lunes, 2 de noviembre de 2009

DE VISTA, DE OÍDAS, DE LEÍDAS

Hasta la vista, José Luis López Vázquez


Hoy, Día de Difuntos, se ha ido un actor español de esos que sirven para hablar de todo un estilo de hacer cine. Me refiero a José Luis López Vázquez (Madrid, 1922), que comenzó su carrera en los años cuarenta con papeles cómicos y luego siguió ese camino porque, según decía él, el humor es un ingrediente muy importante para vivir. Me ha hecho pasar ratos muy divertidos viéndole en la pantalla grande de los cines y en la pequeña de casa nterpretando papeles entrañables en películas como El pisito, Atraco a las tres, La escopeta nacional, Amor a la española y tantas otras. Pero, dado su incansable polifacetismo, se atrevió también con intervenciones dramáticas, de las que salió más airoso si cabe, como en La cabina, donde los telespectadores sufrimos lo indecible al identificarnos con la angustia que padeció el personaje que encarnaba José Luis López Vázquez encerrado sin solución en una cabina telefónica callejera. O en Mi querida señorita, donde encarna la vida solitaria de una señorita de provincias, Adela Castro, que guarda celosamente el secreto de que todos los días debe afeitarse, y es que, en realidad, según le diagnostica el médico de cabecera, es un hombre. Y para no alargar este Hasta la vita, citaré dos apariciones del actor en las que abre en dos el corazón del observador: una, la de El bosque del lobo, donde encarna a Benito Freire, buhonero y licántropo que recorre la Galicia rural vendiendo sus mercancías y en las noches de luna llena asesina a otros seres tan solitarios como él, hasta que el hallazgo de un pañuelo le delata y acaba siendo apresado; y dos, ¿Quién es usted?, en la que vemos de cerca la atroz enfermedad del Alzheimer. Hasta la vista, José Luis López Vázquez, en cualquier pantalla, grande o pequeña, donde te volvamos a ver en aquella figura tuya pequeña, aparentemente endeble, pero enorme y con una fuerza tan irresistible que la proyectas fuera del mundo de las sombras y los sueños del cine hasta donde estamos nosotros, aquí fuera en la calle, en el mundo de la luz a medias y la realidad tropezada.



Fragmento de Atraco a las 3

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