Hecha de franjas azules y blancas, la bandera de la primavera recién estrenada al aire, confirma la inocencia persistente del niño sobre la arena. Inocencia que es futuro y sueño en el mundo de las gaviotas y los cristales pulidos por el mar. Las sombras son huellas, estelas asentadas en la firmeza de este presente hermoso de sol, de luz, de viento y... de vida. Nada más hay que ver la insistencia de esta mirada niña que graba en el objetivo de la cámara su clara decisión de seguir adelante. El mar, las espumas, el eterno oleaje son sus testigos. Mientras el cielo azul le ofrece generoso la indestructible bóveda de su amparo.
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