viernes, 30 de noviembre de 2012

DE VISTA, DE OÍDAS, DE LEÍDAS

Caballero Bonald, premio Cervantes

Hasta hace muy poco escuchaba yo el disco compacto que la Colección Visor de Poesía publicó de la Antología Personal de José Manuel Caballero Bonald (Jerez de la Frontera, 1926). Su voz grave y visiblemente emocionada iba recitando los poemas del CD: Versículo del Génesis... Supervivencia... Mendigos de Estocolmo... Poner a prueba... Mestizaje. Y yo recordaba mientras tanto a sus compañeros de generación, la llamada del 50, Francisco Brines, José Ángel Valente, Gil de Biedma, J. A. Goytisolo, Claudio Rodríguez, Ángel González, Carlos Sahagún.... Y aquí está Bonald que a sus recién cumplidos 86 años recibe merecidamente el galardón literario más importante de lengua española, el Cervantes. Cosmopolita (de padre cubano y madre francesa, profesor en Iberoamérica, etcétera), siempre defendió el buen decir en la poesía y el trabajar en ella. Sus palabras al respecto son elocuentes: "El permanecer en la brecha te rejuvenece. El que no se queda callado, el que iguala el pensamiento con la vida, tiene ya mucho ganado para rejuvenecer". Este premio Cervantes de 2012 viene a reconocer toda una vida al servicio de las bellas letras pues no debemos olvidar que, además de la poesía (Las adivinaciones, Pliegos de cordel o La noche no tiene paredes), cultivó la novela (Dos días de septiembre, Ágata ojo de gato y otras), las memorias (Tiempo de guerras perdidas, por ejemplo) y el ensayo (El cante andaluz, Narrativa cubana de la revolución o Un Madrid literario).
He aquí una muestra de su quehacer poético
CENIZA SON MIS LABIOS
"En su oscuro principio, desde
su vacilante estirpe,
cifra inicial de Dios,
alguien, el hombre, espera.
Turbador sueño yergue
su noticia opresora ante la furia
original de la que el cuerpo es hecho,ante
su herencia de combate, dando vida
a secretos quemados,
a recónditos signos que aún callaban
y pugnan ya desde un deseo mísero
para emerger hacia canciones,
mudo dolor atónito de un labio,   
                                             el elegido,
que en cenizas transforma
la interior llama viva de lo humano.
Quizá sólo para luchar acecha,
permanece dormido o silencioso
buscando, besando el terso párpado rosa,
el pecho inextinguible de la muchacha amada,
quizá sólo aguarda combatir
contra esa mansa lágrima que es letra del amor,
contra        
aquella luz aniquiladora
que dentro de él ya duele con su nombre: belleza.
Allí en el torpe sueño todos
los simulacros de la fe consume,
difunde apenas con fugaz certeza,
unitivo rescoldo de sus vivientes brasas.
En tanto el hombre lucha: existe,
traduce la armonía furtiva del azar,
bebe en los borbotones de su tiempo,
se confina en la fiebre donde afloran
su linaje, su origen, su imposible
destino de buscador de Dios,
de elegido que espera,
ahora,
           todavía,
encender la ceniza de sus labios."

1 comentario:

  1. Vale la pena recordar de vez en cuando a nuestros grandes poetas vivos, y Caballero Bonald es el mejor.

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