Hay ciertas películas que están relacionadas con momentos más o menos felices de nuestras vidas. Una de ellas es La túnica sagrada, que durante las Semanas Santas del franquismo indefectiblemente se ponía en pantalla. La primera vez que la vi me impresionó tanto que ya nunca la he podido olvidar, me refiero al alma del film, la transformación que experimenta el tribuno Marcelo Galio (Richard Burton) tras la experiencia de haber jugado a los dados la túnica de Cristo a los pies de la cruz.
La túnica sagrada (título original, The Robe) es una película americana de 1953 dirigida por Henri Coster e interpretada en sus principales papeles por el citado Richard Burton, Jean Simmons (la bella Diana), Vistor Mature (el esclavo griego Demetrio), Michael Rennie y Jay Robinson, entre otros. La verdadera acción del film comienza con la puja entre Marcelo y Calígula por el esclavo Demetrio en la que Calígula se considera humillado por el tribuno, que es el que se lleva a Demetrio a casa. El que será emperador un día se venga de Marcelo destinándolo a Jerusalén. Allí su vida se cruza con la de Jesús de Nazaret. Pero será Demetrio, su servidor y amigo quien viva de cerca el sufrimiento de aquél y lo busque por las calles de la ciudad. Su encuentro con Judas, justo después de haberlo traicionado, es memorable, y la imagen del callejón con el árbol perfilado en la luz del fondo más aún.
Sin embargo, lo mejor de la película está por venir. Tras las impresionantes escenas del juego de la túnica a los pies del madero donde agoniza Jesús, el día convertido de repente en noche cerrada y envuelto de rayos y truenos, la película toma un giro inesperado. Los problemas de los seguidores de Cristo, la conversión de Marcelo, su amor por Diana y la perversidad del nuevo emperador de Roma se conjurarán para hacer del film una experiencia inolvidable.
Volverla a ver ha sido para mí una sorpresa, sin embargo, porque he podido ver las escenas que en mi adolescencia habían sido censuradas por el régimen.
Véanse unas escenas de La túnica sagrada, merecedora por algo de grandes premios, 2 Óscars y un Globo de Oro.
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