miércoles, 31 de octubre de 2012

MEMORIAS DE UN JUBILADO

Hablar de libros (I)

Hablar de libros ha sido siempre algo inherente a mi persona y mi profesión. Los que me conocen bien, saben que nací con un libro bajo el brazo (ya sé que la expresión más habitual es nacer con un  pan bajo el brazo). Hasta paseando o yendo de visita llevaba siempre un libro en bandolera. Del tebeo pasé rápidamente a la novela del Oeste o del FBI y, pronto, a los libros que se llamaban antes serios, la novela de estilo y la poesía de corazón y humanidad. Desde aquel primer Bécquer del Bachillerato hasta el Kindle (biblioteca de una sola página) que me acompaña ahora en mis viajes como uno de mis mejores amigos, han pasado muchos años, muchas lecturas en las aulas, muchas presentaciones de libros de compañeros de letras y aventuras literarias. Una compañera de estas últimas es la poetisa castellonense Encarna Fontanet, a la que conozo y trato desde aquellas tertulias barcelonesas en casa del maestro de poetas José Jurado Morales, de tan buena memoria. Hasta hace muy poco fue compañera de premios y jurados, recitales y presentaciones. Yo mismo tuve el honor y privilegio de presentar algunos de sus siempre exquisitos poemarios, Amaranto, En mitad del ahora, Cuando la lluvia quema... y hasta llegué a prologar un libro que Encarna escribió para acercar la poesía a los chicos en edad de estudiar titulado Desde oscuros limos.
 
 
Pues bien, ahora me toca hablar del último de sus libros, Ante los tres peldaños, que mereció el premio de Poesía Almedina de 2011 (Encarna Fontanet cuenta en su haber con numerosos galardones y reconocimientos), que la Fundación Al-Aissiya acaba de publicar en una edición torpe y apresurada que desmerece la exquista poesía que contiene. Y como lo que interesa siempre del libro es su contenido a él voy. Por lo que yo he visto, Ante los tres peldaños es sin duda el libro más místico y profundo de la autora. Desde la métrica a los recursos expresivos empleados, pasando por los temas que una y otros visten con una precisión inigualable, todo en el libro es elaborado y de la más alta calidad. No en balde el número de poemas es el mágico 90, múltiple de 3, presente en el titulo del libro, así como el número de los versos que componen dichos poemas, que van desde ese único verso que forma el magistral poema de la página 73: "Hacia Ti, en Ti, recorro mi sendero", hasta los dieciséis de la página 13 del poema que canta su querida tierra de Liendo. Poemas formados por versos de sílabas impares, desde trisílabos a alejandrinos, aunque los más empleados son los heptasílabos y endecasílabos, cuya combinación da lugar a eufónicas composiciones donde las haya y que tan sabiamente emplearon nuestros mejores poetas( Garcilaso, fray Luis de León, san Juan de la Cruz, Bécquer, Antonio Machado y un largo etcétera).

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