domingo, 6 de septiembre de 2009

PATADAS AL DICCIONARIO

El ejemplo de una mala pronunciación

La estima que el hablante muestra por el idioma propio se nota casi siempre en el cuidado que pone en la pronunciación de las palabras. De ahí la conveniencia y la necesidad de que nuestros máximos representantes políticos y quienes tienen la obligación de expresarse con corrección por su presencia en la prensa, ya sea oral o escrita, se esmeren en pronunciar adecuadamente la lengua que están empleando en ese momento. Hoy por la mañana, escuchando la Cope, he recogido estos tres ejemplos de cómo no deben pronunciarse ciertas palabras. La primera de ellas la ha diho nuestro presidente de gobierno: "Tengo la satisfación (así, con una sola "C") de haber acertado en las medidas adoptadas en matera económica" (este último punto es harina de otro costal). La segunda patada al diccionario la ha cometido el dirigente del PP al contestar al anterior: "Mala medida ha sido esa porque los españoles estamos endeudaos". Y la tercera, la del propio locutor de la emisora: "Antes de tomar ninguna medida sería conveniente esaminar las consecuencias derivadas de ello." Satisfación, endeudaos, esaminar... Cuesta muy poco poner un mínimo de atención y esfuerzo cuando hablamos (eso es querer el idioma y no otra cosa) para no incurrir en casos tan secillos como los citados. Yo al menos tengo la satisfacción de examinar las palabras que voy a pronunciar para que con el tiempo no estemos más endeudados con nuestros padres, que nos legaron la lengua que nos sirve diariamente para comunicarnos con nuestros semejantes.

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