lunes, 21 de marzo de 2011

De vista, de oídas, de leídas

En defensa de Borges


Ojeando el número correspondiente al mes de marzo del año en curso de la revista Qué leer, encuentro en la sección Actualidad Internacional una entrada con este título tan impactante como intolerable: Mear a Borges. Se trata de una referencia breve al libro El enigma de los módulos, del chileno Eduardo Labarca, en cuya portada puede verse, tal como lo digo, al tal Labarca miccionando de pie y de lado sobre la tumba del autor de Ficciones. Por lo visto, preguntado el interfecto por su afrentosa acción, mear sobre los restos de Borges se debe a un "homenaje al maestro y repudio al ciudadano"; en otras palabras, una celebración de la obra literaria del autor argentino y un rechazo a sus ideas políticas. Vergonzoso. Como si por ahí pudiera ir cualquier devorador de libertades, iconoclasta indecente, ultrajando tumbas a troche y moche sólo porque no se está de acuerdo con las ideas políticas del último morador de las mismas. Lo que me extraña es que Revista tan "sesuda" como Qué leer dé cabida a tamañas barbaridades. Eduardo Labarca (¿dónde habrá dejado el timón de la sensatez? ¿O es que simplemente carece de él?) He aquí un autor que no pienso leer. En cambio, añado en desagravio mingitorio, una frase de Jorge Luis Borges, al que pienso seguir leyendo pese a sus ideas políticas (suyas son y por democracia hay que respetar aunque no se comulgue con ellas), una frase que dirige a otro excelso poeta:


"Para gustar de Quevedo hay que ser (en acto o en potencia) un hombre de letras; inversamente, nadie que tenga vocación literaria puede no gustar de Quevedo."

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