sábado, 27 de febrero de 2010

EL CINE DE AHORA

Tsotsi




Cuando te dispongas a ver una película moderna, quiero decir de estos últimos tiempos, piensa que te puedes encontrar con los temas más variados y atrevidos y los tratamientos más crudos que te puedas imaginar. Se ve que la cosa va con el tiempo. Y no hablo ya del talento y las aportaciones que los filmes de hoy en día hagan al cine de siempre. Me refiero exclusivamente a las películas que vienen avaladas por un montón de premios y reconocimientos universales. Es lo que me pasó anoche cuando me puse a ver Tsotsi, cinta coproducida por Sudáfrica y GB y distribuida por Miramax Films, y que en 2005 recibió un Óscar a la mejor película de habla no inglesa. Se trata de un crudelísimo drama que cuenta la historia de Tsotsi (ladrón), un chaval de 19 años con una infancia terrible (hogar miserable, madre enferma contagiosa y padre violento que de una patada le rompe el espinazo a su perro) que le obligó a escapar de casa de niño y vivir en unos tubos a la intemperie con otros de parecido origen, hasta que ya crecido forma parte de una banda de maleantes que actúa en el metro de Johanesburgo y otras zonas de la capital surafricana. Esa vida de violencia cambia para Tsotsi cuando en otra de sus aventuras violentas roba el coche a una señora rica no sin mandarla antes al hospitar con las piernas heridas de bala y sin darse cuenta de que en el coche robado va el bebé de la mujer. Se ve obligado a cuidar del niño hasta el extremo de ser apresado por la policía cuando decide devolver el bebé a sus padres. En medio hay todo un proceso de cómo un ser hecho por y para la violencia desmedida va encontrando un nuevo camino de ternura y entrega por otros que no sean él, como la chica negra, abandonada por su marido, y que alimenta al niño, o el mendigo del metro, que al fin recibe, en pago de todo lo que le hizo pasar Tsotsi la primera vez que se encontró con él, atenciones y un buen fajo de dinero. El espectador, además de con la historia, cruda como pocas, de la película, se encontrará con un ambiente degradador, como es el de las chabolas de la periferia de Johanesburgo, entre otros, y personajes al filo de la miseria, cuando no de la delincuencia más gratuita.

jueves, 25 de febrero de 2010

MIQUEL MARTÍ I POL EN CASTELLANO

Antología esencial


Continúo con la Antología esencial del quizás más popular de los poetas catalanes de los últimos tiempos.



LA FÁBRICA (1970-1971)


Muy cercana a la Balada que tuvimos ocasión de leer más arriba, es el poema Eleonor, que incluimos seguidamente, el cual ejemplifica el ciclo de las mujeres obreras, que a los catorce años debían dejar la escuela para ayudar a la familia a salir adelante. La resignación humana ante las circunstancias sociales y una especie de sumisión inexorable al mundo laboral aparecen también en el poema junto con dos de las características fundamentales de la poesía de Martí i Pol: la ternura, en duro contraste con el ambiente opresivo de la fábrica, y la ironía.

Eleonor tenía catorce años
y tres horas
cuando se puso a trabajar.
Estas cosas quedan registradas
en la sangre para siempre.
Aún llevaba trenzas
y decía: “Sí, señor” y “buenas tardes”.
La gente la quería,
a Eleonor, tan tierna,
y ella cantaba mientras
hacía correr la escoba.
Los años, en cambio, dentro de la fábrica,
se diluían en el gris
opaco de las ventanas,
y al poco tiempo Eleonor no habría
sabido decir de dónde le venían
las ganas de llorar,
ni aquella irreprimible
sensación de soledad.
Las mujeres decían que lo que le pasaba
era que se hacía mayor y que sus males
se curaban casándose y teniendo hijos.
Eleonor, coincidiendo con la sabia
predicción de las mujeres,
creció, se casó y tuvo hijos.
El mayor, que era una chica,
hacía justamente tres horas
que había cumplido los catorce años
cuando se puso a trabajar.
Aún llevaba trenzas
y decía: “Sí, señor” y “buenas tardes”.



VINT-I-SET POEMES EN TRES TEMPS (1970-1971)


Otro de los temas que más trató Martí i Pol es el de su enfermedad y los efectos, tanto físicos como morales, que infligió a su existencia. El poema que hemos seleccionado es un buen ejemplo.

Miradme bien: soy el otro.
Cojo de dos pies,
cerrado y solitario.
No vengo de ningún sitio
y escribo para sobrevivir.
Deshago caminos
porque no sé direcciones.
Si ahora pudiese, yacería
en los márgenes claros
con chicas de oscura piel.
Pero he crecido
y alguien me ha llenado
la sangre de cristales.
Miradme bien: cojeo.
No tengo otra cosa
que la voz que me representa.
Hago brotar palabras
y las palabras me purifican.
Emergeré de mí mismo el día
que un viento de la tierra
me seque los ojos. Son altas
las espadas de fuego
de esta lucha que me mantiene erguido
contra el miedo y el sueño.
Miradme bien;
miradme bien: soy el otro.



LA PELL DEL VIOLÍ (1972-1973)


Del presente libro hemos seleccionado dos poemas que tratan también la enfermedad del poeta. El primero significa la aceptación de la derrota ante la enfermedad, mientras que el segundo es una serena reflexión sobre el sufrimiento y el firme convencimiento de seguir luchando, rasgo característico de la personalidad de Miquel Martí i Pol: el de la rabia contenida.

Me declaro vencido. Los años que me quedan
los malviviré desfallecido. Cada mañana
deshojaré una rosa (la misma eternamente)
y con tinta evanescente escribiré un verso
decadente y nostálgico en cada pétalo.
Os lego mi sombra en testamento:
es lo que tengo más sólido y perdurable,
y los cuatro palmos de mundo sin angustia
que invento cada día con la mirada.
Cuando muera, cavad un agujero muy profundo
y enterradme de pie mirando a mediodía,
que el sol cuando salga, me encienda el fondo de los ojos.
Así, dirá la gente que me vea:
--Mirad, un muerto con la mirada viva.



Autorretrato


Mastico ideas, voces, una hoja
de menta para aligerar el estómago.
Hay veces (no por gusto) que segrego
grumos y me ahogo. Tosería
entonces si fuese aún circunspecto
como siempre. Me pondría
un pañuelo en la boca
y giraría la cabeza. Y los que me viesen
dirían: --Es modélico sin duda.
Pero ahora no puedo. Cuando toso
hago un ruido violento, todo
suena en mi cuerpo y resoplo con furia
sin control y agresiva. Es la furia,
tal vez toda la furia que escondía
años atrás detrás del pañuelo.



ESTIMADA MARTA (1977-1978)

Éste es un libro de amor, de tono apasionado y visos eróticos. En el primer poema seleccionado el lenguaje se concreta en el amor físico, con su campo semántico al completo, desde la anatomía correspondiente (senos, caderas, sexo, vientre...) hasta el escarceo amoroso, si bien velado por sutiles metáforas. El segundo es un paréntesis de serenidad y contención, mientras que en el tercero se insiste en la pasión ardiente y el acto físico del amor, aunque el poeta trasciende esa circunstancia y, como en el mejor Neruda, transforma el cuerpo de la amada en una evocación de otros tiempos y lugares, de otros rostros y otros gestos, de muchas mujeres reunidas en una sola. La amada se convierte, así, en una “vibrante geografía del combate”, en algo muy poderoso, capaz de vencer al tiempo. En estos tres poemas que presentamos el poeta adopta un tono claramente optimista y positivo, frente al nostálgico o pesimista de la mayor parte de su producción poética.

Desde las horas muertas, piedra antigua
me tatúo la piel con dibujos obscenos,
y tú estás en todos ellos, Marta.
Minucioso, te escudriño senos y caderas,
el vientre leve y el sexo oscuro, ardiente,
con la punta de los dedos extasiados.
Eres una sola y muchas. Complaciente
y a la vez complacida, rodamos
por una pendiente insólita. Cada gesto
perfecciona el extremo íntimo del juego
desmesurado y estricto. Marta, las palabras
que nos decimos sin hablar no son
espuma sino agua, y el deseo
es un vasto horizonte. Si cierro los ojos
te me haces presente y estallan los colores.
El árbol de luz de los sentidos
otra vez se puebla de hojas y de pájaros.

Reposas, Marta, y cierro ahora los ojos
para pensarte, para verte. Fuegos lejanos
y músicas y fiestas por tu cuerpo.
Toda la insólita confusión de los colores
de este estío y el viento que esparce copos
de cabellos y extiende su claridad.
A la vez cueva y torrente, gritaré
la certeza de ti, de estos instantes
que hemos vivido y escucharé los ecos
de cada palabra al fondo de mí mismo;
cueva y torrente, repetiré tu nombre
y llenos de ti los labios proclamarán
conjuntamente deseo y realidad.
Tributo de arena y hojas, tiempo y juego
amainan la sed del caminante.
Reposas, Marta, y yo reposo en ti,
y te pienso tiernamente, y te veo y te tengo.

Evoco hojas de sombra, hojas de luz.
Con las de luz resguardo soledades,
con las de sombra enciendo los deseos.
Evoco cuerpos bellos, y entre todos
destaco el tuyo, que amo y que conozco.
Evoco gestos raros y lugares
claramente incitantes, voces, rostros,
y los fijo en ti que todos los reúnes.
Vibrante geografía del combate.
Como si dominaras el ayer, y el tiempo
no hiciese ceniza de los años,
volvemos a la sombra y al secreto
y te palpo los pechos
y el sexo, y tú respondes,
como yo, hecha fuego. Marta, yo no escribo
sobre la arena fina del recuerdo.
Hablo de ti y de mí, y de ahora mismo
y de nuestros dos cuerpos hechos uno.




miércoles, 24 de febrero de 2010

MAC EL MUSEU D'ART DE CERDANYOLA



Hace un tiempo publiqué en este mismo blog un microrrelato basado en Can Domènech, edificio modernista de mi ciudad de residencia convertido hoy en Museo. Y ayer tuve la satisfacción de visitarlo. El MAC, como reza un folleto informativo, tiene una doble vocación de museo y de centro de arte contemporáneo, y su fondo cuenta con un importante archivo docimental de autores como Ismael Smith, Josep de Togores, Eduard Maria Balcells y Francesc Juventeny. Ya el exterior del edificio tiene su interés arquitectónico, con la fachada principal resuelta airosamente en ladrillo con arcos y franjas escalonadas y en ventanales y puerta de entrada con vidrieras modernistas de primera calidad, cuyo motivo central lo forman las renombradas Dames de la tulipa. Dejando aparte la exposición cambiante dedicada al arte contemporáneo, la visita a las salas de la exposición permanente reserva al visitante sorpresas bellísimas, como las esculturas salidas de las manos de Josep Llimona y Lambert Escaler, cerámicas de Burgués y Brú, carteles de Ramón Casas, pinturas del cerdanyolenc Josep Togores o la prodigiosa cabeza de Tití, hija del propio Togores, esculpida por Manolo Hugué, entre otras. Desde aquí felicito a los responsables del museo por el orden, la limpieza y la atención al público, que son exquisitos, y animo a todos los amigos del modernismo y novecentismo se den una vuelta por este MAC, que promete.

martes, 23 de febrero de 2010

MIQUEL MARTÍ I POL EN CASTELLANO


Antología esencial



En noviembre de 2003 Miquel Martí i Pol abandonó por fin su silla de ruedas para ir a ocupar el trono de oro que le estaba esperando en el Parnaso. El poeta había nacido en Roda de Ter, en la comarca de Osona el 19 de marzo de 1929 en el seno de una familia modesta (su padre trabajaba en un taller de mecánica y su madre en una fábrica textil). A los cinco años acudió a la escuela parroquial regida por capellanes, aunque al estallar la guerra civil los republicanos cerraron todas las escuelas. Con el triunfo de los rebeldes, los centros de enseñanza se reabrieron y Martí i Pol pudo volver al colegio de los capellanes. Pero también esta vez los estudios duraron poco porque, al cumplir los catorce años, las necesidades familiares le obligaron a trabajar en el despacho de la fábrica donde su madre prestaba servicio. A los diecinueve años contrajo una tuberculosis pulmonar que le obligó a guardar cama durante bastante tiempo. Ello fue la causa de que pudiera dedicarse a la lectura y a la poesía. Al fin, recuperado de la enfermedad (tenía veintiséis años), se casó con Dolores Feixas, que le daría dos hijos. Él seguía trabajando en el despacho de siempre, escribiendo poesía y colaborando con los movimientos que luchaban a favor de la identidad catalana. En 1970 contrajo la grave enfermedad que acabaría con su vida, la esclerosis múltiple. Aún así, y condenado a una silla de ruedas y medio paralítico, siguió escribiendo y publicando (La fàbrica, La pell del violí, Quadern de vacances, Estimada Marta o L’àmbit de tots els àmbits...), acostumbrado a convivir con una muerte segura. En 1984 le tocó sufrir la desaparición de su esposa (resultado de tan triste acontecimiento fue el Llibre d’absències). En 1986 contrajo nuevas nupcias con Montserrat Sans. Y, sin dejar de escribir (Els bells camins, Temps d’interluni o Suite de Parlaba) y rodeado de la admiración popular y el reconocimiento oficial por medio de premios literarios y nombramientos honoríficos (el “Salvador Espriu”, el “Ciutat de Barcelona”, “Premi d’honor de les lletres catalanes”, “Medalla de oro de Bellas Artes”, la “Creu de Sant Jordi”...), falleció el 11 de noviembre de 2003.
En noviembre de 2006 volví a frecuentar la lectura de Martí i Pol, poeta sencillo y popular, por cuyos poemarios desfilan diversos temas, entre los que destacan el amor, la ausencia de los seres queridos, el paso del tiempo, las injusticias sociales, la patria..., sin olvidar la terrible enfermedad que finalmente le conduciría a la muerte. De esta última lectura surgió la idea de seleccionar y traducir al castellano una colección de poemas representativos de la lírica de Martí i Pol. El resultado es la presente Antología, en la que he procurado respetar el ritmo y la medida de los versos originales y los títulos de los libros a que pertenecen. Y que ahora, cuatro años más tarde, doy a conocer en mi blog.
Y nada más. Si esta Antología esencial sirve para conocer un poco la poesía de Miquel Martí i Pol, aunque sea en castellano, me daré por satisfecho.




LA FÀBRICA (1958-1959)


La preocupación social, centrada en el pueblo y la fábrica donde nació y vivió y trabajó el poeta es el tema principal de este libro, del que hemos escogido dos poemas: Nueva oración del Padrenuestro, parodia de la plegaria cristiana donde el que reza es el humilde obrero, y Balada, canto a una trabajadora embarazada y oprimida por el ambiente cerrado de la fábrica. Con un lenguaje sencillo y tierno, el poeta devalúa el mundo servil y deshumanizado del trabajo en la fábrica frente al cotidiano y amoroso del hogar, convirtiéndose así la labor poética en un claro acercamiento a las clases sociales más débiles.


Nueva oración del Padrenuestro

Padre nuestro que estás en el cielo,
que a menudo sea aumentado nuestro sueldo,
venga a nosotros la jornada de siete horas,
hágase un poco nuestra voluntad
Así como la de aquellos que siempre mandan.
Nuestro pan de cada día
dánoslo más fácil que el de hoy,
perdona nuestros pecados
así como nosotros perdonamos
los de nuestros encargados
y no nos dejes caer en manos del director,
antes adviértenos si se acerca,
amén.




Balada

La chica rubia que trabaja en las devanadoras
espera un hijo para el otoño. Pasea
un vientre heroico y tiene los pies tan hinchados
que ha tenido que reventar sus alpargatas.
Ahora trabaja con pena y cada tarde
se siente desmayar porque en la fábrica
el verano es un avispero. Cuando la devanadera gira
le rueda la cabeza y cierra los ojos: añora
la quietud de su casa, el botijo de agua fresca
y el balancín de anea,
la inefable ternura del marido
que se habrá cuidado de la cocina y que medita
la página deportiva de un periódico
a la sombra de la azotea, y el paseo
lento de cada tarde de domingo.
La chica rubia que trabaja en las devanadoras
se enternece a menudo y lloraría
si se supiese derrotada por el destino,
incapaz de torcer el orden de los hechos
que ha establecido alguien.
Cuando llegue el otoño
tendrá un hijo desenvuelto y audaz
que al hacerse mayor será, acaso, albañil
y cantará subido a los andamios
como un hombre sencillo que no le teme a nada.




AUTOBIOGRAFIA (1965-1966)

El primer poema seleccionado del presente libro, que lleva su mismo título, insiste en la clase social a que pertenece el poeta y al único futuro laboral al que puede pretender dada su condición social.
Sin embargo, poemas coetáneos presentan carices diferentes y no tan apegados a la temática social, como Colores, el segundo poema seleccionado, donde cobra intensidad el tema amoroso.



Autobiografía

Del claustro materno
(por decirlo como los libros)
pasé directamente a la fábrica.
Y me sentía desolado y nostálgico
cuando me dieron el uniforme.
Los primeros días lloraba por los rincones
y el ruido de las máquinas
me resonaba en la cabeza las veinticuatro horas del día.
Fue un crecimiento difícil,
lo confieso.
Pero ahora ya tengo la piel tan dura
como el que más,
he dejado atrás todo lo que podía
recordarme los años de esfuerzo
y espero en paz la hora de volver
al seno de la tierra
(por decirlo como los libros).



Colores

No hace más densa la luz
tu cuerpo que ahora tengo
en mis brazos, ni es lejana
la tarde en tus pupilas
tan tiernas y expectantes.
Se para el tiempo en cada
palabra, repetida
para hacerla reciente,
y es impresionantemente
fácil creer si
puedo tenerte entre mis brazos.

domingo, 21 de febrero de 2010

MEMORIAS DE UN JUBILADO

Una partida a la rana


Allá en mi tierra zamorana de adolescente jugué mucho a la rana, un juego muy divertido que arracimaba en torno al curioso mueble del simpático batracioy a la cerveza con cacahuetes buenos ratos y mejores amistades. En la taberna del señor Saturnino y en el Desnivel de mis viejos amigos del barrio, pasé muy buenos ratos. En la memoria los llevo todos. Pero es que ayer, día de mi cumpleaños (66 años de mi vida total, y primer año de mi vida jubilosa), rodeado de los míos, que son mi mejor escudo contra la soledad y el olvido, me llevé una grandísima sorpresa y es que me regalaron el juego de la rana. Como lo digo. De Lugo viene el mueble de cuatro patas con la plataforma de hierro habitada por la rana protagonista, los dos puentes y el molinillo de rigor, junto con sus agujeros y su cajón para recoger las fichas, diez fichas redondas que entre los dedos y lanzadas con sabiduría buscan la boca de la rana para colarse por ella. Me taparon los ojos con una venda para que adivinara el juego en el jardín y me dieron a tocar, como pista, una de sus inconfundible fichas redondas y estriadas en circunferencias concéntricas. Nada más pasar mis dedos por ella, el mundo de Zamora se me hizo presente en la memoria y en el tacto, que ya es mucho. Jugar con los míos un rato a la rana, como hacía antaño, mientras Xavi, mi nieto, recogía las fichas que chocaban con la rana y caían al suelo, fue un momento que ya no olvidaré. Allí, en el jardín, los seis, después de comer y comentando la jugada, formamos una estampa imborrable. Que dure.

sábado, 20 de febrero de 2010

MEMORIAS DE UN JUBILADO

Momentos alegres






Hoy cumplo el primer año de mi nueva vida de jubilado. Y ya el primer día de ese año fue un fogonazo de sensaciones y emociones. Fui por última vez al Instituto donde había trabajado los últimos seis años de mi vida como docente. Era el Carnaval y, tras hacer mi guardia de pasillo, pasé al Gimnasio donde tenían lugar los números de disfraces y canciones. Primera emoción: muchos grupos de alumnos me dedicaron por el micrófono sus intervenciones. Segunda emoción: el aperitivo de los profesores estuvo dedicado también a mí. Me despedí de los compañeros con lágrimas en los ojos. Era mi último día en el Centro. Y en un restaurante de Cerdanyola me esperaba mi familia para celebrar mi jubilación y mi cumpleaños a la vez. Primera emoción: estar los seis reunidos, incluido mi nieto Xavi. Segunda: dos regalos, sendos viajes: uno, a Toledo; otro, a Praga (esos viajes ya están contados aquí). Después del restaurante me esperaba aún una nueva sorpresa en casa de mi hijo pequeño. Nada más sentarnos en el sofá, me entregaron un DVD con el título Momentos alegres. Estaba vacío. Pero un papel en el sitio del DVD decía: DALE AL PLAY. Y le di empañados los ojos nuevamente. Lo que vi en la pantalla de televisión resucitó en mí una cadena de emociones: era una película de otras que yo había filmado en diversas cámaras y en distintos periodos de la vida de mis hijos. La vida vivida en Mas d'en Gall en contacto con la naturaleza y en aquella casita de montaña con la vista eterna de Montserrat, los viajes y excursiones por media España, por Zamora, Valladolid y otros sitios entrañables, viendo crecer a mis hijos en compañía de mi mujer y otros familiares y amigos, todo eso me hizo pasar un momento verdaderamente imborrable y que ya siempre irá conmigo cada 20 de febrero.
Tengo muchos motivos para ser feliz. Además, me están llamando mis hermanos y mis amigos para felicitarme por mi cumpleaños. ¡Qué más puedo pedir!

viernes, 19 de febrero de 2010

AÑO DE MIGUEL HERNÁNDEZ

Hace unos días en este mismo blog me hacía eco de la noticia según la cual el cantautor Joan Manuel Serrat está preparando un disco sobre poemas de Miguel Hernández, y así homenajea al poeta de Orihuela.

Yo me sumo al homenaje con mi pequeño granito de arena y como mejor sé, escribiendo un poema al autor de El rayo que no cesa. De este modo quiero cumplir con el AÑO DE MIGUEL HERNÁNDEZ (Orihuela 1910- Alicante 1942).



Leo a Miguel Hernández,
Y la tierra de España se levanta
En hoces y palabras
Que exigen libertad,
Pan y dignidad para los hombres
Que nacen en el campo entre la leche
Que ordeñan de sus cabras y el mal vino
Que arrancan de las cepas poco a poco,
Dejándose la sangre en el camino.


Leo a Miguel Hernández,
Y las viejas rencillas de los pueblos
Parecen acercarse por los bordes
De sus páginas al prístino
Silencio de esta noche
En que el frío es más duro
Y la muerte se hace más cercana.
¿Qué hemos hecho
Para que nos pongan tantas cárceles
De miedo a nuestras vidas,
Y no sirvan de nada estos poemas
Del hombre que sufrió más acechanzas?
Como el toro hemos nacido para el luto
Y el dolor, nos dice el hombre
Que nació en Orihuela hace cien años
Y nos recuerda tanto nuestro sino
Porque él fue blanco negro de las flechas
Del odio y de la envidia y la desidia
De los que ocupan la silla del poder.


Leo a Miguel Hernández,
Y leo el horizonte que separa
La vida de la muerte,
Y el dolor de amar mientras se anda
Hacia esa frontera misteriosa.

martes, 16 de febrero de 2010

UNA DE LOPE

El Fénix de los Ingenios resucita otro poco


De Lope de Vega, al que Cervantes llamó Monstruo de la Naturaleza o Fénix de los Ingenios, cabe esperarse cualquier cosa. Y ya no me refiero al polifacetismo personal que gozó en vida (militar, sacerdote, casado, pluricasado y burlador de casados, poeta, dramaturgo, novelista...), sino a las sorpresas, agradabilísimas sorpresas, que nos da después de muerto e instalado para siempre en la inmortalidad de las letras. Porque al fin el Ministerio (iba a decir el Misterio) de Cultura ha recuperado el Códice Daza, único borrador localizado de los manuscritos del autor de La Dorotea, que se puso a la venta en 2005 y ahora pertenece a nuestro patrimonio cultural y literario tras el pago de setecientos mil euros (en esta época de crisis económica da escalofríos oír tamaña cifra). Felicidades. Al fin podremos deleitarnos con una muestra manuscrita de Lope de Vega. Se trata de un códice encuadernado en pergamino de 20 x 15,5 cms. de tamaño y 532 páginas, de las cuales las últimas 96 están al revés. Aún así, el códice contiene obra inédita de género lírico y algunos fragmentos de obras publicadas. Una joya. Felicidades otra vez.

Y para que el homenaje a Lope sea redondo, ahí va una muestra lírica del Féniz de los Ingenios:


Fea pintan a la envidia;
yo confieso que la tengo
de unos hombres que no saben
quién vive pared por medio;
sin libros y sin papeles,
sin tratos, cuentas, ni cuentos:
cuando quieren escribir
piden prestado el tintero.
Sin ser pobres ni ser ricos
tienen chimenea y huerto;
no los despiertan cuidados,
ni pretensiones, ni pleitos.

viernes, 12 de febrero de 2010

MEMORIAS DE UN JUBILADO

El Carnaval








Ya está aquí de nuevo el Carnaval, aunque ya dijera Larra en su día que todo el año es Carnaval. Recuerdo que en mi infancia bastaba un corcho de botella quemado con una cerilla para pintarte un bigote y ser una nueva persona. Luego vinieron las caretas y las máscaras de monstruo, bruja o Popeye simplemente y la cosa no cambiaba mucho. La verdad es que a mí nunca me ha gustado disfrazarme más de la cuenta. Una vez, de viaje por Castellón, coincidimos con una excursión de Barcelona que celebraba un baile de Carnaval en el hotel donde estábamos nosotros y la guía, confundiéndonos con viajeros de la agencia a la que representaba, nos dejó un par de trajes de época para asistir al baile nocturno. El traje de mi mujer era de Princesa y el mío de Espadachín, con peluca y espada. Me costó mucho embutirme de D'Artaganan. Ante el espejo no me reconocí y eso me asustó. Pero animado por mi Princesa, bajamos los dos al baile y nos camuflamos entre los concurrentes. Sonó un vals y nos pusimos a bailarlo con las ganas de otros tiempos y sobre todo motivados por los trajes y personajes que encarnábamos. Aquello fue de película. Hasta nos dieron unos cuantos puntos por nuestra actuación. Evidentemente no ganamos el concurso de baile de disfraces, pero por un momento vivimos una ilusión que duró lo que duraron las piezas de baile que pusieron para el concurso.

Nunca más he vuelto a disfrazarme. En mi época de profesor, los alumnos me animaban a que me disfrazara con ellos, pero lo único que hice fue estar a su lado durante los preparativos de la rúa y luego durante el recorrido de ésta por las calles cercanas al Instituto.

Y hoy, viernes 12 de febrero, he vuelto a vivir el Carnaval pero en la persona de mi nieto. Hemos ido a su guardería, con un nombre tan significativo como La llavor (la semilla), y lo hemos acompañado en la rúa, multiplicada por los centros escolares vecinos, que se ha desarrollado por las calles de los alrededores. Pese al frío polar que se ha adueñado del Vallés estos días, mi nieto, disfrazado de abeja (¡cómo sabe libar en mi corazón!), ha volado su primer Carnaval aplaudiendo y bailando en medio de centenares de disfraces, fanfarrias y músicas propias del señor Carnaval. Que sea por muchos años y yo que lo vea. Así recordaré mis años niños y otros no tan niños.

martes, 9 de febrero de 2010

A PROPÓSITO DE POE



Hace unos días me hacía eco en mi blog de una curiosa noticia relacionada con el autor de El cuervo, según la cual una persona anónima dejaba todos los 19 de enero un ramo de flores y una botella de coñac ante la tumba del poeta.

Hoy quiero dejar aquí un poema dedicado a él.




Desde niño me gusta hablar de Poe,
Del escritor que tiene frente abierta hacia la luz
Y cabellos sumidos en nubarrones tristes
Que llueven mil cipreses por los ojos
Y hablan de lutos por los labios
Unidos en un horizonte sin retorno.
Del escritor de muertos enterrados vivos
Y corazones delatores, gatos negros
Que emparedados siguen maullando en noches largas,
Y terribles hipnosis que prolongan más allá de la muerte
A Valdemares y esperanzas.

Desde niño leía sus historias de miedo
Y me subía al desván de la casa materna
A soñar con los rayos de sol donde nadaban
Las partículas vagas del olvido
Y los muebles abandonados,
Acompañado sólo del libro donde un cuervo
Repetía “never more” y un gorila
Asesinaba a dos mujeres en la calle Morgue.
Cuando la luz se iba de la claraboya
Y la noche ponía huevos
De misterio en mi imaginación de niño,
Bajaba la escalera del desván disfrazado de Poe
Y era capaz de contar a los amigos
Las historias más terroríficas
En los tubos de las obras que esperaban
Para alcantarillar las casas pobres de mi barrio
Donde la posguerra había sembrado
Un futuro de incertidumbres
y pan negro.

sábado, 6 de febrero de 2010

MEMORIAS DE UN JUBILADO

LEER EN FAMILIA


Hace unos días me llamó por teléfono un antiguo alumno mío del que guardo muy buenos recuerdos. Quería verse conmigo para hablar de un tema que le preocupa relacionado con las lecturas de su hijo de diez años. El asunto capital era CÓMO HACER QUE SU HIJO TOME GUSTO POR LA LECTURA. Enseguida acepté y convinimos una fecha para vernos habida cuenta de que a esa reunión asistiría su hijo.
Enseguida deseé que todos los padres fueran como ese alumno mío y estuvieran preocupados por las lecturas de sus hijos y, en algunos casos más graves, por saber qué hacer para que sus hijos adquieran gusto por la lectura. Porque, sin duda, es un tema preocupante.
¿POR QUÉ DEBEMOS LEER?, se preguntaba la Sociedad General de Publicaciones de Barcelona ya en el año 1931, y se contestaba inmediatamente: Para recrear el entendimiento, enriquecer la memoria, alimentar la voluntad, dilatar el corazón y satisfacer el espíritu. Y añadía que de estas finalidades surgían las tres clases de libros: los de puro entretenimiento, los de estudio y consulta y aquellos que estimulan nuestra voluntad, si bien existen libros especiales que nos entretienen, nos hacen pensar y sentir, y que además de satisfacer el espíritu y recrear el entendimiento, enriquecen la memoria, alimentan la voluntad y dilatan el corazón.
¿QUÉ DEBEMOS LEER entonces? Pregunta difícil de contestar o al menos no tan fácil como la anterior, porque el gusto por la lectura es hijo del interés y de la sentimentalidad. El primero encuentra satisfacción en las novelas de aventuras, viajes, exploraciones…, mientras que la segunda lo hace en los libros donde se retratan los sentimientos humanos, tan complejos y variantes, desde el amor en todas sus vertientes (a las personas, a los animales, al medio ambiente...) hasta la ambición, el espíritu de sacrificio, la libertad o cualquier otra inquietud humana.
Y luego está el problema de qué libros deben leerse en las distintas etapas de la persona. Porque no es lo mismo que el lector sea una persona adulta que un niño de diez años, como es el caso. Para los adultos ya existen listas de libros confeccionadas con diversos criterios. El escritor inglés John Lubbock propuso, por ejemplo, Las cien obras maestras de la Literatura, si bien podría haberla llamado Los cien mejores libros de la literatura inglesa porque de esos cien libros 54 pertenecen a la literatura inglesa (y muchos son de autores de segunda clase). Además sólo incluye de nuestra literatura al Quijote (menos mal), de la italiana a la Divina Comedia y pocos títulos franceses y alemanes. Más completa es la lista que publicó Louis Dumur en el Almanaque Hachette, la cual abarca desde la Biblia hasta los grandes escritores universales de principios del siglo XX. Son sólo dos ejemplos, y en la actualidad abundan muchísimas editoriales que satisfacen las necesidades lectoras de los adultos.
También ha existido siempre la preocupación de informar sobre las lecturas infantiles, obras escritas ex profeso para los niños que debían cuidar su calidad literaria, presentación e ilustraciones para contribuir a formar el gusto y la sensibilidad de los pequeños lectores.
Y para informar y proponer lecturas con garantías de éxito se han tenido siempre en cuenta las tres grandes etapas de la vida intelectual del niño que, según Marcel Braunsvich, resultan ser las siguientes:
1) De cinco a nueve años. Todo le resultará maravilloso y no sólo le gustarán las narraciones de ficción (cuentos, leyendas, fábulas…), sino también las descripciones del mundo más cercano a él (cómo funcionan las máquinas, el mundo de los animales y las plantas, los elementos naturales y sus cambios…).
2) De nueve a doce años. El niño gustará de cuanto satisfaga su imaginación y de la realidad sentirá placer por la vida de su casa, de la escuela y de los amigos siempre que esa vida y esa realidad vengan acompañadas de una aureola de ensueño y fantasía. Si bien a partir de los once años comenzará a dejar poco a poco los cuentos infantiles para cobrar interés cada vez más creciente por las novelas de aventuras que tengan por protagonistas muchas veces a niños de su edad.
3) De trece a quince años. Periodo de transición entre el mundo puramente imaginario, en el que ha vivido el niño hasta ahora, y el aprendizaje y conocimiento del mundo real. Será el momento de disfrutar de las novelas vividas, de las biografías, de las autobiografías, diarios, etcétera, que le permitirán echar una ojeada a los dolores y gozos verdaderos de la vida. También le interesará conocer la Historia y el Universo y cómo ha evolucionado el planeta donde vive desde sus más remotos orígenes.

¿QUÉ REQUISITOS DEBEN REUNIR LOS LIBROS PARA QUE SEAN VERDADERAMENTE PROVECHOSOS PARA LOS NIÑOS? Para contestar a esta pregunta hay diversas respuestas. Algunas nos las dan los grandes filósofos y expertos en la materia. Uno de ellos, Emerson (1803-1882) sugiere tres reglas prácticas respecto de los libros que deben leerse:
1) No debe leerse nunca un libro que no lleve publicado más de un año (mejor, cinco porque algunos libros hoy en día obtienen éxitos inmediatos de librerías por excesiva publicidad o morbo y pronto pasan al olvido).
2) No debe leerse nunca un libro que no haya pasado la prueba del tiempo (es señal de que lo han degustado varias generaciones).
3) No debe leerse nunca un libro que no guste al lector.
Otro sabio, Bacon (1561-1626), hablando de los libros que deben leerse y merezcan conservarse, dejó escrito: “Algunos libros son para ser catados, otros engullidos y unos pocos para ser masticados y digeridos; quiero decir que algunos libros hay que leerlos sólo a trozos; otros deben leerse someramente, y hay unos cuantos que conviene leer de cabo a rabo con estudio y detenimiento.
Hay muchos más ejemplos, pero los reuniríamos a todos en los tres requisitos siguientes para que un libro sea provechoso de verdad: Que su lectura interese al niño, que le haga pensar y sentir y que le mueva a ser aún mejor de lo que es.
Todo esto está muy bien, pero puede quedarse en pura teoría si se fuerza a los niños a leer, imponiéndoles la lectura de ciertos títulos. Es mejor que sean ellos quienes nos los pidan. Invitémosles a visitar las librerías y bibliotecas y hagámonos con ellos tarjetas de lectores para poder sacar libros en préstamo. Hablémosles con entusiasmo de los libros que recordamos y leímos cuando teníamos su edad para que les entren ganas de conocerlos. Y sobre todo (y esto es algo muy importante que los padres suelen olvidar), que tengamos muchos libros en casa y que nos vean a menudo con libros, leyéndolos, tratándolos con cariño y hasta reparándolos si se encuentran en mal estado. Todo eso les moverá a querer a los libros y a interesarse por ellos. De ahí a tomar gusto por la lectura sólo hay un paso y es cuestión de tiempo el que lo den.

Finalmente, propondré algunas lecturas propias de la edad del hijo de mi antiguo alumno.


Clásicos españoles y extranjeros.

Cuentos del Conde Lucanor, de don Juan Manuel (Colección Araluce).
El Romancero para niños.
Lazarillo de Tormes adaptado.
El Quijote para niños.
Villancicos de Lope de Vega.
Robinson Crusoe.
Cuentos de Perrault.
Fábulas de La Fontaine.
Fábulas de Iriarte y Samaniego.
Aventuras de Las mil y una noches adaptadas.
Cuentos españoles del siglo XIX (Colección Moby Dick).
Cuentos de los hermanos Grimm.
Cuentos de Andersen.
El maravilloso viaje de Nils Hölgersen, de Selma Lagerlöff.
Alicia en el país de las maravillas.
Pinocho.
Peter Pan.
Muchas aventuras de Julio Verne.
La isla del tesoro.
Las aventuras de Tom Sawyer y Huck Finn, de Marck Twain.
Las aventuras de Guillermo, de Richmal Compton.
Cuentos y cantares de Antonio Trueba.
Fábulas de Hartzenbusch.
Los Episodios Nacionales de Galdós para niños.
La luna nueva y otros libros de Tagore.
El libro de las tierras vírgenes, de Kipling.
Platero y yo, de J.R. Jiménez.
Marcelino, pan y vino, de Sánchez Silva.
El camino, de Miguel Delibes.
El principito.
Etcétera.

También la literatura actual escrita para niños cuenta con colecciones dignas de tenerse en cuenta como:
Hombres famosos, de la editorial Toray (pertenecientes al mundo de los exploradores, artistas, grandes gobernantes o literatos, desde Colón a Marco Polo, pasando por Napoleón, Cervantes o Livingstone).
El barco de vapor, de Ediciones SM, con más de cien títulos distribuidos por edades lectoras.
Gran Angular, también de Ediciones SM.
Los cinco, de Enid Blyton, de la editorial Juventud, cuyos protagonistas son cuatro niños y un perro que viven aventuras reales siempre envueltas por una atmósfera de misterio.
Los Hollister, de Jerry West, de Ediciones Toray, de parecida temática narrativa que la colección anterior.
Tus libros, de Ediciones Generales Anaya, con más de cien libros pertenecientes a la literatura nacional y universal.
Colección Historias, Biblioteca Verde, de Editorial Bruguera, cuyo texto aparece complementado con ilustraciones en blanco y negro.
Julio Verne, de Editorial Molino, con más de cincuenta títulos publicados del genial escritor francés.
Alfaguara, Serie Roja, con más de cien títulos en su haber y autores contemporáneos de gran prestigio internacional.
Óscar, de Carmen Kurtz, Colección Juventud, de la Editorial del mismo nombre, con títulos tan sugerentes como Óscar espía atómico, Óscar cosmonauta, etcétera.
Las dos colecciones de la Editorial Noguer, Cuatro Vientos y Mundo Mágico, que incluyen obras de autores nacionales y extranjeros de la talla de Carmen Bravo-Villasante, Carlos Murciano, Carmen Kurtz o Rafael Morales, entre los españoles, y Michael Ende, Herbert Kaufmann, Scott O’Dell, Hanns Radau o Roald Dahl, entre los extranjeros. Títulos como La hermosura del mundo, Las manos en el agua, Fanfamús, Dardo, el caballo del bosque, Jim Boton y Lucas el maquinista, Luna roja y tiempo cálido, La perla negra, Pequeño zorro, el último jefe, o Danny, campeón del mundo, respectivamente, siguen siendo leídos por chicos de todas partes del mundo con voraz interés.
Nuevo Auriga, de la Editorial AFHA Internacional, con más de cien interesantes títulos de obras pertenecientes a los más diversos géneros literarios, desde la poesía hasta la fábula, pasando por el cuento, la leyenda, la novela o la biografía. Se trata de una hermosa colección que pone al pequeño lector en contacto con nuestra mejor literatura y la extranjera y en la que no faltan tampoco los clásicos de siempre, como Carroll, Homero, Stevenson, Cervantes, Verne, Dickens, Virgilio o Walter Scott, por citar unos pocos.
Dime, de la Editorial Argos, colección destinada a contestar a las preguntas más interesantes que a un niño puede ocurrírsele, preguntas relacionadas con la Literatura universal (Dime, cuéntame), la Historia (Dime cuándo ocurrió) o la Técnica y las Ciencias (Dime cómo funciona), entre otras materias.

miércoles, 3 de febrero de 2010

PATADAS AL DICCIONARIO

A vueltas con la H






Siempre la H ha sido motivo de errores ortográficos de peso, aunque también siempre ha sido tomada a guasa como en aquel chiste de nuestra infancia según el cual un alumno, harto de las recriminaciones de su maestro acerca de su pésima ortografía, un día le dijo que melocotón se escribía con H, a lo que el profesor le replicó: "Ya me dirás dónde lleva H melocotón." Inmediatamente el alumno le contestó: "¿Dónde va a ser, don Antonio (entonces los maestros y profesores tenían el tratamiento de don, que era síntoma de cierto respeto)? Pues en el hueso."

Todo esto me vino a la mente ayer mientras veía el programa de TV1 Gente y de repente un subtítulo apareció en la pantalla: Se disparan los deshaucios. Y ahí, en la H de la última palabra estaba el dolor de siempre. Maldito prefijo DES, dirá alguno. Pero en desahucio (así debe escribirse, DESAHUCIO) la maldita H va detrás de la A y no después de DES. Desahucio es una palabra que desgraciadamente está de moda y que el diccionario de la RAE define del siguiente modo: Acción y efecto de desahuciar, despedir a un inquilino.

Ya puestos, se me ocurre recordar algunos otros errores ortográficos cometidos con la H en situaciones parecidas. Hay diferencia entre Desecho (sin H): Lo que queda después de haber escogido lo mejor y más útil de una cosa, y Deshecho (con H): De Deshacer, quitar la forma o figura a una cosa, descomponiéndola. Tira los desechos a la basura. Este avión de papel está deshecho. Hay diferencia entre A VER (preposición más verbo) y HABER, como puede verse en las dos siguientes frases: Voy a ver una película con mi primo. Tiene que haber abierto algún cine.
Como curiosidad, una frase de mi infancia sobre la H: AHÍ HAY UN HOMBRE QUE DICE ¡AY!

En fin, lo que conviene en todos estos casos es consultar un diccionario antes de lanzarse a la aventura de escribir ( y más en televisión, en otro tiempo escuela del idioma).