lunes, 7 de septiembre de 2009

POEMAS RESCATADOS






Seguimos incluyendo poemas pertenecientes a Colección abierta que Cátedra Nova publicó en diciembre de 2006. Hoy les toca el turno a los tres siguientes:










SELLO

Un día soñaréis con unos muros,
la luz de unos jardines, las palabras
ocurrentes de unos buenos amigos.
Y tal vez sin pensar llevéis la mano
al cálido refugio del bolígrafo
y una extraña tristeza os morderá
el corazón con su silencio antiguo.
Así es la vida
y todo forma parte del camino:
los prístinos recuerdos
y el fiel aroma del presente. Es hora
de brindar por lo que venga. Todo
es oro escrito:
el paso por las aulas, el andamio
del estudio tenaz...

El niño aunque se haga adulto, nunca
dejará de ser niño. Siempre somos
labradores del hoy para el mañana
y sembramos a nuestro paso el sello
del viejo manantial del que nacimos.










PASADO

No busques viejas albas que te arranquen
el fruto de la boca, ni memorias
que traigan humo y muerte y las secuelas
de aquella guerra rancia y sin sentido.
Anégate en el vino y en los besos
de ahora en adelante. El tiempo esconde
los ases en tu manga. Vive y ama
ahora que el reloj sigue a tu lado.

No imites más a la mujer de Lot.
Nada destruye con más dolor a un hombre
que subir al desván de su pasado.





ADIÓS
Para Luque, recordando a su padre

El hombre crece, ama,
construye una familia como un árbol
y pasa el tiempo hablando en cordobés
con labios de canciones
de la tierra de infancia. Y es difícil
que alguien, algo, el mundo,
los puñales silentes del trabajo,
de las enfermedades le hagan mella.
Y nunca deja atrás la trilla justa
de las horas futuras, el camino
de la espiga que un día granará
en el pan candeal de la familia.
Hasta que intuye un día de repente
que se abaten las tapias de su huerto
y se acaban los versos de sus manos,
y el humo de aquel fuego que fue suyo
ya no da más calor, y sólo es humo
de ruina y de ceniza. El hombre entonces,
comido de un dolor sagrado, deja
a un lado del camino la costumbre,
la miel y la verdad de la familia,
y acepta la alta noche del destino
y se va como un sueño sin mañana.

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