jueves, 5 de mayo de 2011

DELIBES LECTOR


La literatura en
Un año de mi vida
Un año de mi vida (Destino, 1972) es un libro muy peculiar de Miguel Delibes (1920-2010). Escrito a solicitud de su amigo y editor José Verges, recoge impresiones vividas durante un año casi justo, desde el 26 de junio de 1970 al 20 de junio de 1971, por el autor de, entre otros, El camino, Las ratas, Con la escopeta al hombro, USA y yo, Parábola de un náufrago o Cinco horas con Mario. Impresiones que van desde el mundo político hasta el deportivo pasando por asuntos ecológicos, que siempre preocuparon a Delibes, o literarios, que son los que le tuvieron ocupado la mayor parte de su vida.
Los asuntos literarios que aparecen en Un año de mi vida presentan un abanico muy amplio y van desde las meras lecturas del propio Delibes hasta comentarios sobre su obra, pasando por semblanzas de escritores conocidos y muchas veces amigos del autor y conferencias u opiniones sobre la narrativa en general. Siguiendo esta clasificación, un tanto cogida por los pelos, distribuiré este modesto trabajo en cuatro grandes apartados: 1, Lecturas de Delibes; 2, Comentarios sobre su obra, tanto referidos a sus contenidos como a su forma, técnica y estilo; 3, Semblanzas de escritores; y 4, Conferencias y opiniones ajenas y propias sobre la narrativa.

1. Entre las lecturas efectuadas por Delibes en ese año de su vida, destacan las siguientes:
“Relato de un náufrago”, de Gabriel García Márquez (14 de julio de 1970) “Hoy leí “Relato de un náufrago”, de Gabriel García Márquez. Estos cuadernos de Tusquets Editor son un acierto (el epistolario sentimental de Freud era una delicia). La narración del desastre marinero es tan viva y vigorosa que me mareé” (según Delibes eso de marearse le había ocurrido viendo una película pero nunca leyendo un libro).
“Olas sobre una roca desnuda”, de Terenci Moix (29 de julio de 1970). “Oliveri, el protagonista, afirma que es el residuo de una sociedad burguesa que él no ha creado y, por tanto, no es responsable, pero yo pienso que es un cínico, ya que si la sociedad que nos ha engendrado no nos agrada, lo que hay que hacer es trabajar para cambiarla, no huir. A mí los ideales burgueses me deprimen, pero los del heredero de estos ideales, el joven Oliveri, sencillamente me revuelven las tripas. (…) Afortunadamente, Moix, con mucho talento, expone únicamente la actitud de un pequeño sector juvenil. El libro revela a un buen escritor. La mezcla del lenguaje culto con el taco (…) está aquí bien administrada. El epistolario de Oliveri es interesante. Se me ocurre que quizá por aquí puede encontrar una salida la novela moderna. La obra participa del relato, el ensayo e incluso la poesía, esto es, más o menos, como el “Nouveau roman”, pero el libro de Moix es mucho más enjundioso y penetrable que éste.”
“Las memorias de Mosby”, de Saul Bellow (22 de agosto de 1970). Después de afirmar que el libro está bien y que, según ha leído en “El Norte”, su última novela es un “best seller” en Norteamérica, de lo que se alegra mucho, añade: “A mí Bellow me parece un gran caracterizador de tipos: el más directo heredero de Steinbeck. Es duro pero tierno y, cosa importante, su sentido del humor está muy desarrollado. Cada día admiro más a los escritores con sentido del humor. Será porque escasean. Pero para exponer problemas graves no juzgo imprescindible la gravedad. El neorrealismo italiano nos mostró auténticas llagas con la sonrisa en los labios. Eso es el talento.”
“Los rusos de hoy”, de Leonid Vladimorov (4 de septiembre de 1970). “La lectura me ha interesado, aunque el libro, sin pretensiones filosóficas por supuesto, es demasiado esquemático e incompleto. De todos modos, después de lo visto en Checoslovaquia, lo de Rusia no me ha sorprendido. Los miembros del partido equivalen a los privilegiados en los sistemas capitalistas. Su dios también es la producción. El hombre sirve a las máquinas. Y los desheredados, como en Occidente, viven hacinados esperando ocho o diez años a que el Estado-padre les ceda un piso de treinta metros cuadrados. El capítulo referente al control de la Prensa lo podía haber escrito yo. Es la misma cosa.”

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