EL NOBEL DE LITERATURA DE ESTE AÑO
Vuelven los Nobel a visitar la ventana de las noticias. Y este año el de Literatura ha recaído en un país que nunca hasta ahora lo había conseguido, China (no cuenta para las autoridades chinas el que consiguió en el 2000 el escritor exiliado Gao XingjianEl afortunado es un escritor que firma con el seudónimo Mo Yan. Cosa rara, ¿no?, en un Nobel. Pero resulta que todo, ¿cómo no?, tiene su explicación. El seudónimo galardonado esconde el nombre de Guan Moye, novelista que, tras publicar su ópera prima, Lluvia en una noche de primavera, decidió seguir los consejos de sus padres, los cuales le pidieron que no alzara tanto la voz, que era demasiado sincera para los tiempos que se vivían. Así que se llamó Mo Yan que, en el colmo de la obediencia, significa “No hables”. Desde entonces se dedicó a forjar uno de los mundos literarios más apasionantes de la narrativa contemporánea, basado en retratar sin tapujos, aunque siempre esquivando sutilmente la censura, la sociedad china del último siglo. Premiado por “su realismo alucinatorio que une el cuento, la historia y lo contemporáneo”, Mo Yan es un gran admirador de la literatura hispanoamericana del boom (Cortázar, Vargas Llosa, García Márquez…). Él mismo ha dicho: “Tras leer siete páginas de Cien años de soledad, en la que entré atraído por su primera frase, encontré inspiración para mi propia obra.” Y también de la cultura española, especialmente lo relacionado con los toros, que aprendió primero a través de Hemingway y después de los pintores que trataron en sus lienzos del tema, como Goya, Picasso y Dalí. De su obra destacamos las novelas Sorgo rojo, Happy Times y Nuam (las tres adaptados al cine). Ahora Seix Barral publicará Change, para muchos su obra más personal.
Sin entrar en disquisiciones políticas, que siempre nos llevarían a odiosas e indeseadas situaciones, sobre si Mo Yan merece o no este Premio, me limito a copiar algunas de sus frases más repetidas en Internet:
Sobre el realismo mágico literario y el estilo de Garcñia Márquez:
"El realismo mágico activó mis experiencias acumuladas en el pasado. Había muchas similitudes entre la vida en mi pueblo y la de sus libros. En mi pueblo no había luces por la noche, y, cuando abrías la ventana, podías ver las hogueras brillando en el campo en la oscuridad. Mis recuerdos de infancia están plagados de fantasmas. Mis abuelos me contaban también muchos cuentos de espíritus. Después me di cuenta de que no debía copiar el estilo de García Márquez. Lo más importante que aprendí de él fue su espíritu innovador".
Sobre la prohibición de su novela Pechos grandes y caderas amplias en su país:
"No pasa nada, eso significa que no tengo miedo y que escribo lo que quiero"; aún hay cosas que no se pueden plasmar de forma directa, pero un buen escritor sabe encontrar la mejor manera para narrar lo que quiere decir".
Sobre la década de 1960 en su país:
"Mis recuerdos están repletos de soledad y hambre. La década de 1960 fue muy difícil en China. Pasaba todo el día en el campo cuidando de las vacas y las ovejas, mientras los chicos de mi edad estudiaban y jugaban en el colegio. Había veces que no veía a nadie en todo el día".
Sobre el poder de la escritura:
"Una vez, un vecino de mi pueblo que había estudiado en la universidad me dijo que conocía a un escritor que podía permitirse comer tres veces al día jiaozi. Esto era algo inimaginable para un niño de pueblo. Y yo tenía tantas cosas que contar... Hay que imaginar a una persona forzada a no hablar durante 20 años, que de repente puede contar todo lo que ha visto y experimentado. Éste ha sido el verdadero poder detrás de mi escritura".
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