miércoles, 28 de febrero de 2024

COPLAS DE FEBRERO




Cada vez llega más lejos

nuestra ilusoria política:

a los jueces maniata

y amordaza a la justicia.


Por San Blas, más que cigüeñas,

vimos cuervos con poderes

de fiscal con intenciones

de amnistiar al Delincuente.


 ¿Qué le pasa a nuestro “presi”

que de pronto cree que España

se ha hecho de VOX y que el campo

se ha vuelto ya CAMPOFACHA?



 Todo el año es Carnaval,

con razón lo dijo Larra,

y es el gobierno de ahora

el que mejor se disfraza.


 Adivina adivinanza

¿por qué sube tanto el ocio

y la lectura desciende

hasta los números rojos?




¿Qué está pasando en España

para que se niegue a un muerto,

que dio su vida por ella,

un minuto de silencio?


Adivina adivinanza:

¿castellano o catalán?

Cualquiera de los dos sirve

para honrar a España más.


 Otra ocurrencia trivial

la del ministro sin trenes:

la amnistía economiza

la faena de los jueces.


 Por San Valentín se aman

las izquierdas y derechas.

Me refiero a las dos manos

del cuerpo al que están sujetas.







lunes, 19 de febrero de 2024

ZAMORA EN INSTANTÁNEAS (I)

    


  A medida que se acerca la Semana Santa al calendario, a mí me asalta la emoción de recordar algunos detalles relacionados la mayor parte con la Semana Mayor, habida cuenta de que si Dios quiere pronto haré uno de mis retornos a la ciudad del alma. Y lo haré en varias instantáneas.


La primera no puede ser otra que la Plazuela de Belén, donde estuvo la casa en que nací (aún siguen sus cimientos vivos sosteniendo lo que ahora es un hostal). Mi casa, los tres balcones (desde el balcón central, a cuya luz se sentaba mi madre a coser) veíamos la ciudad estirarse de un extremo a otro muy por encima del Puente de Piedra: la Catedral (el esbelto cimborrio de escamas de piedra y la torre del Salvador con su enigmática disposición de ventanas y campanas en sus cuatro cuerpos: tres, dos, una, ninguna), la Casa del Cid (su torre rosada, sus almenas mirando al río, su puerta ferrada mirando siempre a la cuesta del Obispo...), la muralla extendida de izquierda a derecha, los campanarios, las iglesias de San Ildefonso y San Cipriano (románicas de pro). Y el Puente de Piedra.


 

Segunda instantánea. Vamos por la calzada del Puente de Piedra, vigilada por la barandilla de barrotes de hierro rematados en chirimbolos y por pequeños muros de cemento construidos estratégicamente para mayor seguridad de los peatones. El río Duero fluyendo bajo los arcos del Puente de derecha a izquierda, camino de Oporto. Islas, azudas, aceñas. Los ojos, los cortamares, el agua golpeando siempre en ellos y siguiendo su marcha a la vez para cumplir su destino. Caminamos hacia la salida del Puente, cordón umbilical que une el barrio a la ciudad. A la izquierda la carretera de Vigo, Olivares (antes, ya ciudad, la cuesta de Pizarro que lleva a San Ildefonso). A la derecha, orillando el Duero, la avenida del Mengue (mi padre me contaba tradiciones y leyendas del Mengue o Diablo que he narrado en otros sitio). Calle del Puente, dirección Plaza de Santa Lucía, ya Barrios Bajos de la ciudad (calles de oficios y gremios (Baños, Zapatería, Plata, Alfamareros, Manteca...). Y Plaza de Santa Lucía.

La tercera instantánea nace en la mencionada  Plaza de Santa Lucía. A la izquierda, el Palacio de Puñonrostro o el Cordón (rejas, puerta de medio punto, cordón, gárgolas...), arquitectura señorial civil del siglo XVI con chambrana (cordón franciscano) tallada sobre la piedra y en la que se resguardan el escudo de armas de los Puñonrostro. Hoy es el Museo de Zamora (el que yo conocí estaba en la calle de Santa Clara). Haciendo ángulo recto con el Palacio, la iglesia que da nombre a la Plaza (los ojos de la santa que íbamos a besar toda la familia el 13 de diciembre, la espadaña con el nido de cigüeña y el típico crotoreo de la esbelta ave...) Adiós a otra iglesia, que hoy es almacén visitable del mismo museo. El principio de la cuesta de Alfonso XII e iniciada ésta, el arranque de la costanilla de San Cipriano. Las dejamos para otra instantánea y regresamos a la embocadura de la calle Zapatería (recuerdo del “Jerusalem, Jerusalem” que en la Plaza se canta ante el Cristo de la Buena Muerte el Lunes Santo por la noche muy de noche).


 

Cuarta instantánea. Calle de la Zapatería (recuerdo del poeta Claudio Rodríguez, a quien le gustaba venir por estos lugares de cantina y vino moro, gentes buenas y sencillas que se bañaban en el río y a veces encontraban la muerte en él; “siempre la claridad viene del cielo”, “hoy el primer surco será mi cuerpo.”), Calle de la Plata (por aquí pasaba la Vía de la Plata, Al-Balat, calzada romana que cruzaba la Península Ibérica por el oeste de sur a norte). Iglesia románica de Santa María de la Horta (torre cuadrada, muros con contrafuertes, ventanas ciegas, hornacinas apuntadas, puerta con arquivoltas, ábside...). Perteneció durante siglos, junto con el convento que en el siglo XIV se construyó anexo a ella, a la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén. En el templo se guarda el Cristo de la Agonía o de la Expiación, anónimo de la segunda mitad del siglo XVII, que desfila el Martes Santo por la noche en la Hermandad Penitencial de las Siete Palabras. Una alta chimenea de la primera fábrica de electricidad de la ciudad (después convertida en fábrica de alcohol) parece estar clavándole una gigantesca cruz sin brazos. En los alrededores calles con nombres de profesiones: Alfamareros, Caldereros... Vamos hacia la cuesta del Piñero. (Nos esperan, entre otros, el Seminario y la iglesia de San Andrés.)


 

Quinta instantánea. Por la cuesta del Piñero (El Piñero hace referencia a una población de la provincia de Zamora que limita al norte con Gema y Sanzoles, al sur con Fientespreadas y San Miguel de la Ribera, al este con Venialbo y al oeste con Jambrina. El nombre del pueblo alude a la existencia antigua de pinos en la zona y su fundación se remonta a la Edad Media dentro del proceso repoblador emprendido por los reyes de León en su avance reconquistador contra los árabes.) Por la cuesta del Piñero llegamos al antiguo Seminario, edificio construido en el siglo XVIII para cumplir una misión pedagógica y religiosa ejercida en principio por la Compañía de Jesús. El artístico inmueble forma ángulo recto con la iglesia de San Andrés, templo de origen románico (en el siglo XII existía un templo con el mismo nombre que fue reedificado entre 1550 y 1570 por cuenta de las indicaciones del testamento de Antonio Sotelo Cisneros, capitán de Hernán Cortés en la conquista de México, por lo que en el interior de la iglesia actual se aprecian detalles góticos. Y sobre todo cuenta con el sepulcro del propio Antonio de Sotelo, con la estatua orante del difunto en alabastro, obra de Pompeyo Leoni en los últimos años del siglo XVI. En la capilla de San Nicolás de Tolentino se venera la Virgen de la Saleta, obra de Ramón Álvarez, desde el año 2014. Y también se expone al culto La Dolorosa de Ricardo Segundo, que procesiona con la Cofradía de la Vera Cruz en la tarde del Jueves Santo. Del exterior se conservan parte de la fachada norte y la torre mocha románicas. Tras observar estos regalos escultóricos, salimos de nuevo a la calle de San Andrés, desde la cual podríamos caminar, a nuestra la izquierda, hasta la playa Mayor. Sin embargo, lo haremos a mano derecha, hacia el Mercado de Abastos y la calle de Santa Clara, donde nos esperan sorpresas arquitectónicas notables.


Sexta instantánea. Por San Andrés llegamos a la plaza donde se levanta el magnífico edificio modernista del Mercado de Abastos, construido en 1902 bajo el diseño del arquitecto benaventano Segundo Viloria, construcción elegante donde destacan sus enormes ventanales y altas bóvedas. Son muchos los recuerdos que tengo de experiencias vividas allí durante mi infancia y adolescencia, cuando mi madre me llevaba a la consulta del médico de cabecera y luego premiaba mi buen comportamiento con un bollo suizo que devoraba mientras ella hacía la compra en el interior del mercado y luego me dejaba ver el espectáculo variopinto que tenía lugar en el exterior de la plaza, compuesto por ciegos cantadores de crímenes ocurridos en la provincia, adivinadores y charlatanes que vendían todo tipo de artículos, desde pomadas de serpiente que curaban todo tipo de enfermedades hasta plumas estilográficas que clavaban en troncos para probar que eran irrompibles y duraban toda la vida. 


Por la plaza de Mercado de Abastos se pasa a la de la Gobernación y de allí a la calle de Santa Clara, donde nos espera una vista general de la iglesia de Santiago del Burgo, en la cual destacan, de izquierda a derecha, la torre cuadrangular, lisa hasta que alcanza los vanos campaneros (se supone que las ventanas perdieron el arco de medio punto antes del siglo XIX y que la mocha torre acababa en un agudo remate piramidal a cuatro aguas); varios contrafuertes, ventanas franqueadas por columnitas, la hermosa y mágica puerta principal con sus arquivoltas y el capitel colgado (no necesita columna), la lágrima de piedra que cantó nuestro poeta Claudio Rodríguez... Y sólo falta el murete frontal poblado de ancianos que toman el sol. Santiago del Burgo es el templo románico por excelencia que, del siglo XII (construida durante el reinado de Fernando I), como la Catedral, mantiene la estructura de tres naves de cabecera tripartita y sin crucero. La nave central, de gran altura, esta cubierta con bóveda de cañón y las dos laterales con bóveda de arista, separándose entre ellas mediante arcos de medio punto que descansan en seis pilares a los que se adosan semicolumnas. Los capiteles existentes son fundamentalmente de tipología vegetal, aunque algunos son historiados como la lucha de David con una honda, Sansón y el león, aves y dragones picoteando racimos de uvas y diferentes caballeros. Por último, su cabecera es copia exacta de la iglesia de San Esteban, que se encuentra en la plaza del mismo nombre entre los barrios de San Torcuato y La lana.


 

Séptima instantánea. Puestos ya en la calle de Santa Clara, sin duda la arteria más animada y humana en todos los sentidos de la ciudad del alma, volvemos hacia el centro y a los pocos pasos llegamos a la plaza del Casino (llamada actualmente Plaza de Zorrilla), que nos regala con nuevas sorpresas arquitectónicas y escultóricas de peso: en primer lugar el propio Casino, llamado también El Círculo de Zamora, que es uno de los edificios de estilo modernista (su espléndida fachada muestra los rasgos propios de la arquitectura modernista, mosaicos, balaustres, ventanas ordenadas en arco...) más importantes de la ciudad, construido en 1905 por Miguel Mathet Coloma. Frente al Casino e levantado en la calle de San Torcuato, se halla el Palacio de los Momos (ejemplo de arquitectura civil de los pocos que podemos encontrar en España con decoración de estilo gótico isabelino del que solo se conserva la fachada, en la que destacan las puertas adoveladas, los arcos conopiales, las ventanas del piso más alto formadas por dos arcos de medio punto y adornadas con seres mitológicos y motivos florales y los escudos). Su origen se remonta a finales del siglo XV y principios del XVI y fue conocido como Casa de los Sanabria. Hoy aloja la Audiencia Provincial de Zamora.


 Finalmente, en el centro del jardín de la plaza se erige el grupo escultórico de bronce de Baltasar Lobo La Maternidad (Mère et enfant au l’air), de 1947 y que el escultor zamorano, inspirado por una escena que vio mientras veraneaba en el pueblo de La Ciotat, cerca de Marsella (una madre jugaba con su pequeño en la arena de la playa entre risas y gestos cariñosos) donó a la ciudad en 1984. La madre alzando al hijo con sus manos adorna la fuente que parece reír incesantemente ante el júbilo maternal representado por el bronce.

Octava instantánea. Por la acera del Palacio nos encaminamos hacia la Plaza Mayor, donde nos aguardan con los brazos abiertos nuevos tesoros arquitectónicos y escultóricos. Nada más entrar en la Plaza, a la izquierda se levanta, haciendo esquina con la cuesta de Balborraz, el Ayuntamiento Viejo. Antes de hablar del Ayuntamiento Viejo, debemos detenernos en la calle Balborraz (del árabe "bab al ras" que se traduce como “puerta de la cabeza”, llamada así porque en su dintel existía la cabeza esculpida de Ahmed-ben-Moavia. una bajada muy acentuada hacia los Barrios Bajos y el Duero, en una de cuyas casas instaló su taller el imaginero zamorano Ramón Álvarez, autor de muchas de las esculturas que procesionan en Semana Santa. Desde el siglo X es una calle de artesanos que enlazaba la judería vieja con el casco antiguo de Zamora, donde vivían los artesanos más típicos: alfamareros, caldereros, carpilleros, herreros, laneros, lateros... Finalmente, conviene añadir que en esta calle se encuentran dos casas de estilo modernista obra del entonces arquitecto municipal Francesc Ferriol Carreras, cuyos rasgos principales son: la verticalidad, la ornamentación profusa y minuciosa, los motivos florales y vegetales y la utilización de las líneas curvas (esas dos casas son: la casa de Mariano López fundada en 1908 y la casa de Faustina Leirado fundada en 1910. 


Volvemos a la Plaza Mayor, al Ayuntamiento Viejo, un edificio porticado de los más antiguos de la Plaza junto con la iglesia de San Juan. Tuvo funciones de Ayuntamiento hasta 1950, justo cuando comenzó a funcionar el nuevo edificio, ubicado justo enfrente, al otro extremo de la Plaza. El Ayuntamiento Viejose realizó a comienzos del siglo XVII y es de estilo plateresco (entre sus cambios más significativos está la eliminación de dos de sus torres, y de la restauración del edificio en 1977). En la actualidad alberga las dependencias de la Policía Municipal. En la esquina derecha se abre la Calle de los Herreros, la del viacrucis del vino y de las tapas de mi juventud.

 




sábado, 10 de febrero de 2024

COPLAS DE ENERO

 


Menos pantallas y menos

móviles en la escuela,

y  atención y más esfuerzo

en la lectura y las cuentas.


Hay un juez que está obligando,

con el bluf de la amnistía,

a inventar a Frankestein

decretos y leyes frívolas.


Adivina adivinanza:

¿quién es aquí el que gobierna:

el presidente de dentro

o el "presidemte" de fuera?


Adivina adivinanza:

¿qué nombre tendrá mañana

esta rara nación nuestra:

Espalunya o Catalaña?


Mientras razona el senado

para salvar la justicia,

el congreso la destruye

con pactos de alcantarilla.



¿Qué tienen que ver los climas

y las ruinas naturales

con la protesta vandálica

de ensuciar las obras de arte?


A veces llega al ridículo

nuestro excelente folclore

cuando hay gente que a otra gente

tira panes y jamones.


¿Será siempre una tragedia

dejar el patrio terruño

buscando ser más feliz

y morir en un cayuco?



Covid viene, gripe va,

vacunas y medicinas,

mientras la vida se apuesta

buscando una nueva vida.


Ha inventado otra palabra

nuestro cabo de intendencia

para aquellos que no aplauden

sus refranes: "fachosfera".


Si quería Cataluña

 su independencia a la carta,

ahora exige en los hogares

la suya con fuerza el agua.".