domingo, 13 de diciembre de 2009

POEMAS RESCATADOS

Traslapuente, revista literaria de la Ribera de Navarra, a cuyo Consejo de Redacción pertenece mi amigo Rafa Rodríguez, sigue siendo la ventana adonde asoma de vez en cuando algún poema mío. Desde 1994 vengo colaborando con la Revista con trabajos tanto en prosa como en verso. De estos últimos, voy a rescatar hoy aquí el siguiente poema que apareció en el número 16 de la Revista, diciiembre de 1997, año muy importante para mí en muchos sentidos, pues a la vez que obtenía una plaza de Profesor de Secundaria en las Oposiones de ese año, acababa de obtener el I Premio de Poesía Taurina de Valencia con el poema, ya rescatado en esta misma sección, Toro de la noche:



OTRO ALMENDRO

Para mis compañeros de fatigas de otros tiempos


Me dicen que otro almendro,
raquítico y deforme, ocupa el nido
de aquel otro tan nuestro.
En el sol de su alcorque,
bajo la misma tierra
que abrazó a nuestro almendro como a un niño,
clavaron otro almendro, fiel retrato
de sus dueños, santones aburridos.
Así hacen la historia:
cambiando claridad por tenebrismo,
y en vez de alba sonrisa,
plantando miedo oscuro,
amenazas vestidas de cilicios.
Me dicen que otro almendro,
raquítico y deforme, ocupa el nido
de aquel almendro nuestro,
antiguo compañero que nos hizo
más leve y más suave
la costosa pendiente del camino.

Pero un día el buen nombre
de todos los que fueron mis amigos,
que en silencio crecieron y pasaron
y en silencio la daga de la envidia
los condenó al destierro y al olvido,
brillará con luz propia,
y será recordado el fuego atento
con que ardió su maestro y noble oficio.

Recordaré hasta entonces sus palabras,
sus silencios como si fueran míos.
Y hasta entonces echaré de menos
aquel tiempo robado
en que aún eran verdad voces tan limpias
como alegría, lealtad o amigo,
el tiempo que fue nuestro y nos quitaron
los falsos hierofantes y sus cirios,
el tiempo en el que aún no habían llegado
los cuervos de las velas
a velar nuestro esfuerzo con graznidos
disfrazados de cera y de misal,
y a cambiar nuestro almendro
por un tiempo sin flores y sin trinos.

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