COPLA DE LOS JERIFALTES
¡Qué bien os va el carnaval
disfrazados de sotana:
en una mano el misal
y en la otra la sotana!
ENTRE FRAY LUIS Y GARCILASO
¡Y dejas, Jesús Pérez,
a tus chicos ausentes y dolidos
en estas aulas! Vuelve
y hazles entretenidos
sus libros que son arduos y aburridos.
Dolientes, duras horas asesinas,
aulas que a la tarde desfallecen,
alumnos que tropiezan con lexemas
y se duermen al ruido de la tiza
trazando en la pizarra albos senderos.
EN LA MARCHA DE UN COMPAÑERO
Hay pocas cosas tristes en la marcha,
como dejar la vida sobre el tiempo
en el mantel de los olvidos
o sobre el largo río del silencio.
Como dejar un hábito, un oficio
que se hizo humanidad entre los dedos...
Pero el recuerdo y la nostalgia pueden
sacar de aguas benditas el venero
que sigue alimentando las raíces
en nuestro tronco abierto a cielos nuevos.
Y así, un papel doblado en el bolsillo,
un horario, una nota, un libro viejo,
la macha de bolígrafo en un traje...
te evocarán el alma de las aulas,
el ruido del pasillo o de las risas
de una urraca posada en el sendero.
Y seguirás anclado de algún modo
al mar de la enseñanza aunque estés lejos.
EPIGRAMA
Siempre estás triste, Tristón,
en tus hoyos de tristeza
metido hasta la cabeza
y dolido el corazón.
Esa cara has de encender
con nuevos tragos de vino
y alegrar tu gris camino
con la miel de una mujer.
LA ESCOBA
La escoba siempre arrastra
los pelos por el suelo;
su cuerpo, tieso y flaco,
barriendo mira al cielo.
Furiosa el polvo empuja,
y dicen que de noche
sobre ella va una bruja.
EL CISNE BLANCO
Sobre la línea del agua,
el cisne blanco es un dos,
un dos de tiza que nada
y se arrodilla ante Dios.
JUBILADO
A Pallerín
Pallero, viejo amigo,
¿dejaste al fin la tiza a buen recaudo
al fondo del cajón de lo vivido?
¿Dejaste al fin cerrada la ventana
que daba a la arboleda de tu horario?
¿Aún sigues sintiendo la luz fiel
de los ojos alumnos en tu espejo?
Es algo que no muere. Todavía
está reciente el aire que lo mueve.
Aún respira
tu alma los aromas del oficio.
Pero todo algún día pasa y teje
su nido en la memoria y pone huevos
de pálida nostalgia. También tú
vivirás lo agridulce de esta hora.
Los ecos, no las voces, el reflejo
del alma en la corriente. Pero ahora,
Pallero, viejo amigo,
disfruta de esta magia, de este gozo
que da el saber que has hecho los deberes
con alta nota. Brillan todavía
en tus manos las uvas que plantaste.
Bebe el vino de la satisfacción,
que el recuerdo está en la copa ya bebida.
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