Pedro Calderón de la Barca (1600-1681) nació y murió en Madrid. Estudió Humanidades y Telogía en el Colegio de los Jesuitas de la capital de España. Completó estas carreras en las Universidades de Alcalá de Henares y Salamanca. Asistió como soldado en la Guerra de Cataluña, pero por poco tiempo porque no tenía vocación de militar. En su madurez se ordenó sacerdote y le honraron con sus favores los monarcas Felipe IV y Carlos II. Llevó una vida más o menos tranquila, dedicado a cumplir con sus dos vocaciones más importantes: la religiosa y la literaria. Unos días antes de morir, presintiendo su marcha, vistió el sayal de san Francisco, la correa de san Agustín y el escapulario del Carmen y pidió ser enterrado como los pobres.
1.
“Aunque la persecución
de la envidia tema el sabio,no reciba de ella agravio,
que es de serlo aprobación.
Los que más presumen son,
Lope, a los que envidia das,
y en su presunción verás
lo que tus glorias merecen,
pues los que más te engrandecen
son los que te envidian más.”
2.
“Estas que fueron pompa y alegría
despertando al albor de la mañana,a la tarde serán lástima vana
durmiendo en brazos de la noche fría.
será escarmiento de la vida humana,
tanto se emprende el término de un día.
cuna y sepulcro en un botón hallaron.
que, pasados los siglos, horas fueron.
3.
“Ruiseñor, que volando vas,
cantando finezas, cantando favores,¡oh cuánta pena me das!
Pero no, que si hoy cantas amores,
tú tendrás celos y tú llorarás.
¡Qué alegre y desvanecido
cantas, dulce ruiseñor,
las venturas del amor,
olvidado de tu olvido!
En ti, de ti entretenido,
al ver cuán ufano estás,¡oh cuánta pena me das
publicando tus favores!
Pero no, que si cantas amores,
tú tendrás celos y tú llorarás.”
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