sábado, 25 de diciembre de 2010

CURSOS


NUEVE NOVELISTAS DEL REALISMO ESPAÑOL

1. "Fernán Caballero", Pedro Antonio de Alarcón y José María de Pereda.






Cecilia Böhl de Faber, "Fernán Caballero" (1796-1877) nació en Morges (Suiza), cuando sus padres, el hispanista J. N. de Faber y la dama gaditana F. de Larrea, iban camino de Alemania. Contrajo matrimonio tres veces y una cuantiosa herencia de sus tres maridos (el último se suicidó en 1859). Luego se fue a Sevilla, donde vivió hasta su muerte.
Escribió poesía de tipo popular, cuentos y novelas. La primera novela (para muchos la más importante) fue La Gaviota, que es el nombre que se da a la protagonista, Marisalada, humilde pescadora andaluza de la que se enamora Stein, un médicor alemán. La novela defiende la doctrina según la cual la natural maldad del hombre sólo puede salvarse con la educación. En la otra gran novela de la autora, La familia de Alvareda, se cuenta un crimen por celos. Y en casi todas ellas se ataca a la virtud y se condena al pecado. He aquí un fragmento de la primera:
"Salieron aquellas armas terribles y el toro quedó en breve desjarretado: dio un rugido de dolor, sacudió su cabeza con rabia y lanzó a Pepe Vera a distancia, y cayó al golpe del puñal que le clavó en la nuca el innoble cachetero. Los chulos levantaron a Pepe Vera.
¡Está muerto!--tal fue el grito que exhaló unánime el brillante grupo que rodeaba al desventurado joven, y que de boca en boca subió hasta las últimas gradas, cerniéndose sobre la plaza a manera de fúnebre bandera."




Pedro Antonio de Alarcón (1833-1891) nació en Guadix (Granada) estudió primero en el seminario y luego el bachillerato, Derecho en Granada (sin acabar la carrera) y, finalmente Teología, que tampoco terminó. Se fue a Madrid para triunfar en la literatura pero tuvo que volver fracasado a su tierra. De vuelta a la Corte, un duelo con G. de Quevedo, que disparó su arma al aire, le hizo sufrir una crisis espiritual profunda y se hizo ferviente católico y conservador político. Tomó parte en la guerra de África y de allí volvió herido. Escribió Diario de un testigo de la guerra de África, que le hizo famoso y rico. Viajó por Italia. De nuevo en Madrid, fue académico, diputado y consejero de Estado. Finalmente, en 1882 dejó de escribir tras recibir críticas negativas por su novela La Pródiga.
Alarcón escribió, además de las obras citadas, algunas crónicas de viajes, cuentos y relatos breves y, sobre todo, novelas. Entre ellas destacan El niño de la bola, que, de ambiente popular, se hace atractiva al lector por la rapidez de la acción y la verdad de las pasiones descritas en ella. El escándalo, en la que las dudas morales del protagonista Fabián Conde lo llevan, aun siendo inocente, a una situación comprometidísima. He aquí un fragmento del Cap. IV:
“El marqués estuvo casado dos veces: la primera, con una irlandesa de origen, nacida y criada en esta misma casa en que nos hallamos, e hija única del ya entonces difunto barón de O’Lein, emigrado de las islas británicas a consecuencia de sus exaltadísimos sentimientos católicos… De este primer matrimonio, que apenas duró año y medio, nació Lázaro, quien heredó, por consiguiente, el título de barón, el caudal, no muy importante, a él anejo, y este ruinoso palacio comprado por el barón de O’Lein cuando se estableció en España.
Muerta la madre de Lázaro, pero no todavía su abuela materna, obtuvo ésta del marqués de Pinos que dejase a su cuidado al tierno infante, quien fue educado primeramente en Madrid y después en un colegio católico de Irlanda, de la manera aprovechadísima que habrá usted podido notar en sus relaciones con mi sabio hermano.”

Finalmente, El sombrero de tres picos (para muchos un cuento largo) está basada en un tradición popular (el romance El Molinero de Arcos), donde a pesar de las artimañas llevadas a cabo por los dos personajes masculinos, rivales por amor (un amor basado en el malentendido), se mantienen intactas las virtudes de sus sendas mujeres, la molinera y la corregidora. Sobre este mismo asunto Manuel de Falla compuso una comedia coreográfica que se estrenó en 1919.
En el apartado del Texto Comentado se incluye un fragmento.



José María de Pereda (Polanco, Santander, 1833- Ídem, 1906) procedía de una familia hidalga. Hizo sus primeros estudios en Santander y luego siguió los de artillero en Madrid, aunque los interrumpió para regresar a la capital cántabra. Allí pasó su vida cuidando de su hacienda y dedicándose a las letras. Fue diputado carlista en las primeras Cortes de Amadeo de Saboya y miembro de la Academia Española de la Lengua.
Escribió numerosos cuadros de costumbres referidos a la región, como Escenas montañesas, Tipos y paisajes o Bocetos al temple. Pero debe su fama a las novelas, que son de dos tipos principalmente:
.-Montañesas o de la tierra, entre las que sobresalen Don Gonzalo González de la Gonzalera, Peñas arriba o Sotileza, de la que copiamos el fragmento siguiente:



“De pronto percibieron sus oídos un pavoroso rumor lejano, como si trenes gigantescos de batalla rodaran sobre suelos abovedados; sintió en su cara la impresión de una ráfaga húmeda y fría, y observó que el sol se oscurecía y que sobre la mar avanzaban, por el Noroeste, grandes manchas rizadas, de un verde casi negro. Al mismo tiempo gritaba Reñales:
--Abajo esas mayores…! ¡El tallaviento sólo!
Y Andrés, helado de espanto, vio a aquellos hombres tan valerosos
abandonar los remos y lanzarse, descoloridos y acelerados, a cumplir los mandatos del patrón.
Un solo instante de retardo en la maniobra hubiera ocasionado el temido desastre; porque apenas quedó izado el tallaviento, una racha furiosa, cargada de lluvia, se estrelló contra la vela, y con su empuje envolvió la lancha entre rugientes torbellinos.”

.- No montañesas y de tesis, algunos de cuyos títulos más conocidos son:
La Montálvez, que pinta la alta sociedad madrileña, El buey suelto, donde defiende a machamartillo el matrimonio, frente a las tesis de Balzac, o Pedro Sánchez, que tiene mucho de novela picaresca a la vez que recuerda sus recuerdos de estudiante en la capital de España.


Lecturas y actividades

Lee el texto siguiente de La Gaviota, de Fernán Caballero, y contesta las preguntas de abajo:

"Don Modesto, que infirió que la buena mujer iba a armar sus baterías, fiel a la neutralidad que había prometido, se despidió, dio media vuelta a la derecha y tocó retirada, pero no sin que la tía María le diese un par de lechugas y un manojo de rábanos.
--Hija mía--dijo la anciana cuando estuvieron solas-- ¿qué no sería que se casase contigo don Federico, y que fueses tú así la señá médica, la más feliz de las mujeres, con ese hombre que es un San Luis Gonzaga, que sabe tanto, que toca tan bien la flauta y gana tan buenos cuartos? Estarías vestida como un palmito, comida y bebida como una mayorazga; y, sobre todo, hija mía, podrías mantener al pobrecito de tu padre, que se va haciendo viejo, y es un dolor verle echarse a la mar, que llueva, que ventee, para que a ti no te falte nada. Así, don Federico se quedaría entre nosotros, consolando y aliviando males, como un ángel que es.
María había escuchado a la anciana con mucha atención, aunque afectando tener la vista distraída; cuando hubo acabado de hablar, calló un rato y dijo después con indiferencia:
--Yo no quiero casarme.
--¡Oiga!-- exclamó la tía María--, pues ¿acaso te quieres meter monja?
--Tampoco-- respondió la Gaviota.--
--Pues qué-- preguntó asombrada la tía María--, ¿no quieres ser ni carne ni pescado? ¡No he oído otra! La mujer, hija mía, o es de Dios o del hombre; si no, no cumple con su vocación, ni con la de arriba, ni con la de abajo.
--Pues ¿qué quiere usted, señora? No tengo vocación ni para casarme ni para monja.
--Pues, hija-- repuso la tía María--, será tu vocación la de la mula. A mí, Mariquita, no me gusta nada de lo que sale de lo regular; en particular les está tan mal no hacer lo que hacen las demás, que si fuese hombre le había de huir a una mujer así como a un toro bravo. En fin, tu alma en tu palma; allá te las avengas. Pero --añadió con su acostumbrada bondad-- eres muy niña y tienes que dar más vueltas que da una llave."

a) Habla de los personajes que aparecen en este fragmento e intenta retratarlos por sus acciones, sentimientos y palabras.
b) ¿De qué otros personajes y cómo se habla en el texto sin que aparezcan en él? ¿Qué relación guardan con los otros personajes? Justifica la respuesta.
c) Consulta algún libro que trate de la Celestina y luego indica algún parecido suyo con la tía María, personaje que aparece en el texto.
d) Comenta la teoría que tiene la tía María del matrimonio y de la vocación de la mujer. ¿Estás de acuerdo con ella o con la Gaviota? Razona tu respuesta.
e) Explica los tiempos verbales presentes en el fragmento haciendo diferencia entre los que aparecen en la narración y en los diálogos.
f) Explica el significado que tienen las siguientes expresiones: “Tocó retirada”, “la mujer o es de Dios o del hombre”, “no quieres ser ni carne ni pescado”, “tu alma en tu palma”, “allá te las avengas”.
g) Comenta las comparaciones del texto.
h) Averigua quién fue San Luis Gonzaga y explica la presencia del santo en el texto.




TEXTO COMENTADO

Fragmento de El sombrero de tres picos,
de P. A. de Alarcón

"El tío Lucas era más feo que Picio. Lo había sido toda su vida, y ya tenía cerca d cuarenta años. Sin embargo, pocos hombres tan simpáticos y agradables habrá echado Dios al mundo. (...) Lucas era en aquel entonces, y seguía siendo en la fecha a que nos referimos, de pequeña estatura (a lo menos en relación con su mujer), un poco cargado de espaldas, muy moreno, barbilampiño, narigón, orejudo y picado de viruelas. En cambio, su boca era regular y su dentadura inmejorable. Dijérase que sólo la corteza de aquel hombre era tosca y fea; que tan pronto como empezaba a penetrarse dentro de él aparecían sus perfecciones, y que estas perfecciones principiaban en los dientes. Luego venía la voz, vibrante, elástica, atractiva; varonil y grave algunas veces, dulce y melosa cuando pedía algo, y siempre difícil de resistir. Llegaba después lo que aquella voz decía: todo oportuno,, discreto, ingenioso, persuasivo... Y, por último, en el alma del tío Lucas había valor, lealtad, honradez, sentido común, deseo de saber y conocimientos instintivos o empíricos de muchas cosas, profundo desdén a los necios, cualquiera que fuese su categoría social, y cierto espíritu de ironía, de burla y de sarcasmo, que le hacían pasar, a los ojos del académico, por un don Francisco de Quevedo en bruto."

SITUACIÓN
Pedro Antonio de Alarcón es uno de los primeros novelistas del Realismo español, junto con Cecilia Böhl de Fáber "Fernán Caballero", aunque se diferencia de ella en que él sabe despegarse del subjetivismo propio del Romanticismo para hablar de vidas ajenas a su persona y pintarlas con objetividad, aunque sin olvidarse de rodearlas de sentimientos y notas pintorescas y singulares. Dentro de su producción novelística (El escándalo, El niño de la bola, El Capitán Veneno, La pródiga...), El sombrero de tres picos, obra a la que pertenece el texto, destaca por su naturalidad, amenidad y belleza, y su acción está basada en un asunto de romances y canciones tradicionales españoles: la venganza que el molinero Lucas hace en la persona del Corregidor de su pueblo por intentar seducir a su esposa. El fragmento corresponde a las primeras páginas de la narración donde se caracteriza a los tres principales personajes de la historia: el Corregidor, el molinero Lucas y su esposa Frasquita; concretamente, al capítulo V titulado."Un hombre visto por fuera y por dentro".

CONTENIDO
El fragmento recoge el retrato del molinero Lucas. Primero, de un modo global, sintetizado, el autor nos dice cómo es el tío Lucas por fuera ("más feo que Picio") y por dentro ("pocos hombres tan simpáticos y agradables habrá echado Dios al mundo"). Después leemos el retrato del personaje al detalle, dividido en dos partes fundamentales y una oración que sirve de puente o de transición entre ambas. En la primera parte (desde "Lucas era..." hasta "su dentadura inmejorable") se realiza lo que se llama una prosopografía, es decir, se describen los rasgos físicos del personaje; conviene decir que todos parecen negativos (pequeña estatura, cargado de espaldas, muy moreno, barbilampiños, narigón, orejudo y picado de viruelas), excepto la boca, que es perfecta. Entre la primera parte y la segunda el narrador incluye una frase de transición entre la prosopografía y la etopeya del protagonista, que es un acierto inmejorable (desde "Dijérase..." hasta "estas perfecciones principiaban en los dientes"), acierto que consiste en entrar en el interior del personaje partiendo de un rasgo externo, la boca. La segunda parte (desde "Luego venía..." hasta el final) describe los rasgos morales del personaje, todos de signo positivo (la voz seguida de una serie de cualidades, de las que se deducen las de Lucas: oportunidad, discreción, ingenio...; el alma valerosa, leal, honrada...) Finalmente, se añaden otros caracteres y comportamientos del molinero, como sentido común, ansia de saber, empleo de la ironía...

ANÁLISIS
Pedro Antonio de Alarcón en el presente fragmento, valiéndose de un lenguaje claro y eficaz, retrata de manera muy original al tío Lucas, como hemos apuntado antes. Ahora destacaremos la abundante adjetivación aplicada tanto a los elementos físicos como a los morales. Se trata de un grupo de adjetivos especificativos e identificadores: "pequeña" (aplicado al sustantivo "estatura"), "regular" ( a "boca"), "inmejorable" (a "dentadura"), la serie "vibrante", "elástica", "atractiva", "varonil", "grave", "dulce", "melosa" se aplica a un solo sustantivo, "voz". Otras veces los adjetivos hacen referencia a virtudes del personaje; son los casos de "oportuno", "discreto", "ingenioso", "persuasivo"... En cambio, otras virtudes son mencionadas por medio de los nombres abstractos "valor", "lealtad", "honradez", "sentido" ("común"), "desdén"... Insistimos en las frases que sirven de puente natural entre la descripción física y psicológica del tío Lucas sin olvidarnos de la metáfora incluida en la mencionada transición: "Dijérase que sólo la corteza de aquel hombre era tosca y fea" ("que tan pronto como empezaba a penetrarse dentro de él aparecían sus perfecciones..."). Hemos de citar también la comparación que se le hace al protagonista con Quevedo por su ironía, burla y sarcasmo. Finalmente, señalamos las constantes enumeraciones y asíndetos del fragmento y, sobre todo, el empleo de los adverbios de tiempo, necesarios para ordenar los elementos del retrato: luego, después, por último.

CONCLUSIÓN
En resumen, estamos ante un texto meramente realista en el que con un lenguaje eficaz y claro, se retrata al personaje central de la novela, valiéndose, entre otros recursos expresivos, de abundante adjetivación y nombres abstractos, metáforas, comparaciones y asíndetos. Y, sobre todo, de una técnica tan eficaz como original: la de partir de los rasgos físicos de la persona (en su mayoría negativos) para pasar a sus rasgos morales (todos positivos) entrando materialmente en su interior por la boca ( citando en primer lugar la dentadura inmejorable del tío Lucas).

No hay comentarios:

Publicar un comentario