domingo, 7 de noviembre de 2010

PROSAS DE ANTAÑO



Cabeza de Tortilla

9. Cargar con el mochuelo



Berni sonreía mientras trazaba estas líneas. El ruido de la lluvia desencadenada fuera ponía música de fondo a sus recuerdos. Puso punto y aparte en el escrito y luego inició un párrafo sobre proverbios y refranes cuyos protagonistas son aves. Se levantó de la mesa y acudió al rincón de la estantería. Sacó un libro de su nicho y volvió con él a la mesa. Lo ojeó durante un buen rato subrayando aquí y allá y, a mediodía, tras alimentarse frugalmente y comprobar que había escampado y un sol débil luchaba por desembarazarse de las nubes, tenía unos cuantos refranes dispuestos y distribuidos por temas y un cuento popular que explicaba la locución Cargar con el mochuelo.
Empezó por este último antes de que la luz natural hubiera desaparecido del todo.
“Dicen que eran dos amigos comerciantes, uno de ellos más listo de lo normal y el otro más simple de lo acostumbrado. Pues una noche llegaron los dos muy cansados a una posada y pidieron algo de comer antes de irse a dormir. El posadero habló con el más listo:
--Sólo quedan en la despensa una perdiz y un mochuelo—dijo--. Así que uno de ustedes tendrá que conformarse con el mochuelo si no quiere irse a dormir con el estómago vacío.
El comerciante listo volvió a la mesa donde le esperaba su compañero y le dijo:
--Amigo mío, no queda en la despensa otra cosa que una perdiz y un mochuelo. Y yo, como soy un buen camarada y te aprecio mucho, te propongo lo siguiente: o tú eliges el mochuelo y entonces yo me quedo con la perdiz, o yo elijo la perdiz y en ese caso tú te quedas con el mochuelo. ¿Qué te parece?
El comerciante simple, hecho un verdadero lío ante el modo de proponerle la elección su compañero, no sabía qué opción escoger. Así que, después de darle vueltas y más vueltas a la disyuntiva en su cabeza, respondió:
--Es igual; sea como sea, yo tengo que cargar con el mochuelo.

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