Pompeya muere dos veces
Según he oído, la Casa de los Gladiadores de Pompeya se ha venido abajo. Lo que no pudo hacer el Vesubio con su vómito mortal, lo ha hecho la lluvia. Se ve que las filtraciones de agua han acabado derrumbando el techo, parte de los muros y la fachada de uno de los edificios más singulares de Pompeya, un espacio de 40 metros cuadrados que los gladiadores de la antigua Roma utilizaban para entrenarse antes de salir a pelear al anfiteatro vecino. Los expertos aseguran que el derrumbe se podía haber evitado y que sólo la negligencia del Gobierno italiano ha favorecido la tragedia arqueológica. Menos mal que en el momento del derrumbe la Casa estaba cerrada al público y por eso no hay que lamentar daños humanos. Esto es una muestra más de lo que se rumorea acerca del mal estado en que se encuentra Pompeya, uno de los más importantes reclamos turísticos italianos. La Casa de los Gladiadores se construyó estando próximo el fin de la ciudad bajo las cenizas del volcán el año 79 a.C. y se encuentra en la vía principal de la misma. Pompeya murió entonces bajo seis metros de ceniza y poco a poco reproduce aquella muerte en los edificios que aún quedaban de pie, como éste de la Casa de los Gladiadores. Que el Ministerio de Cultura esté más atento a las inclemencias del tiempo e invierta generosamente esfuerzo y dinero para evitar futuras tragedias arqueológicas.
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