jueves, 3 de septiembre de 2009

POEMAS RESCATADOS

Cátedra Nova, Revista de Bachillerato que edita la Asociación Nacional de Catedráticos de Instituto de Badajoz, mostró en diciembre de 2006 la impagabale generosidad de incluir entre las páginas del número 24 mi Colección abierta, una treintena de poemas suscitados por circunstancias cotidianas, muchas veces deseos irrealizables y otras esperanzas y recuerdos agridulces. De ellos deseo rescatar los siguientes:










HUMO

Lo peor del regreso fue volver
a ver la casa muerta en la plazuela
en medio de las otras aún vividas
con los balcones ciegos, el tejado
vencido por el tiempo y las ventanas
tapiadas con los clavos del olvido.
Lo demás se reía en torno nuestro:
el río, el puente, el cielo, las murallas,
el vino en las tabernas... Todo, ajeno
a nosotros, marchaba sin nostalgia.
Decían en el barrio que las cuatro
paredes de la casa algún mal día
se alzarían formando un restaurante,
un hostal o un asilo... Herida el alma,
soñábamos sin tino, deseábamos
que el recuerdo olvidara sus manías
y mantuviera eterno el mundo aquel
en que fue Arcadia dulce nuestra casa.
Ilusión de poeta, siempre vuelo
de nube vaporosa, esencia inútil
de humo tras el fuego, como el mundo.









ESTANQUE

El banco favorito. Y el estanque.
Los llantos de las tórtolas en el pinar vecino.
El aire acariciando los habanos
de las inquietas espadañas. Era
la tarde, el tiempo vivo.
Y nosotros, testigos del presente
que no muere. Como dioses. Humanos
sin pecado o condena.
Alimentándonos
con nuestro propio éxtasis.
Ni antes ni después:
la hora exacta, ésta
del agua que se empina entre las cañas
y el árbol que devuelve a los caminos
la esencia universal, total, del cielo.

Hora mágica y justa
en que el labio enmudece
para que se oiga sólo la palabra
de la mañana niña, ésta que juega
con el sexo impoluto del nenúfar
y la pasión fogosa de la acacia.









PLAYA

Baila el mástil sobre el lomo del mar
y escriben las gaviotas en la arena
el mensaje esotérico del sol.

Sobre la piel irradia
el calor de este mayo que se esfuma
hacia el verano cada vez más próximo.

Mi sombra con su sombra
pegadas a la arena:
voz y silencio de la luz que aguarda.

El tiempo es un reloj que sólo sueña
en el beso lineal de sus agujas,
en el beso total de nuestras sombras.

Baila el mástil ausente.
Y en la arena, fuego rosa que besa,
escriben sus poemas las gaviotas.

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