Si hay un animal calmado ese es el gato doméstico. Y además independiente. Paradojas de la vida. Doméstico e independiente. Y es verdad. El gato no puede vivir sin la presencia humana y su servidumbre, pero a distancia, con las mínimas correspondencias de gratitud. La escena así lo testimonia. En una maceta de vida escuálida halla el minino un refugio excelente para dedicarse a su pasatiempo favorito: dormitar filosofando. "Yo pude ser un día tigre", parece pensar. "Pero prefiero la vida tranquila de portales y tejados al salvaje vértigo de la jungla." Su compañero, mientras tanto, a los pies del macetero, duplica su actitud.
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