La vida está hecha de esperas. La mayoría de las veces esas esperas tienen un desenlace feliz, como el que sigue al momento de hacer la foto. Un paseo por el pueblo donde descansas y te refugias, una compañía agradable y el mar siempre presente. Quizá sea la barca el elemento más claro para indicar actividad, movimiento, viaje, regreso, peso a estar varada en la arena de la playa. Pero en la foto es algo más. Es complemento de reposo, de ensoñación. Y la mujer, causa y efecto de todos los reposos, de todas las ensoñaciones. De un momento a otro se incorporará para unirse al destino de otra persona, seguir paseando hacia Minerva, la diosa de la sabiduría. Y es que en buena compañía los conocimientos se hacen más asequibles al ser humano. Por eso la espera, en ocasiones, es símbolo de novedad, conocimiento, sabiduría.
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