ASESINO SIN
CASTIGO
Inspirado
en el relato de Patricia Highmith, Un suicidio curioso.
PERSONAJES
(por orden de aparición)
Doctor MARTÍNEZ, médico en un Hospital de
Madrid
LUZ, su mujer
ROBERTO, empresario toledano
RECEPCIONISTA de hotel
POLICÍA barcelonés
POLICÍA toledano
La acción transcurre en Madrid, Toledo,
Barcelona y Toledo, a mediados de los años 80.
PRIMER CUADRO
Madrid
La sala de estar de la casa del
matrimonio formado por MARTÍNEZ Y LUZ.
Ambos están sentados, de cara al público,
en sendas butacas, leyendo ella una revista del corazón y él una novela
policiaca de Wilkie Collins. Ante ellos hay
una mesa con bebidas.
LUZ (Alza la mirada de la revista y la
clava en su marido) Ahora recuerdo, querido, la estúpida discusión que
mantuvimos ayer.
MARTÍNEZ (Deja un momento su lectura) ¿Me
dices algo, Luz?
LUZ Nada importante. Mientras leía he
recordado nuestra ridícula discusión de ayer.
MARTÍNEZ (Asiente con la cabeza) Por una
vez tienes razón. ¡A quién se le ocurre discutir sobre quién de los dos tenía
que ir a la tienda a devolver el bolso que habías comprado y que luego, nada
más llegar a casa, dijiste que no te gustaba! Y al final tuve que ser yo quien
cedió a tu capricho, como siempre.
LUZ Alguien tiene que ser.
MARTÍNEZ. Alguien, no. Yo. Como el haber
accedido a ir a Toledo a visitar a Roberto porque a ti se te ha antojado.
LUZ No te cuesta ningún esfuerzo hacerlo.
Toledo está a un paso de aquí. Y á él tu visita le dará una gran alegría. Ya le
has llamado, ¿no?
MARTÍNEZ ¿Qué iba a hacer si no?
LUZ ¿Y qué te ha dicho?
MARTÍNEZ Cuando le he dicho que mañana
voy a verlo a Toledo ha reaccionado con exageradas muestras de cordialidad.
Hasta me ha dicho que me quede unos días, que en su casa hay sitio de sobra.
LUZ ¿Unos días? Recuerda que pasado
mañana yo me voy a Barcelona y allí te espero para visitar varios sitios que desconocemos,
Montserrat, Sitges…
MARTÍNEZ Tranquila. Le dicho que sólo pasaré
una noche en su casa porque he quedado contigo en Barcelona.
LUZ Siempre le has odiado. Desde que se
casó con Margarita, la mujer que tú amabas. Tú has repetido mil veces que
Roberto le había ido a Margarita con el cuento de que tú tenías una aventura
contra chica.
MARTÍNEZ Y no era verdad. Lo que quería
Roberto era robarme a Margarita el muy…
LUZ ¡Déjalo! Eso ya no tiene remedio
ahora. Margarita, al poco tiempo, se mató la pobre en un accidente automóvil. Y tú te casaste conmigo. Por
cierto, te casaste conmigo porque mi figura te recordaba a Margarita.
MARTÍNEZ ¿Ahora me vienes con esas?
LUZ ¡Qué más da! La cuestión es que mañana vas volver a ver a Roberto después de tantos años. ¿Cuándo fue la última vez? Ah sí. Volvimos a ver a los dos, a Roberto y a Margarita, en Barcelona, en el Liceo, disfrutando de Tosca. ¿Te acuerdas?
MARTÍNEZ (Se dispone a seguir leyendo la novela de Collins) Me acuerdo. Y ahora, ¿seguimos leyendo un rato más antes de irnos a dormir? Mañana tengo que madrugar.
LUZ Claro. Y yo también.
SEGUNDO CUADRO
Toledo
ROBERTO y MARTÍNEZ, en la sala de estar de la casa del primero.
Ambos aparecen sentados a una mesa con los restos de la cena que acaban de
consumir. Tienen ante ellos una botella de vino mediada y dos copas vacías.
ROBERTO ¿Qué tal has pasado el día?
MARTÍNEZ
Algo movido, la verdad. Desde que supe que no ibas a ir a buscarme a la
estación…
ROBERTO Ya te dije por teléfono que no podía acudir
por culpa de una reunión en mi despacho que se alargó más de lo esperado. Pero
te aconsejé que cogieras un taxi para
llegar aquí, como muy bien has hecho..
MARTÍNEZ ¿Qué otra cosa podía hacer?
ROBERTO Y aquí estaba yo esperándote con
los brazos abiertos. Aunque te noté algo nervioso.
MARTÍNEZ ¿Algo nervioso?
ROBERTO Bueno, recuerdo que me ofrecí
para llevarte la maleta a tu habitación y reaccionaste como si llevaras en ella el
motín de un robo..
MARTÍNEZ Simplemente te dije que no
pesaba nada y yo mismo la llevé. Pero olvidemos eso.
ROBERTO Por supuesto. Pero el resto del
día, ¿te ha parecido bien? Me refiero por ejemplo a la comida cerca de la Catedral. ¿Estaba a tu
gusto la perdiz escabechada?
MARTÍNEZ Claro que sí. Y los cafés en la
calle de Bécquer también.
ROBERTO ¿Y el paseo hasta el Tajo?
MARTÍNEZ Muy interesante.
ROBERTO Te noto algo cansado, algo…
MARTÍNEZ
No, estoy bien. El vino de la cena no me ha sentado como yo desearía.
ROBERTO Bueno, eso se pasa cuando cojas
la cama. ¿Así que mañana te vas a
Barcelona a reunirte con Luz.
MARTÍNEZ Sí. Le prometí hace tiempo visitar
el monasterio de Montserrat y algunos otros sitios de la provincia.
ROBERTO
Es una pena que no te quedes más días. Había pensado ir contigo al campo
mañana por la tarde para presentarte a una mujer.
MARTÍNEZ Siento no poder quedarme más
tiempo. Tengo a media mañana el vuelo a Barcelona.
ROBERTO Otra vez será. Por cierto, ahora
que dices que te irás a media mañana, te recuerdo que por las mañanas entre las
diez y las doce viene una muchacha a limpiar el piso. Si necesitas algo de
ella, que te planche una camisa, que te lave alguna prenda, lo que sea, no tienes más que pedírselo. Es
muy diligente. Se llama Iris. (De repente suena el teléfono) Perdona.
(Descuelga el auricular) Diga… ¿Cómo? … ¿Mañana?... Si es tan urgente allí
estaré. Hasta entonces. (Cuelga el auricular. Luego mira a MARTÍNEZ con gesto
de desánimo) ¡Vaya contratiempo, chico! Mañana a las siete he de tomar un avión
para Londres. Asunto urgente de la Multinacional en que trabajo. De modo que
cuanto tú te levantes yo ya no estaré aquí.
MARTÍNEZ (Se extraña) ¿Pero tú te crees
que los médicos no madrugamos? Por
supuesto que pienso levantarme a tiempo de despedirme ante de que te vayas de
casa.
ROBERTO (Sonríe) Ya veremos. De lo que
puedes estar seguro es de que no pienso despertarte únicamente con ese
propósito. Haz como si estuvieras en tu propia casa. Dejaré una nota a Iris
pidiéndole que te haga café y te traiga panecillos. ¿O prefieres que te sirva
algo más sólido en cuanto llegue?
ROBERTO (Le llena la copa de vino a
MARTÍNEZ y luego se llena la suya) ¿En
qué piensas ahora? Anda, bebe.
MARTÍNEZ Ya no bebo más. Me encuentro
algo cansado. Creo que, con tu permiso, voy a acostarme.
(Se levanta de la silla para irse)
ROBERTO Sí, es mejor que te retires. Y
así podrás pensar en Luz mientras esperas concilias el sueño. Yo también iré
ahora, pero antes, como cada noche consultaré una cosa. (Echa mano al bolsillo
interior de la chaqueta y saca una fotografía, que enseña a MARTÍNEZ). Mira.
MARTÍNEZ (Observa unos segundos la
fotografía y enseguida su rostro se contrae y le tiembla la voz) Mar-ga-ri-ta. ¡Qué joven!
ROBERTO (Sonríe) Muy joven. Veinte años.
De cuando se casó conmigo. Tú la querías mucho, ¿verdad, amigo?
MARTÍNEZ (Rápidamente, sin darle tiempo a
reaccionar, coge el cenicero de cristal y golpea fuertemente con él la frente
de Roberto, que, tras chocar con la cabeza ensangrentada el borde de la mesa,
cae al suelo y allí queda inerte) Tú no eres mi amigo. (Se agacha para tocarle
la muñeca) Nunca lo fuiste. (A continuación escribe una nota y luego la lee en
voz alta para ver cómo suena: “Buen viaje. Si necesitas algo, ya sabes dónde
puedes localizarme. Te apunto el número del hotel de Barcelona donde nos
alojaremos Luz y yo, etcétera”. (Deja la nota sobre la mesa) Que duermas bien.
Yo también me voy a acostar.
(Sale del comedor )
TERCER CUADRO
Barcelona
Hotel donde están alojados LUZ y MARTÍNEZ
En la habitación. Ambos desayunando.
MARTÍNEZ ¿Has visto por casualidad mi
cartera?
LUZ
¿Tu cartera? No. Ya la habrás perdido otra vez. No he visto hombre más
despistado..
MARTÍNEZ Pues entonces me la habré dejado
en Toledo en casa de Roberto. Ya le llamaré preguntándole si la ha visto. Otra
cosa. ¿Hoy nos toca visitar Montserrat? ¿O quieres que lo cambiemos por pasar
un día en Sitges?
LUZ Me lo dejas fácil. Por un lado, seriedad,
recogimiento. Por otro, diversión, aire puro. ¿A ti qué te parece?
MARTÍNEZ O sea, que nos vamos a ver el
mar y a tomar unas gambas en el puerto de Sitges.
LUZ Y luego podemos bañarnos en el
Mediterráneo.
MARTÍNEZ O visitar el Cau Ferrat.
(De repente suena el teléfono de la
habitación)
LUZ ¿Lo coges?
MARTÍNEZ Tú estás más cerca.
LUZ Pero tengo a medias el café y se me
puede quedar helado del todo. ¡Cógelo tú!
(El teléfono sigue sonando)
MARTÍNEZ (Se levanta de mal humor)
Siempre tengo que ceder yo. (Descuelga el auricular) Diga… ¿De la recepción? ¿Qué
pasa?... ¿Cómo? ¿La policía aquí? … Vale, vale. En el vestíbulo… Dígale que en
diez minutos estoy ahí. Gracias.
(MARTÍNEZ cuelga el teléfono y va al
armario)
LUZ (Se extraña) ¿Qué pasa?
MARTÍNEZ (Empieza a vestirse) La policía. Está abajo. Esperándome.
LUZ ¿Y qué tiene que ver contigo?
MARTÍNEZ El recepcionista no me lo ha
dicho.
LUZ (Se asusta) ¿Has hecho algo malo?
MARTÍNEZ ¿Qué malo voy a hacer?
LUZ Tú sabrás.
MARTÍNEZ (Acaba de vestirse y se dispone
a salir) No será nada. Algún malentendido. Ve terminando de desayunar. Y
empieza a arreglarte. Verás cómo estoy aquí enseguida.
LUZ Vale. Cuando vuelvas, sube el
periódico del día.
MARTÍNEZ Si está, cuenta con ello.
(Sale)
CUARTO CUADRO
El vestíbulo del hotel. En el rincón de
la diosa Diana.
MARTÍNEZ y un POLICÍA de Barcelona.
MARTÍNEZ (Se acerca al POLICÍA) Buenos
días.
POLICÍA Buenos días.
MATÍNEZ Me ha dicho el recepcionista
que quería hablar conmigo.
POLICÍA
Sí. Puro trámite. ¿Es usted el doctor Miguel Martínez?
MARTÍNEZ Así es.
POLICÍA (Saca de un sobre amarillo una
cartera y se la da a MARTÍNEZ) Creo que ésta es su cartera.
MARTÍNEZ Sí, es mi cartera. Muchas
gracias. Debí dejármela en casa del empresario toledano Roberto Rodríguez.
POLICÍA ¿Lo conocía bien?
MARTÍNEZ No mucho. Es verdad que lo
conocía desde hace algunos años, pero nunca llegamos a intimar demasiado. Hacía
cinco años que no nos veíamos.
POLICÍA Y la noche que pasó usted en su casa, ¿no oyó nada extraño?
MARTÍNEZ No
POLICÍA ¿Está usted seguro?
MARTÍNEZ Segurísimo. ¿Por qué me
pregunta eso? ¿Es que le ha ocurrido algo malo?
POLICÍA ¿No lo sabe? Ayer el señor
Rodríguez apareció asesinado en su casa.
MARTÍNEZ (Se sorprende) Es una terrible
noticia. ¿Se tiene algún indicio de quién haya podido ser su asesino?
POLICÍA Desde luego que sí. Según
nuestros compañeros de Toledo, el sospechoso es el hermano de la señora que
limpia la casa del señor Rodríguez. Esa noche estaba borracho y no tiene
coartada para la hora del crimen, que fue entre las ocho de la noche y las tres
de la madrugada. El hombre vive con su hermana y esa noche se fue de casa
llevándose su llavero, en el que tenía las llaves del piso del señor Rodríguez.
No regresó hasta pasadas las doce del día siguiente. Iris, su hermana, llegó a
preocuparse seriamente por su paradero, y debido a ello no fue a trabajar al
apartamento del empresario. Trató de llamarle por teléfono a eso de las ocho y
media, pero nadie le respondió. Nuestros compañeros de Toledo han interrogado a
Antonio, el hermano de Iris, por lo visto un hombre alocado y con antecedentes,
y no ha dicho más que contradicciones.
MARTÍNEZ ¿Y saben cuál es el motivo del
asesinato?
POLICÍA Posiblemente por resentimiento. La
policía de Toledo cree que ha podido moverle el dinero, de haber estado sobrio
y capacitado para encontrar algo. Parece un caso para psiquiatra o para ser internado
como alcohólico. Debió usar la llave para entrar en el piso del señor Rodríguez
y sorprenderlo. Iris dice que el señor Rodríguez había tratado de convencerla
para que dejara de vivir con su hermano porque por lo visto le pegaba y le
robaba el dinero. Y a nuestros colegas de Toledo les consta en sus ficheros que
el señor Rodríguez tuvo que llamarles para que sacaran a Antonio de su casa un
día que fue a buscar a su hermana.
MARTÍNEZ A todo esto, ¿ese hombre ha
confesado su culpabilidad?
POLICÍA En realidad, siempre según los
compañeros de Toledo, eso da igual. Es un pobre infeliz que la mitad del tiempo
no se entera de lo que hace. De todos modos en la cárcel tendrá tiempo de sobra
para moderar los efectos de sus acciones. Y esto es todo, señor Martínez.
Muchas gracias.
MARTÍNEZ Gracias a usted, agente. Me
tiene a su servicio. Ah, y muchas gracias por traerme la cartera.
(El POLICÍA sale)
(MARTÍNEZ se acerca al estante de los
periódicos del día y coge el de mayor tirada. Y con él bajo el brazo parte
hacia los ascensores)
QUINTO CUADRO
En la habitación del hotel que ocupa el
matrimonio. LUZ, aún sin arreglar. Sentada, esperando a su marido. Enseguida
entra MARTÍNEZ.
MARTÍNEZ (Se sorprende al verla vestida
como la había dejado anteriormente) Pero, mujer, ¿todavía no has empezado a
arreglarte? ¿Es que no quieres ir a Sitges?
LUZ (Ansiosa) Antes me gustaría saber que
quería decirte ese policía.
MARTÍNEZ No quería decirme gran cosa.
Sólo quería devolverme la cartera. Me la había dejado en casa de Roberto, como
suponía.
LUZ ¿Y qué hacía ese policía en casa de
Roberto?
MARTÍNEZ Nada. Él es un policía de
Barcelona. Se ve que la policía de Toledo encontró la cartera y la nota que le
dejé en la mesa del comedor antes de irme a dormir.
LUZ ¿Eso es todo?
MARTÍNEZ ¿Qué más quieres?
LUZ ¿Por qué has tardado tanto?
MARTÍNEZ Por el periódico. He encontrado
éste. (Se lo da). Es el de mayor tirada. Pero no te pongas a leerlo ahora. Al
final no iremos hoy a ningún sitio.
LUZ (Lo coge y lo abre por varias páginas
mientras lo ojea, De repente localiza algo que la sobresalta) ¡Pero qué es
esto!
MARTÍNEZ ¿El qué?
LUZ (Mira a su marido con ojos
espantados) ¿Lo has leído?
MARTÍNEZ (Se extraña) ¡Ni siquiera lo he
abierto! ¿Qué tengo que leer?
LUZ (Imperiosa) Siéntate y escucha.
MARTÍNEZ (Obedece a regañadientes) ¿Qué
tengo que escuchar?
LUZ Escucha con toda tu atención. (Lee en
el periódico) “Ayer fue asesinado en su apartamento el empresario toledano
Roberto Rodríguez, al parecer de un golpe que el presunto asesino le propinó en
la cabeza con un objeto pesado en el comedor de la casa. Según el forense la
víctima murió entre las ocho de la noche y las tres de la madrugada…” (Levanta
la mirada del diario para clavarla en MARTÍNEZ) ¡Santo Dios! ¡Eso ocurrió la noche en que tú estabas en su
casa!
MARTÍNEZ
(Tranquilo aparentemente) Yo me despedí de él después de cenar y fui a
acostarme a eso de las once a la habitación que Roberto me había adjudicado cuando
llegué a su casa.
LUZ ¿Y no oíste nada?
MARTÍNEZ Nada en absoluto. Mi dormitorio
estaba al extremo del pasillo, Además cerré la puerta.
LUZ ¿Y a la mañana siguiente no lo viste?
MARTÍNEZ ¿Cómo iba a verlo? Ah, no te lo
había dicho. La noche anterior antes de irme a dormir, Roberto recibió una
llamada telefónica inesperada. Al parecer debía hacer un vuelo urgente a
Londres a primera hora de la mañana para asistir a una reunión importantísima
con los jefes de la Multinacional para la que trabaja desde Toledo. Así que
cuando me levanté por la mañana di por sentado que se había ido. Yo dejé el
piso sobre las nueve de la mañana.
LUZ ¡Y pensar que aún estaba en el
comedor, muerto, frío! ¡Qué horror,
Manuel!
MARTÍNEZ Sí, Luz, un horror. No cabe
ninguna duda. Pero no es culpa mía. No debes temer nada, Luz. Y ahora, querida,
¿puedes empezar a arreglarte?
LUZ (Cierra el periódico) Espera un poco.
Si tú no has sido, ¿quién ha matado a Roberto?
MARTÍNEZ Creo que ha sido el hermano de
la sirvienta. Un tipo alcohólico que odiaba mucho a Roberto. Es decir, una
escoria humana.
LUZ (Respira aliviada) Gracias a Dios.
¿Te imaginas qué habría pasado si te hubieran acusado a ti.
MARTÍNEZ ¡No lo digas ni en broma! Me
habría costado mucho demostrar mi inocencia, puesto que me hallaba en la casa
del crimen a la hora en que se cometió.
LUZ Tú lo has dicho. No habrías podido probarlo. Así que demos las gracias a ese pobre hombre, Antonio o como se llame. Lo que tú has dicho: un alcohólico, una escoria humana. En fin, un favor que nos ha hecho. Y ahora, sí, voy a vestirme. (Se levanta y va al armario) Sitges nos espera. La vida sigue. (Empieza a vestirse mientras ríe a carcajadas)
MARTÍNEZ (Se extraña) No sé de qué te ríes tanto. Se trata de una historia bastante trágica.
LUZ ¿Trágica porque no te han acusado a ti?
Piensa en nosotros si el periódico hubiera escrito: Marido asesina a antiguo
rival por una mujer después de diecisiete años y después de once años de
matrimonio con otra mujer. Sin embargo, la llama primera sigue ardiendo.” ¿Tú
crees que me hubiera hecho gracia el tema?
MARTÍNEZ ¿De qué estás hablando, Luz?
LUZ ¿Te crees que no sabía que estabas
enamorado de Margarita? ¿Qué todavía lo sigues estando? ¿Crees que no sé que
has matado a Roberto? (Acaba de ponerse una falda rosa con flores y pone sus
brazos en jarras como desafiando a MARTÍNEZ)
MARTÍNEZ (Con el rostro demacrado) Estás
en un error, cariño.
LUZ Si tú lo dices… Anda, vámonos a Sitges. A ver si te da un poco el aire del mar, que estás pálido como un pez sacado del agua.
(Ambos salen de la habitación)
SEXTO CUADRO
Toledo
Comisaría de policía cercana al piso
donde vivía ROBERTO.
MARTÍNEZ y un POLICÍA de Toledo
MARTÍNEZ (Entra y se acerca al POLICÍA
que hay en el mostrador) Buenos días.
POLICÍA Buenos días. ¿En qué puedo
servirle?
MARTÍNEZ Me llamo Manuel Martínez y
traigo una información muy importante sobre el caso del asesinato del
empresario toledano Roberto Rodríguez.
POLICÍA (Toma un papel y se dispone a
anotar) ¿Qué sabe usted eso?
MARTÍNEZ Más de lo que usted se imagina.
POLICÍA Pues adelante. Diga.
MARTÍNEZ (Duda) Verá, señor agente. Antes
me gustaría saber el paradero del hombre acusado de asesinar a Roberto
Rodríguez.
POLICÍA ¿Para qué necesita saber dónde
se encuentra ese hombre? Además, señor Martínez, yo no estoy autorizado para
darle esa información; así que no puedo proporcionársela.
MARTÍNEZ Pues la información que iba a
darle podría ser de capital importancia para aclarar el caso.
POLICÍA Si insiste tanto, espere unos
segundos que voy a consultarlo con mi superior.
(El POLICÍA sale)
(MARTÍNEZ se queda pensativo)
(Al poco rato entra el POLICÍA 2 acompañando
al primero)
POLICÍA 2 (A MARTÍNEZ) Buenos días, señor Martínez.
MARTÍNEZ Buenos sean para todos.
POLICÍA 2 Mi compañero me dice que usted
desea saber el paradero de Antonio Vázquez, el acusado de asesinar a Roberto
Rodríguez y darnos información sobre algo relacionado sobre el caso. ¿Es así?
MARTÍNEZ Sí, señor agente, así es. Y…
POLICÍA 2 Pues siento decirle que llega
un poco tarde.
MARTÍNEZ (Se extraña) ¿Por qué lo dice?
POLICÍA
2 Porque Antonio Vázquez acaba de suicidarse. Se ha machacado la cabeza contra
la pared de su celda.
MARTÍNEZ (Consternado) ¡Dios! ¡Cómo es
posible!
POLICÍA 2 De todos modos, ¿podría decirme
en qué consiste la información que iba a darnos?
MARTÍNEZ (Duda) ¿La información? Si me
permite, prefiero no dársela, teniendo en cuenta las actuales circunstancias.
Quiero decir que ahora ya no hay nada que hacer, ¿no le parece? Era una prueba
más en contra de Antonio Vázquez. Pero
ahora ya no sirve de nada. Bastante tragedia hay como para…
POLICÍA 2 Tiene usted razón
MARTÍNEZ En fin, gracias por atenderme y
buenos días otra vez.
POLICÍA 2 Buenos días.
(Oscuro)
ÚLTIMO CUADRO
Toledo. Entre dos luces. MARTÍNEZ asomado
al río Tajo en el puente de Alcántara.
MARTÍNEZ (Monologa) Aquí estoy otra vez,
en Toledo, la ciudad donde maté a Roberto Rodríguez. Ya no podía más soportar
mis remordimientos y hoy por la mañana me he despedido de Luz y he cogido un
tren a Madrid y otro a Toledo. Venía con la intención de entregarme a la
policía, y librar de una condena injusta a Antonio Vázquez, el acusado de
asesinar a Roberto. Pero en la comisaría me dicen que el encarcelado se ha
suicidado destrozándose la cabeza contra la pared de su celda. He estado todo
el día deambulando por la ciudad y dándole vueltas a la idea de quitarme la
vida también. Estoy convencido de que he caído mucho más bajo que el miserable
borracho que se acaba de matar. Siento en mi alma un vacío extraño. Reconozco
que desde un principio, desde que en Madrid cogí el tren para Toledo, tenía
planeado mi plan de asesinar a Roberto, y lo llevé a cabo con frialdad y con
éxito. Pero la situación se complicó con consecuencias verdaderamente trágicas.
Primero, Luz, mi mujer, y luego Antonio Vázquez. El diablo lo ha enredado todo
y lo ha vuelto difícil de explicar. Al matar a Roberto me he matado a mí mismo.
Y ahora soy un hombre muerto, un cadáver ambulante. Y ahora estoy aquí, en este
puente monumental de Toledo, asomado, mirando fijamente las oscuras aguas del
Tajo. Imagino mi cuerpo cayendo en el río desde aquí arriba y sumergiéndose en
sus profundidades. Sin embargo, cobarde como soy, sé que no voy a ser capaz de
arrojarme. (Pausa) Estaré un rato más mirando cómo baja el río hacia Portugal y
luego volveré a la estación a coger el tren de vuelta a Madrid.
(Oscuro)
FIN