sábado, 12 de diciembre de 2009

DE VISTA, DE OÍDAS, DE LEÍDAS

Literatura y cine (2)



Hace unos días comencé a escribir un pequeño estudio sobre la relación que hay entre la Literatura y el Cine de nuestro país a partir de leer el libro Las cien mejores películas sobre obras literarias españolas, aparecido el presente año; en la primera parte acabé mi recorrido por la Literatura en el Teatro Nacional del Siglo de Oro. Hoy me centraré en una de las épocas más prolíficas de nuestra producción literaria, que no es otra que la que abarca la segunda mitad del siglo XIX y representada por un dúo de tendencias interrela cionadas: el Realismo y el Naturalismo.


Aunque hay varios novelistas de esta època cuya obra sirvió de inspiración a cineastas españoles y extranjeros, dos son los que acaparan la máxima atención: el canario Benito Pérez Galdós (1843 - 1920) y el valenciano Vicente Blasco Ibáñez (1867 - 1928). Del primero pasaron al cine, entre otras, las obras siguientes: El abuelo, Doña Perfecta, Nazarín, Tormento y Tristana. Veamos, aunque sea brevemente, cada una de ellas.

El abuelo tuvo dos redacciones diferentes, la primera en forma de novela (1897) y la segunda en forma de teatro (1904); ambas cuentan la historia de don Rodrigo de Arista que, al enterarse de la muerte de su hijo, vuelve de América a España para reunirse con la familia que le queda en Asturias y descubre que una de sus nietas es ilegítima, fruto de una infidelidad de su nuera. Pese a no averiguar cuál de sus nietas es hija natural, el anciano acepta el cariño de las dos. José Luis Garci la convirtió en una soberbia película en 1998, cuyas máximas interpretaciones corren a cargo de Fernando Fernán Gómez, que encarna al abuelo don Rodrigo; Rafael Alonso que hace de don Pío, amigo incondicional del protagonista; o Fernando Guillén, el alcalde del lugar.

Doña Perfecta (1876) está ambientada en una inventada ciudad mesetaria, Orbajosa, donde se vive una religiosidad mal entendida y a quien descuida lo más mínimo la práctica de la liturgia es condenado a la crítica social más amarga, incluso a la persecución hasta sus últimas consecuencias, como le ocurre a Pepe Rey, ingeniero progresista que llega al pueblo para casarse con la hija de la protagonista y que, finalmente, muere de un disparo, tras las insidias que difunde contra él la intrigante doña Bárbara (doña Perfecta). Esta historia de intolerancia religiosa fue llevada al cine en 1951 por el mexicano Alejandro Galindo y sus principales papeles corrieron a cargo, entre otros actores, de Dolores del Río, como Doña Perfecta, Esther Fernández, como Rosario, la hija de la anterior, o Carlos Navarro, que encarnó a Pepe Rey.

Nazarín (1895) narra la historia del P. Nazarín (Nazario Zajarín), que practica las doctrinas de Cristo tomándolas como única norma de vida, la cual que transcurre en contacto con la pobreza en una casucha de la calle de las Amazonas, a cuya vecindad pertenece la tía Chanfaina. Se deja maltratar y robar y acoge en su casa a una mujerzuela, la Ándara, que ha herido en una reyerta a otra, por lo que es perseguido por la justicia y, finalmente, se queda sin vivienda porque la Ándara la ha quemado para despistar. Es rechazado en todas las iglesias y no consigue celebrar ni una misa. A partir de ese momento, empieza para el P. Nazarín un calvario por medio Madrid. Uno de nuestros mejores cineastas, Luis Buñuel, gran lector de Galdós, llevó al cine la novela en 1958, siendo los principales intérpretes de la película resultante Francisco Rabal en el papel de Nazarín y Rita Macedo en el de Ándara, entre otros.
En Tormento (1889) asistimos a la historia de Amparo y Refugio, dos hermanas huérfanas que son recogidas por Los Bringas, familia de funcionarios con aires de grandeza. Pero pronto Refugio se independiza y Amparo trabaja como criada en la casa. En estas llega a Madrid Agustín Caballero, pariente de Los Bringas, después de haber amasado muchas riquezas en Ultramar y se aloja en casa de su prima Rosalía en espera de encontrar una mujer con quien casarse. Al conocer a Amparo se enamora de ella y la muchacha de él. Se comprometen, pero Rosalía intenta deshacer ese compromiso porque en realidad desea compartir las riquezas de su primo. Por otro lado Amparo guarda un secreto que todos ansían conocer. Esta apasionante novela de Galdós fue llevada al cine en varias ocasiones: en 1950 en México, de la mano de Alejandro Galindo; en 1974 en España, a cargo de Pedro Olea y, de nuevo en España en 1977, bajo la dirección de César Fernández Ardavín. Para muchos, la mejor versión es la que hizo Pedro Olea en un film donde los papeles importantes recayeron en Ana Belén (Amparo), Concha Velasco (Rosalía) y Francisco Rabal (Agustín).
En cuanto a Tristana (!892), cuenta la historia de Tristana, una sencilla muchacha adoptada tras la muerte de su madre por don Lope, un rico anciano que vive en una ciudad de provincias. Pronto don Lope se obsesiona con la muchacha y aunque está pasando estrecheces económicas le compra ropa nueva constantemente. Esta obsesión de don Lope por Tristana, que acaba abandonando el luto por la muerte de su madre, es comentada en todos los mentideros de la ciudad. A todo esto, Tristana se enamora del pintor Horacio Díaz y juntos dan también que hablar a las gentes. Pero el anciano hace caso omiso de las habladurías y se convierte a la vez en marido y padre de Tristana. Cuando don Lope muere, la muchacha llena su vida criando aves y dedicándose a la repostería. Fue Luis Buñuel quien en 1970 llevó a la pantalla la novela de su admirado Galdós. Fernando Rey encarnó a don Lope, mientras que la acriz francesa Catherine Deneuve hizo de Tristana y Franco Nero de Horacio.

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