martes, 29 de marzo de 2011

Versos de antaño




Cangilones de vida (1) es un libro de verso y prosa que publiqué en Casals en 1978. Para más señas es el primero que di a conocer de mi vida literaria. Agotado y casi imposible de localizar, en él incluí poemas y relatos pertenecientes a mi época zamora y a los primeros años de mi estancia en Barcelona. Para hacerse una idea, he aquí sus apartados: Poesía: jardín amenazante. Novela: Cangilones. Poesía: Primera antología para un amigo sentimental. Poema en prosa: Vuelve el río a su montaña. Poesía: Peregrino hacia Santiago. Batiburrillo (pensamientos y relatos). Poesía: Tiempo de hablar. Poesía. Equipaje de sueños (sobre Machado).

Los poemas seleccionados han sido incluidos en Hacia la luz, poemario publicado en Bubok en 2011 y del que ya he hablado y seguiré hablando en el blog.


NUBES



Flotan a la deriva por la ventana monstruos sumidos en el sueño, en una música antigua como el cosmos. Se abre paso con bruñida seguridad el ala de este pájaro insensible en cuyo vientre marcho hacia Santiago acariciando con miedo secular estas blandas cabezas que en albura fugaz flotan afuera. Son recuerdos de animales fabulosos, bañados por esta música y este silencio tan azules. Son retazos de ángeles, recovecos de vientos y de lluvias estas lechosas manadas de animales que pastan abrumadores silencios y pasan deshaciéndose junto a la ventana. Mi pensamiento flota tras ellas olvidando los campos y ciudades de allá abajo para encontrar el prístino lugar de Compostela donde he de comprobar si marcho bien por el camino de mi vida.



CASTILLA



El paisaje de Castilla tiene cuatro colores: el rojo de la tierra y de sus pueblos, el verde de sus viñas y sus chopos, el rubio de los trigos que alimentan a sus recios hombres y el azul del cielo, profundo y limpio para esperar en él. Castilla es una hermosa mujer solitaria enamorada de sus ríos y acostumbrada a andar sus largos horizontes. En los amaneceres se adorna con las perlas del rocío, y en los atardeceres su rubia cabellera se enreda en los ramajes más altos de los chopos en su paso hacia el sueño. Tras el cuadro del trigo, oro que en la piedra del molino será mañana pan, aparecen la viña y la chopera, refugios de verde soledad, y más allá, entre el beso largo y limpio del rojo de la tierra y el azul del cielo, aparece aislado un cerro a cuya cima trepó un castillo un día, ayer refugio de lecturas y amores medievales y hoy sólo ruinas donde anidan las lechuzas. Esta es la Castilla que hace tenaces a los hombres y a la muerte más benigna.



VIDA


La vida no es una ficción como dijo el dramaturgo. Está andamiada con verdades demasiado contundentes. Hoy nos nace algún hijo, mañana se despide un buen amigo. Reímos y lloramos sin saber dónde está la frontera. La vida es este barro con que hemos de labrar nuestras viviendas, nuestras metas, nuestros trabajos... No sombra ni sueño, como dijo el dramaturgo, sino tremenda y difícil, bella y dulce, tan dulce que a veces uno olvida hasta la muerte o el tiempo que acabarán con todo. Nos morimos sin cesar y sin cesar lloramos con pequeños paréntesis de risa. Una vez vimos al padre y otra vez a la madre morirse de costado, casi sin molestar para que no descubriéramos su dolor oscuro. No, no es fácil esta vida que sin pedirla un día nos topamos con ella y con ella seguimos como con una herida que sólo nosotros podemos curar, sólo nosotros. Pero es tan poderosa y contundente a la vez, tan necesaria para ser hombres, que cuando llegue el instante de separarnos de ella, le daremos un beso en la boca como a nuestra amante y cerraremos los ojos con el consuelo de haberla vivido bien y sin trampas.



TIERRA


¿Bajo qué raíces especiales

escondes tu esperanza,madre tierra?

¿En qué caliente lecho de animales

ensayas librementetu fecundidad sin límites?

¿En qué escondida orilla

de qué lejano mar

reposas tu figura inagotable?

¿Dónde hallar tus huellas

para diluirme en el soplo de tu aliento

y dejarme navegar por tu constancia?

¿Dónde hallar tus manos

para morir tranquilo

como una ola perdida en una playa?


ESPERA



Tú ves cada tarde dibujarse

a tu amada en las ramas de un ciprés.

Ella viene con aires del crepúsculo

y allí se queda esperándote.

Mas cuando crees que es tuya

y alargas las manos para acariciar su pelo,

su frente, sus ojos y sus labios,

desesperadamente se esfuma

con la escurridiza luz que le queda a la tarde.

Y estás otra vez solo,

con el frío de la noche entre los dedos,

con el hueco sabor de los besos soñados

poblándote la boca.

No sé de dónde sacas esta constancia cruel,

pero cada atardecer vuelves aquí

para encontrarte con la mujer soñada,

para volverla a perder cuando muera la luz

y la noche te unja con sus largas sombras.

Sólo cuando la tierra haya llenado

todos los huecos vivos de tu cuerpo

y la noche total habite tu mirada,

encontrarás por fin a esa mujer

y juntos, cada tarde,

volaréis por el sueño del ciprés.



TORO



Hay un toro en penumbra

pegado a nuestras almas

desde que nacemos,

y nos mira en silencio,

y nos acecha siempre,

y a veces aparece en nuestras fotos

como un halo de muerte.

Es el toro de la noche total

que devora sin fin nuestra esperanza.

Pero lleva en sus cuernos

tantos sueños nuestros, tantas ansias,

que nos es familiary hasta necesario.

Porque mientras afila

su última cornada

y nos sigue acechando

sin clavarnos sus astas,

seguiremos bien vivos,

armados con nuevas esperanzas.




TOMILLO


El tomillo, amigo del peregrino que lo huele, amante de la tierra que abraza su raíz, sólo quiere el paisaje donde crece. Yo quería casar su olor labriego con el aroma del geranio adiestradoy lo maté. Por unos días aún me regaló la gracia de sus flores azules y su esmeralda agreste. Pero fue su despedida, su inteligente insulto a mi torpeza. Poco a poco las lluvias, el viento desatado y el calor del estío lo volvieron un muerto entre las otras plantas,certera imagen del hombre trasplantado de su tierra.


SAUCE


En este ruedo vegetal te veo, sauce adolescente, luchando sin cesar contra el invierno de la muerte, contra el infierno cruel que se divierte arrasándolo todo como un dios desalmado. Y yo no puedo hacer nada: soy como tú, un ser desvalido que está a merced del tiempo y sus puñales. Con la sentencia de tu muerte sumida en los bolsillos perplejos de mis ojos, entro en la casa y la transcribo como un notario frío en estos versos.



NARCISO




Floreciste tu magia en este tiesto que mis hijos emplean de juguete. Ahora espera tu bulbo que lo besen los fieles labios de la primavera para estallar en verdes elegancias, en blanca geometría de ocultismo. Hasta ese beso amante del buen tiempo me acerco a la pintura que te tiene marcado con un aro de azafrán y una estrella de nieve, y recupero mi sueño de poeta, inmune y limpio gracias al talismán de tu recuerdo. Y cuando al aire de abril te vea vivo sobre el tiesto de ahora, tus triángulos y tu círculo mágico serán la prueba de que yo también respiro, sin sueños de poeta, con la fuerza de ser dentro de mí de nuevo niño.

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