancia frente a las preguntas del profesor.
La luna: Tras su primera visión de la luna a través de un telescopio, siente que ha entrado en él de repente la poesía.
Yecla: Su espíritu se ha formado en Yecla, que para él es “un pueblo terrible”.
Y dile a tu sobrina que lea el libro, que así conocerá de primera línea no sólo la forma de ser y de pensar de un escritor que ayudó a entender qué era España en uno de los momentos más difíciles de su historia: la pérdida de nuestras últimas colonias, sino también el estilo comedido, ameno, eficaz y lírico de uno de nuestros mejores escritores de la Generación del 98.


 Resultado de imagen de antonio machado

 
Lección de Machado (I)

Veo por tu carta, querida amiga, que, con la intención de ayudar a tu sobrina, y esquivando las semblanzas de Zorrilla y demás dramaturgos poetas que pueblan la literatura española hasta Lorca, pasando por Valle-Inclán, prefieres, ya puestos, que te hable del poeta por antonomasia de la Generación del 98, es decir, nuestro don Antonio Machado que Dios tenga en su gloria y los dioses en el Parnaso, que tanto mereció. Sea y más cuando creo que don Antonio puede servirte de guía espiritual en el camino de la poesía que tan juiciosamente has emprendido.
Primera afirmación: Machado es el poeta de la Generación del 98. Ya sé que quedó dicho más arriba, pero es importante insistir en ello. Su poesía, todo idea, sentimiento, amor, paisaje de Castilla e inquietud por la situación histórica de España justifican esa insistencia.
Segunda afirmación igualmente fundamental: Sencillez, claridad y serenidad son las tres características esenciales de su quehacer lírico.
En cuanto a su vida, ésta transcurrió apaciblemente. Viajó, fue profesor, se casó, intervino raras veces en política y murió. Si bien conviene añadir que lo más triste de su existencia fue en primer lugar la muerte de su joven y reciente esposa Leonor y en segundo lugar la suya propia fuera de su querida España, en un hotelito de la costa francesa, casi olvidado de todos. Aún sus restos descansan en ese trozo de tierra francesa llamada Collioure, muy cerca de la española, pero no en ella.
De su obra poesía, conviene hablar por lo menos de dos libros:  Soledades y Campos de Castilla. Los poemas del primero (publicado en 1903) fueron escritos entre 1899 y 1902, y aunque entonces estaban en pleno apogeo las formas modernistas, Machado siguió caminos diferentes. Pues si en el elemento poético para los poetas modernistas contaban especialmente el valor fónico de la palabra, el color, la línea y un complejo de sensaciones, para nuestro poeta contaba más “la honda palpitación del espíritu, lo que pone el alma, si es que algo pone, o lo que dice, si es que algo dice, con voz propia, en respuesta con el contacto del mundo”.
La estética de Soledades se puede resumir en esta otra afirmación: El hombre puede sorprender palabras de un íntimo monólogo, las ideas cordiales, el sentimiento. El libro fue refundido en 1907 con este título: Soledades, galerías y otros poemas.
En cuanto a Campos de Castilla, publicado en 1912, recoge experiencias vitales del poeta de cinco años transcurridos en la tierra de Soria; dichas experiencias orientaron sus ojos y su corazón hacia lo esencial castellano. Dice el poeta que “somos víctimas de un doble espejismo: si miramos afuera y queremos penetrar en las cosas, todo el mundo externo se desvanece y pensamos que no existe por sí, sino por nosotros. Y si nos convencemos de que nuestra intimidad es real y miramos dentro, todo nos parece venir de fuera y es nuestro mundo interior, nosotros mismos, lo que se desvanece. Lo que podemos hacer es soñar nuestro sueño, vivir. Así pues, la misión del poeta es inventar nuevos poemas de lo eterno humano, historias animadas que siendo suyas vivan por sí mismas.”
En Campos de Castilla (he aquí una nueva afirmación) “el romance es la suprema expresión de la poesía. Y en cuanto a los temas tratados en el libro, están presentes junto a la preocupación patriótica, el amor a la naturaleza, “que en mí supera infinitamente al amor del arte” y meditaciones sobre los enigmas del hombre y del mundo, sin olvidar la inquietud, la angustia, el temor y la impaciencia que siente, al lado de la resignación y la esperanza.
Como esta carta se está alargando más de la cuenta, la acabaré diciendo que todo en Machado es contención de expresión y emoción controlada pese a que dentro del alma del poeta reina el dolor más inmenso. Hay muchísimos ejemplos de lo que digo en sus obras, pero uno de los más claros es el siguiente que aparece en Campos de Castilla y que hace referencia a la muerte de su joven y reciente esposa Leonor Izquierdo:
“Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería;
 Oye otra vez, Dios mío, mi corazón clamar.
Tu voluntad se hizo, Señor, contra la mía.
 Señor, ya estamos solos mi corazón y el mar.”



Resultado de imagen de antonio machado





Lección de Machado (y II)

Veo por tu carta que quieres que te hable más de esa contención de expresión de don Antonio y de su emoción controlada a través de otro poema de Campos de Castilla. Y atendiendo a tu petición he encontrado éste que casi sigue al anterior con el número CXXI:
“Allá, en las tierras altas,
por donde traza el Duero 
su curva de ballesta
en torno a Soria, entre plomizos cerros
y manchas de raídos encinares,                  5
mi corazón está vagando, en sueños...
  ¿No ves, Leonor, los álamos del río
con sus ramajes yertos?
Mira el Moncayo azul y blanco; dame
tu mano y paseemos.                                   10
Por estos campos de la tierra mía,
bordados de olivares polvorientos,
voy caminando solo,
triste, cansado, pensativo y viejo.”

Pues bien, dicho poema lo escribió Machado en mayo de 1913 a un año escaso de la muerte de su mujer. El poeta ha regresado a Baeza y camina por los campos de olivos del lugar. Nos confiesa que está “solo, triste, cansado, pensativo y viejo”, pero entonces, por ese milagro de la memoria, sueña despierto que se encuentra en las tierras altas de Soria donde conoció a Leonor y se casó con ella; así pues, el corazón del poeta vaga en sueños, y en ese estado habla a Leonor como si siguiera viva y le pregunta por los álamos del río que tantas veces fueron testigos de su amor mientras caminaban por la orilla del Duero; y en un intento de hacer realidad lo que sueña su corazón nostálgico, le pide que mire una vez más al Moncayo y le dé su mano para pasear otra vez juntos. Es sólo un momento de alegría porque enseguida cae en la cuenta de que su sueño sólo es un sueño: su mujer ha muerto y él ya no está en Soria, sino a mucha distancia de allí, en Baeza, caminando solo por los campos de olivos. Todo se queda en una triste evocación de aquella Soria de tiempos mejores cuando aún vivía su mujer y su compañía le hacía el hombre más feliz del mundo.
En el poema pueden distinguirse tres apartados bien significativos:
En el primero hay una alusión a la tierra de Soria por donde el sentimiento del poeta camina en sueños (versos 1 a 6).
En el segundo se mencionan los elementos reales del sueño: el diálogo con Leonor, los álamos del río, el Moncayo, la mano de su mujer, el paseo sentimental (versos 7 a 10).
Y en el tercer apartado se da el regreso doloroso a la realidad presente, donde el poeta se halla en otra tierra, la andaluza, lejos de la castellana, “solo, triste, cansado, pensativo y viejo” (versos 11 a 14). 
En cuanto a la expresión, dejando aparte la excelente gradación de los cinco adjetivos que, además de mostrar a la perfección el estado de ánimo del poeta, cierran el poema de forma magistral, conviene destacar algunos detalles importantes: el primero de ellos es el adverbio “allá”, con el que arranca el poema y que tiene aquí un tono elegíaco, de distancia insalvable, muy en consonancia con la emoción nostálgica que vertebra el tema de la composición. El sintagma nominal “tierras altas” alude a la meseta en la que se halla Soria, lugar donde tiene lugar el núcleo del sueño del poeta. En cuanto a la metáfora “curva de ballesta”, que alude al trazado que realiza el Duero en torno a la ciudad, se da la circunstancia que el poeta la ha empleado hasta en cuatro ocasiones en su obra. “Cerros plomizos”, “raídos encinares”, añaden a la nota anterior del río, dos rasgos descriptivos del gusto de Machado para pintar las tierras de Soria con cuyo paisaje se identifica íntimamente, un paisaje ya observado directamente ya sólo desgraciadamente recordado. El “vagar en sueños”, lo mismo que “galerías”, “corredores” y otros sinónimos, constituye uno de los motivos temáticos más representativos de la obra poética machadiana. Respecto de los versos 7 a 10, tratan de hacer una emotiva evocación de su difunta esposa y de todo el tiempo pasado junto a ella en la tierra Soriana, y donde la expresión “dame / tu mano y paseemos” es un vano deseo del poeta de hallar compañía; deseo o súplica de ayuda que se rompe de repente ante la inexorable realidad de los campos andaluces, de la propia soledad y el cansancio del poeta, envejecido además por la tristeza, y a quien sólo le queda el don de evocar el pasado, que siempre es doloroso porque nunca regresa. Finalmente, el cauce que ha elegido para expresar ese cúmulo de ideas y sentimientos ha sido la silva arromanzada (no en balde el romance es su estrofa preferida), forma métrica más en consonancia con el sencillo relato de su triste experiencia. 
Hasta la tuya, mi muy querida amiga.

lunes, 5 de diciembre de 2016

BREVES CARTAS A UNA AMIGA POETA I





Resultado de imagen de lamartine

UNA 
El poema bien hecho

Me preguntas en tu carta qué es para mí un poema bien hecho. Creo que ya lo he dicho y escrito en alguna ocasión. Para mí un poema bien hecho es aquel que presenta, de acuerdo con Lamartine, los elementos siguientes: una idea para la mente, un sentimiento para el corazón, una imagen para la vista y una música para el oído. Si bien añado que esos cuatro elementos no deben estar combinados de cualquier modo, sin encajados perfectamente en el todo del poema, como las piezas de un puzzle, un todo que ha de ser estéticamente válido, por otra parte.
Como ejemplo de poema bien hecho, podríamos proponer la décima siguiente, obra de Calderón de la Barca:
“Cuentan de un sabio, que un día
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas yerbas que cogía.
«¿Habrá otro», entre sí decía,
más pobre y triste que yo?»
Y cuando el rostro volvió,
halló la respuesta, viendo
que iba otro sabio cogiendo
las hojas que él arrojó.”
Espero que te sirva. Un abrazo.




Resultado de imagen de Calderón de la barca

DOS
Calderón de la Barca Dramaturgo y poeta

Me dices en tu carta que Calderón de la Barca era un magnífico dramaturgo, pero no un gran poeta, y debo decirte que andas algo errada, amiga mía; si no quieres convencerte con mis palabras, abre, por ejemplo,  La vida es sueño que, estrenada en 1635, constituye un modelo de poesía barroca, y de la mejor, con sus motivos del desengaño, el paso veloz del tiempo y la insignificancia del hombre, siempre en manos del destino. Y no te pido mucho: sólo que leas el primero de los dos monólogos de Segismundo, el que trata el tema del título del drama, la vida considerada como un sueño. Curiosamente, está compuesto por soberbias décimas, que a Calderón, como podrás comprobar, no le causaban ninguna dificultad; al contrario, parecía encontrarse en ellas como pez en el agua. Para abrirte boca, aquí te copio las primeras de dicho monólogo:
“Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte, ¡desdicha fuerte!
¿Que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte?

Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.

Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.”
De modo, estimada amiga poeta, que no creas que están tan separados entre sí los géneros dramático y lírico al menos en algunos genios de nuestro Barroco, como el citado Calderón, Tirso de Molina o Lope de Vega, a quien el propio Cervantes llamó no en vano “Fénix de los Ingenios” y “Monstruo de la Naturaleza”, y también en algunos escritores del Romanticismo, como Zorrilla o Hartzenbusch y aun en nuestros días, cuyo caso más singular lo constituye el malogrado García Lorca.
Hasta la próxima si tú lo quieres.





Resultado de imagen de Lope de Vega

TRES
El caso de Lope de Vega

Por supuesto que puedo darte ejemplos de buena poesía presente en los dramaturgos del Barroco que te mencionaba en la carta anterior, y, sin más espera, paso a complacerte. En Lope de Vega (Madrid, 1562- 1635), destacan tanto sus obras dramáticas como las líricas, sin olvidarnos de las narrativas; en unas y otras sentó cátedra, como suele decirse de quien es excelente en ellas.
Antes de hablar de su producción poética, que es realmente digna de aplauso, déjame que te cite algunas de sus comedias y dramas más famosos (se cree que escribió más de 1400; no en balde se le considera el fundador de nuestro Teatro Nacional); así como otras del género narrativo. Entre las primeras, desde El mejor alcalde el Rey hasta La estrella de Sevilla, pasando por El villano en su rincón, El caballero de Olmedo, Fuenteovejuna, Peribáñez y el Comendador de Ocaña o El perro del hortelano, por no agotarte la paciencia enumerándote títulos y más títulos. Entre las obras que pertenecen al género narrativo, citaré los títulos más celebrados: La Dorotea, de estilo parecido al que Fernando de Rojas (1470-1541) empleó en La Celestina; El Peregrino en su patria, novela bizantina o de aventuras, cuyos lances, a diferencia de la mayoría del género, ocurren en España; y La Arcadia, de ambiente pastoril escrita a imitación de la novela del mismo título del italiano Sannazaro.
Y vamos con su producción lírica, por la cual es considerado uno de nuestros mejores poetas de todos los tiempos. Dejando aparte las composiciones poéticas repartidas en sus otros dos géneros literarios mencionados, que abarcarían otro volumen, el resto de los miles de versos que salieron de su pluma están agrupados en colecciones separadas, cuyos títulos más conocidos son: Rimas, con muchísimos y excelentes sonetos (son dignos de recordarse los dos sonetos dedicados a pintar el amor: “Ir y quedarse, y con quedar partirse” y  “Desmayarse, atreverse, estar furioso”) junto a elegías, églogas y epitafios; Rimas sacras, con más sonetos (el más celebrado y repetido es el    que comienza: “¿Qué tengo yo que mi amistad procuras”), romances, poemas en tercetos encadenados, canciones, etcétera; Rimas humanas y divinas del licenciado Burguillos, publicadas un año antes de morir el poeta, y donde, junto a una colección de sonetos, aparecen poemas epigramáticos y paródicos, con lo que, al lado del tono severo propio de la vejez, Lope emplea el jocoso y humorístico; o La vega del Parnaso, que no vería la luz hasta 1637, y en la que los amigos del poeta reunieron composiciones de la más diversa índole, desde textos antiguos hasta varios poemas compuestos de liras de seis versos y otros traspasados por el tema de la muerte.
No quiero, querida amiga, aburrirte más de la cuenta con un centón de títulos y rasgos característicos que a casi nada conducen. Por eso cierro esta que prometía ser breve carta (y, con todo, me temo que se va a alargar en demasía) con uno de esos sonetos anunciados más arriba:

“Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;

no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;

huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;

creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor: quien lo probó lo sabe.”

Espero haberte servido como mereces. Hasta la próxima.