lunes, 12 de noviembre de 2012

TRES PERSONAJES PARA UN ENTREMÉS


SEXTA ESCENA

PANTALÓN y el DOCTOR.

 
PANTALÓN
(Tras mirar un rato hacia el lado por el que ha desaparecido ARLEQUÍN) ¿Quiere repetirme la adivinanza del diccionario? Hay algo que no acabo de comprender del todo.

DOCTOR
Con mucho gusto.
“El diccionario que llevo
no es tan sólo un diccionario;
que lleva un tesoro nuevo
que sólo ve el visionario.”

PANTALÓN
¿Un tesoro nuevo?
DOCTOR
Un tesoro nuevo, sí.
 
PANTALÓN
¿Y sólo lo ve un visionario?

DOCTOR
Sólo ve un visionario, sí.

PANTALÓN
(Alargando la mano.) ¿Me lo deja un momento?

DOCTOR
(Apartándose unos pasos) ¿Para qué?

PANTALÓN
Para echarle un vistazo. ¿Para qué va a ser?

DOCTOR
Ni lo sueñe.

PANTALÓN
Entonces, ¿para qué nos ha propuesto la adivinanza?

DOCTOR
Por seguir el juego.

PANTALÓN
(Enfadado.) ¡Por seguir el juego! ¿No le da vergüenza?

DOCTOR
(Extrañado.) No hay ningún mal en ello.

PANTALÓN
(Mirando a un lado y a otro.) Ya le diré yo si hay algún mal o no en ello. (Se abalanza sobre el DOCTOR y le arrebata el libro. Luego da unos pasos con él mientras el DOCTOR lo persigue.)

DOCTOR
(Enfadado también y dando vueltas en persecución de PANTALÓN.) ¿Qué hace? Eso es robar. ¡Devuélvamelo! Si no lo hace, pediré a gritos socorro.

PANTALÓN
Hágalo. Nadie le va a oír. Esto es un desierto.

DOCTOR
¡Está bien! Le diré la verdad.

PANTALÓN
(Se detiene.) ¿La verdad? ¿Me va a decir dónde está ese tesoro nuevo?

DOCTOR
No hay tesoro. Todo ha sido un juego, ya se lo he dicho. El libro no guarda ningún secreto.

PANTALÓN
¿Y lo del visionario?

DOCTOR
Otro apartado del juego, sólo una rima.

PANTALÓN
(Coge el libro por el lomo y lo sacude para provocar que caiga al suelo algo que pudiera haber entre las hojas.) ¡Aquí no hay nada!

DOCTOR
Ya se lo he dicho.

PANTALÓN
¿Y cree que se va a ir de rositas en cuanto vuelva Arlequín y sepa que usted le ha tomado el pelo? ¿Que la adivinanza no esconde ningún tesoro? Usted no sabe quién es Arlequín.

DOCTOR
En cuanto le explique lo que le he dicho a usted, lo comprenderá y se vendrá a razones. Con el estómago lleno se ven mejor los problemas. A propósito, usted también verá las cosas de otro modo cuando aparezca Arlequín con su comida. ¿Por qué no nos calmamos y me devuelve mi libro?

PANTALÓN
Veo que le tiene usted mucho aprecio a este mamotreto.

DOCTOR
No mucho más que a otros de mi propiedad. ¿Me lo devuelve?

PANTALÓN
(Devolviéndoselo.) ¿Para qué lo quiero si no hay nada provechoso en él?

DOCTOR
(Acariciando el libro.) Todos los libros tienen algo de provechoso si se saben emplear adecuadamente.

PANTALÓN
¿Ya estamos otra vez con las adivinanzas?

DOCTOR
No son adivinanzas. Es la verdad. En los libros se encierran además de múltiples conocimientos, caminos justos para entender mejor la vida y hacer mejor al género humano.

PANTALÓN
El género humano es incorregible. El que nace malo, malo muere.

DOCTOR
Eso es negar oportunidades y dones a la Divina Providencia.

(Se oye cantar.)

PANTALÓN
(Mirando al lado de donde proviene el canto.) Ahí llega Arlequín. Dígale lo que acaba de decirme sobre el género humano. Pero es mejor que no se lo diga hasta que me haya dado el envoltorio que trae, que debe ser sin duda mi comida.

 


SÉPTIMA ESCENA

Los mismos y ARLEQUÍN
 

ARLEQUÍN
Hola, aquí estoy de nuevo. (Al DOCTOR.) Tenía usted razón. ¡Qué bien dan de comer en el ventorrillo! (Se acaricia el estómago.) Los huevos y los torreznos fritos me han sentado de maravilla. Y más después de las horas que llevaba sin probar un bocado.

PANTALÓN
Eso que traes bajo el brazo es mi comida, ¿verdad? (Avanza hacia ARLEQUÍN.)

ARLEQUÍN
(Deteniéndole el paso.) ¿Esto? No. Es un objeto que ha llegado al ventorrillo para el Doctor.

DOCTOR
(Con la alegría pintada en la cara.) Por fin ha llegado. No lo esperaba hasta la semana que viene. Así que estoy doblemente feliz. Gracias por traérmelo. (Da unos pasos hacia ARLEQUÍN.)

PANTALÓN
(Poniéndose en medio de los dos. Al DOCTOR.) Un momento. Antes quiero que le diga a Arlequín lo del diccionario. A ver qué le parece.

ARLEQUÍN
(Esconde el paquete a su espalda.) ¿Qué es eso que tiene usted que decirme sobre el diccionario.
 

 
DOCTOR
No es nada. Bueno… Sí es… pero antes me gustaría que usted me diera el paquete que le han entregado para mí en el ventorrillo.

ARLEQUÍN
(Retrocediendo.) Ni lo sueñe. Antes, lo del diccionario. (El DOCTOR guarda silencio.) Veo que no está por la labor. (A PANTALÓN.) Dímelo tú.

PANTALÓN
(Mira al DOCTOR y éste le dice que no con la cabeza.) Verás… yo…

ARLEQUÍN
(Mosqueado.) ¿Qué secreto se anda cociendo aquí? Desaparezco un rato y …

DOCTOR
No es lo que parece. Pantalón exagera.

PANTALÓN
(Mosqueado.) ¿Que exagero? Pues bien, ahora mismo se lo digo.

ARLEQUÍN
¿Qué tienes que decirme? Di.

PANTALÓN
Que en el diccionario no hay ningún tesoro. Que todo ha sido un juego. ¡Ya está dicho!

ARLEQUÍN
(Estupefacto.) Que todo ha sido un juego. ¿Que todo ha sido un juego? Vale. Pues sigamos jugando. (Le muestra el paquete al DOCTOR.) ¿Ve este paquete?

DOCTOR
Claro. No soy ciego.

ARLEQUÍN
Pues dentro no hay nada. (Se acerca al DOCTOR y a un palmo de él sacude el paquete en el aire.) ¿Ve? No hay nada. Está vacío. Ya me olía yo algo parecido. Usted se ha burlado de nosotros a costa de ese maldito diccionario, y yo lo hago ahora de usted. Mientras me comía los huevos y los torreznos fritos en el ventorrillo, ideé este plan para vengarme de usted. Mucho Doctor, muchos conocimientos, mucha sabiduría, pero poco respeto hacia los que como nosotros carecemos de todo eso. Pero no se le ocurrió pensar que la necesidad agudiza el ingenio. Con su dinero he merendado y he comprado un billete para la ciudad donde mi amigo se casa mañana. Aún me han sobrado algunas monedas para alquilar una noche en cualquier posada de la ciudad. (Le entrega el envoltorio sonriendo.) Tome su falso paquete y quédese con ese cementerio de palabras que mal llaman diccionario. Que yo me voy a coger el transporte que me llevará al sitio que desde un principio deseé, desde que aparecí en este desierto lugar. (Hace gestos de irse.)

PANTALÓN
¿Y mi comida?

ARLEQUÍN
Quédate con el Doctor y sus adivinanzas. Tal vez con ellas alimentes al menos tu cabeza. (Sale por el mismo sitio.)

(Se baja el telón.)

FIN

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