jueves, 19 de noviembre de 2009

POEMAS RESCATADOS

Hoy quiero rescatar aquí un poema que la Asociación Prometeo de Poesía incluyó en su antología Poemas de Madrid, publicada en junio de 1985. Sólo conservo un ejemplar de la citada Antología que el alcalde de Madrid por antonomasia, es decir, Enrique Tierno Galván, se encargó de prologarla. El poema en cuestión se titula










BÉCQUER EN MADRID


Cuando Bécquer llegó a Madrid,
con sólo un equipaje de sueños y poemas,
era otoño. Hojas muertas
se desprendían de los árboles,
como sus miedos,
como todas sus luchas interiores.

En un cuarto otoñal de la calle de Hortaleza
el poeta descansa. Seis reales diarios
le cuesta este recinto de miseria,
esta luz hipotecada,
este cubo de cinc
donde lava sus sueños.

Entonces Madrid, como cualquier otro lugar,
es una montaña lírica inexpugnable
para el recién llegado.
Y las rimas, como rocas de Sísifo,
rodarán cuesta abajo,
como lágrimas de lava.

Bécquer no encontró, como Zorrilla,
un cadáver a quien cantar con versos de campanas
o cenizas con suerte.

Su corazón de niebla
en vano querrá alzar el vuelo limpio
entre la noche de sus pulmones tísicos.

El dolorido sentir de su romanticismo,
sus Ofelias perdidas y sus sepultureros
quedarán sin papel junto a la orilla
de frágiles proyectos,
junto a húmedos claustros
y en mellados castillos.

En otras poblaciones, en Soria o en Toledo,
seguirá persiguiendo la gloria que será
un intangible rayo de luna
o una mano etérea de mujer
habitando el misterio de una ojiva.

Sólo la paz de una estatua yacente,
a la luz indecisa de unos vidrios
le acercará sin miedo hasta el umbral
donde duerme la muerte.

Fue siempre la vida del poeta
una hoja perdida del otoño,
como aquel otoño
en que llegó a Madrid por vez primera.








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