jueves, 22 de octubre de 2009

DE VISTA, DE OÍDAS, DE LEÍDAS

José Mª Rodríguez Méndez


Ayer oí por la televisión la triste noticia de que había muerto a los 84 años de edad el dramaturgo José Mª Rodríguez Méndez, exponente importante de la llamada corriente realista del teatro español contemporáneo y que se dio a conocer en 1958 con Vagones de madera, donde ya se aprecian dos de sus caracteres más acusados: su actitud crítica y de denuncia y su lenguaje duro sin paliativo ninguno. Después consolidó su obra dramática con Los inocentes de la Moncloa, El círculo de tiza de Cartagena, La puerta de las tinieblas o, para muchos su mejor obra, Bodas que fueron famosas del Pingajo y la Fandanga. De todas ellas y de otras ya tratan suficientemente los manuales de la historia de nuestro teatro y yo no voy a añadir nada nuevo. Hoy sólo quiero recordar aquí su nombre y el título de un libro sobre él que encontré a principios de los años ochenta en un puesto del Mercadillo de los libros de San Antonio, lugar de entrañable memoria para mí. Ese libro, publicado por la editorial Godoy recoge tres obras desiguales del dramaturgo fallecido: Los quinquis de Madriz, Historia de unos cuantos y Teresa de Ávila, obras que aparecen precedidas de un estudio preliminar de otro conocido dramturgo español, contemporáneo de Rodríguez Méndez; me refiero a José Martín Recuerda, autor de obras tan significativas para nuestro teatro actual como Los salvajes en Puente San Gil. De Los quinquis de Madriz, obra de la que dice su autor que pertenece al género de reportaje dramático, entresacamos el texto siguiente, que corresponde al Momento primero y que dirige Trueno, el personaje principal, a su perro Johnson : "¡Las ganas que tenía yo de estar en Madriz con mi Johnson! Mira, aquí me tatué tu nombre: Johnson. Aquí, pegaíto al nombre de la Lurdes. ¡Paque veas si no te quiero! ¡Mia que si llego a Madriz, de mi alma, y tú te habías muerto...! Pero estoy mu contento, Johnson, mu contento... estoy lili y tú estás hecho un macho, y la Lurdes está fetén y la vieja hecha una chavala. ¡Viva Madriz, que es mi pueblo!"

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