martes, 17 de noviembre de 2009

RELÁNGRAFOS



Mar movido: lunas de espuma atropellándose en la orilla.


Farola de día: verso que aún no suena.


La demencia es un laberinto sin salida.


Alta escultura: el viento suena en el pecho como una palabra antigua.


Escribir en el ordenador es sembrar sombras de letras sobre surcos de luz.


Lo menos malo de la muerte es que nadie se acuerda de la suya.


Si en el Neoclasicismo toda la literatura se mueve en torno a la razón, en el Romanticismo todo gira alrededor del corazón.


El amor es una hoguera que empieza en llamas, continúa en brasas y acaba en cenizas.


La frontera entre la vida y la literatura está sólo en la mente del lector.


La familia se forma con la alegría de las yemas que visten de verde futuro una rama y se deshace con la tristeza de un racimo de uvas que se va comiendo el tiempo.


Lo mejor de un matrimonio no es sólo que los dos cónyuges sepan envejecer juntos, sino que vivan con la ilusión de ser eternamente jóvenes, aunque sólo sea de corazón.


La buganvilla, cuanto más lozana está, más sangre pierde.


Los poetas españoles que mejor emplean los colores de la naturaleza son Rioja y Herrera, y su mejor discípulo, Bécquer: tres sevillanos de postín.


La flor del hibisco pasa en un solo día de la florida y luminosa pujanza a la triste y apagada flaccidez.


Un poema bueno es, salvando las distancias, como una casa confortable: nos sirve para vivir mejor.


Lo peor que le puede pasar a un novelista es que se le rebele el protagonista de su relato.


En la pared la lluvia se empeña en poner acentos donde la única palabra que existe es la soledad.


Estaba tan fuera de sí, que sólo a él podría decírsele que estaba entre la espalda y la pared.


Libro. Más espiritual: libre. Más materialista: libra.

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