martes, 29 de septiembre de 2009

POEMAS RESCATADOS

Hoy concluyo el rescate de los poemas de Cangilones de vida con los tres siguientes, que corresponden a los últimos apartados del libro, los dos primeros a Peregrino hacia Santiago, y el tercero al resto.












NUBES







Flotan a la deriva por delante de mi ventanilla
monstruos sumidos en un sueño prolongado,
en una música cósmica, antigua como el tiempo.
Se abre paso con bruñida seguridad
el ala de este pájaro mecánico en cuyo vientre marcho hacia Santiago
acariciando con miedo secular estas blandas cabezas blancas,
que en albura fugaz flotan afuera
bañados por esta música de movimientos y silencios azules.
Son recuerdos de animales fabulosos,
retazos de ángeles, recovecos de vientos y de lluvias
estas lechosas manadas de animales vaporosos
que pastan silencios abrumadores
y pasan deshaciéndose junto a mi ventanilla.
Mi pensamiento flota tras ellas camino de Santiago
olvidando los cuadros de campos y ciudades
de allá abajo para encontrar el prístino lugar de Compostela
donde he de comprobar si marcho bien
por el camino de mi vida.






CASTILLA


El paisaje de Castilla tiene cuatro colores:
el rojo de la tierra y de sus pueblos,
el verde de sus viñas y sus chopos,
el rubio de los trigos que alimentan a sus recios hombres
y el azul del cielo, profundo y limpio para esperar en él.
Castilla es una hermosa mujer solitaria
enamorada de sus ríos
y acostumbrada a andar sus largos horizontes.
En los amaneceres se adorna con las perlas del rocío
y en los atardeceres su rubia cabellera
se enreda en las ramas más altas de los chopos
en su paso hacia el sueño.
Tras el cuadro del trigo,
oro que en la piedra del molino será mañana pan,
aparecen la viña y la chopera, refugios de verde soledad,
y más allá, en el beso largo y limpio del rojo de la tierra
con el azul del cielo, aparece un cerro aislado
a cuya cima trepó un castillo un día,
ayer refugio de lecturas y amores medievales
y hoy sólo ruinas donde anidan los cuervos y los grajos.
Esta es la Castilla que hace tenaces a los hombres
y a la muerte más benigna.





VIDA

La vida no es una ficción como dijo el dramaturgo.
está andamiada con verdades cotidianas y contundentes.
Hoy nos nace algún hijo, mañana se despide un buen amigo.
Reímos y lloramos sin saber dónde está la frontera.
La vida es este barro con que hemos de labrar nuestra casa,
nuestro trabajo, nuestras metas...
Nada de ser sueño o de ser sombra, como dijo el dramaturgo,
sino tremenda y difícil, bella y dulce,
tan dulce que a veces uno no se acuerda de la muerte
ni del tiempo que acabarán con todo.
Nos morimos sin cesar y sin cesar lloramos
con pequeños paréntesis de risa.
Una vez vimos al padre y otra vez a la madre morir de lado,
casi sin molestar para que no descubriéramos
su dolor oscuro. No, no es fácil esta vida
que sin pedirla un día nos topamos con ella
y con ella seguimos como con una herida
que sólo nosotros podemos curar, sólo nosotros.
Pero es tan poderosa y contundente a la vez,
tan necesaria para ser hombres, que cuando
llegue el ínstante de separarnos de ella,
le daremos un beso en la boca como a nuestra amante
y cerraremos los ojos con el consuelo
de haberla vivido bien y sin una trampa.

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