miércoles, 14 de octubre de 2009

DELIBES, UN ESCRITOR PARA LEER EN FAMILIA


1. DATOS PARA UNA BIOGRAFÍA

Miguel Delibes nació en Valladolid el 17 de octubre de 1920, en la acera de Recoletos, muy cerca del Campo Grande y de la estatua de José Zorrilla. Su madre era de Burgos y su padre de Molledo-Portolín (Santander). Miguel fue el tercero de los ocho hijos que tuvo el matrimonio. En uno de sus primeros colegios, el Colegio de Lourdes, de los Maristas, escribió crónicas de fútbol y se aficionó a los animales. Su infancia participó tanto de la tristeza como de la alegría y fue, a la vez, tímido y amigo de las aventuras; es decir, Delibes de niño fue como la mayoría de los niños. A los once años su padre le compró una escopeta y asistió a su primera cacería. Desde entonces su afición al arte cinegético iría en aumento. Entró en la Escuela de Comercio y más tarde en la de Artes y Oficios, donde aprendió modelado y escultura. Luego será dibujante de profesión. Hasta aquí digamos que transcurrió la primera etapa de su vida.
A continuación marchó voluntario a la guerra y sirvió en la Marina a bordo del crucero “Canarias”. De vuelta al mundo de la paz, quiso seguir de marino, pero su miopía se lo impidió. Entonces se decidió por estudiar Profesorado Mercantil y Derecho. En 1941 ingresó en el Banco Castellano, pero sólo está trabajando allí medio año; transcurrido dicho tiempo, se hizo Intendente Mercantil. Es cuando, inconscientemente, antes de saber que con el tiempo será uno de nuestros mejores novelistas contemporáneos, purifica su estilo leyendo el Código Mercantil, del profesor Garrigues . Por entonces escribió su primer cuento conocido, La bujía, sin dejar de hacer caricaturas o felicitaciones de Navidad y publicando dibujos en El Norte de Castilla, periódico de su ciudad natal, del que sería Director con el tiempo. De ahí que estudiara también Periodismo.
Por entonces conoció a Ángeles Castro, la mujer de su vida, con la que se casaría poco después. Nos hallamos en la segunda mitad de la década de los cuarenta, momento felicísimo para Delibes, que por fin se decidió a escribir una novela, La sombra del ciprés es alargada. Después de pulirla hasta la extenuación, la mandó al Premio Nadal, uno de los premios de novela más prestigiosos de nuestro país, y lo ganó. Es el año 1947. Luego se encargó en El Norte de Castilla de una sección encargada de comentar libros. Y entre libros, ambiente familiar y afición a la caza, sufrió la muerte de su padre en 1955. El escritor es famoso y tiene ya varios libros publicados, como Aún es de día, El camino, Mi idolatrado hijo Sisí o Diario de un cazador, con el que obtuvo el Premio Nacional de Literatura.
De subdirector pasó a ser director del periódico, donde llevó a cabo una labor redentora del campo castellano. Viajó por el mundo y dio cursos en varias Universidades norteamericanas y en muchas europeas. Reflejo de esos viajes son los libros de ensayos USA y yo, Por esos mundos o Europa, parada y fonda. En 1959 se construyó un refugio campestre en Sedano (Burgos), que le sirvió de campo de operaciones literarias y cinegéticas. Para entonces nuevas e importantes novelas han salido de su pluma imparable: Diario de un emigrante, La hoja roja, Las ratas, Cinco horas con Mario, Parábola de un náufrago o El príncipe destronado, que data de 1973.
Al año siguiente fue elegido miembro de la Real Academia Española, reconociéndosele así una labor de creación de considerable altura dentro de nuestras letras contemporáneas. Pero la muerte de su querida esposa, aunque rodeado siempre de sus hijos, fue un duro golpe para su vida, que ya no volvió a ser la misma. Y entre la literatura y la caza, pasiones que hay que hacer en soledad, ha seguido desliando la madeja de su existencia entre achaques y operaciones graves como la sufrida recientemente con motivo de un cáncer de colon. Y nuevos títulos han venido a engrosar su dilatada carrera novelística, como Las guerras de nuestros antepasados, El disputado voto del señor Cayo, Los santos inocentes, El tesoro, Señora de rojo sobre fondo gris o El hereje, que data de 1998 y que le reportó de nuevo el Premio Nacional de Literatura. En el 2000 fue propuesto para el premio Nobel, cuando unos años antes había recibido el Premio Cervantes, el galardón más importante de nuestro país.
Miguel Delibes nunca alardeó de ser un escritor intelectual, sino más bien de un novelista que disfruta haciendo las cosas normales que hacen las personas normales. Insiste, como dijo Umbral, uno de sus mejores amigos y admiradores, en la boina, la cazadora y las botas, el cigarro de negro liado a mano y los castizos decires de su tierra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario