jueves, 8 de noviembre de 2012

SOLILOQUIOS DE MALA UVA

Una fiesta improcedente

 
Evidentemente, me refiero a Halloween, esa fiesta importada que tanto morbo agita en el colmo del papanatismo entre gentes que buscan en el ocio la borrachera y la impostura, tan lejos ambas de la sana diversión. Por fortuna, el Halloween de este año ya ha pasado, aunque lamentablemente se haya traído consigo la enorme tragedia del Madrid Arena. Una cosa es que se celebre el acierto o no del videoclip de Michael Jackson y su "Thriller" con muertos vivientes danzando bajo la noche. Y otra bien diferente, despreciar las propias tradiciones e incluso reivindicar su desaparición con estrafalarias manifestaciones salpicadas de insultantes carteles y burdas escenificaciones. Brujas, vampiros, fantasmas y almas en pena han existido siempre en las muestras de nuestro folclore nacional, tan rico y variado. No teníamos bastante con el Carnaval, tan nuestro por otra parte, que ahora se recurre al yanqui Halloween. Esto de festejar el miedo y el gusto por la sangre se está convirtiendo en un pretexto para ocultar otras facetas de la personalidad humana, tan rica en manifestaciones antisociales donde priva molestar al vecino cuanto se pueda y ensuciar las calles que son de todos, y tan pobre últimamente en cultura, educación y respeto. No estoy pidiendo que para aprovechar el ocio de estas fechas solamente se vaya  al cine para ver una película de zombies o se lea un buen libro sobre el tema, sino que se cambien paulatinamente los hábitos de la fiesta del grito y el vómito por la fiesta de la alegría y la amistad en ambientes que no depauperen más la condición del género humano. Así que viva la fiesta... pero con respeto, prudencia y sana alegría. Que las calabazas huecas e iluminadas sigan brillando en en la noche de la fiesta si no hay otro remedio, pero que no haya más fiestas como la del Madrid Arena.
 

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