sábado, 7 de agosto de 2010

LA POESÍA DE ESPRIU EN CASTELLANO



Les cançons d'Ariadna (1949), es el segundo libro de Espriu, cronológicamente hablando. En el que reúne poemas pertenecientes a épocas distintas, con lo que es fácil ver en el libro una extraña mezcla de lirismo, sátira, elegía, tonos esperpénticos a la manera de Valle-Inclán y referencias a mitos clásicos que no dejarán de aparecer en los libros siguientes. Hemos escogido los siguientes poemas:



Represa

Señores, en el laberinto
Ariadna guía cautos
pasos vacilantes. Preso
de mí mismo, soy
pesadilla desvelada
dentro de las tinieblas,
en acecho, con los ojos
abiertos. Me aprisiono
enteramente en este
extremo peligro solamente
para vosotros, espectáculo
de barata feria de fiesta mayor.
Reúno viejas canciones
con nuevos ritmos que acaso
todavía ignoráis.
Si me escucharais, gratis,
después de entrar sin miedo,
siempre tendréis un asiento,
agua fresca, suaves anises,
en las revueltas de los corredores.


Resfá


Mira cómo llueve, observa
por mí cómo llueve, porque velas
de día y de noche, siempre, siempre
despierta, llamando, me vacían
de luz los ojos, y adivino
solamente esta lluvia.

Para mi dolor,
las gotas son martillos.

Allá, en llanuras como cráneos,
cabalgan en grupas salvajes
finas lanzas de hielo. Y se enfilan
al pico, donde yo estoy con los cuerpos.

¡Cómo se rompen las nubes, generosas
sobre los sembrados y renuevan
alianzas divinas con el pueblo!
Ahora, pues, todo en calma, reclamo
que los guardias descuelguen deprisa
los siete hijos, los míos y los de la otra,
defendidos, en la muerte, contra fauces
y picos hasta el grito postrero.
Sin fuerzas, ni voz, ciega e inmóvil,
sólo espero el descanso, cuando dictamine
la palabra real que la pena
de sangre ha sido sufragada.




Ja mai més no podré dormir
Homenaje a José L. Aranguren

Hoy el cielo está
sin respiración, vacío,
noche llovida en el mar,
en el campo, perversa
mano. Y porque no puedo
jamás dormir,
hago de mi cama
miedo de prisión.
Poco a poco,
como una flor sin perfume,
sin color, crece,
de la raíz del pensamiento,
la última muerte.
Arriba, en el tejado,
uñas de gato arrancan
largos jirones
del hielo del sentimiento.
No estoy contento y veo
el humo de la extinta
rama de la inquietud
de libertad. Impávido
al tiempo, el viento
de cinc me golpea,
veleta oxidada,
más allá del sucio
umbral de un blando
dolor. Negado al llanto,
al lamento, al grito,
tumbado en el lecho,
enfermo, desgarrado,
vendido, vencido, perdido,
obsesionado de mí,
diré –áspera hambre
de ávido clamor—
que no podré jamás dormir.



Presa segura


Paso de cazador.
Oigo cómo se acerca
por soles de otoño.

Lentamente he bebido
de esta fontana fría.
después he mirado a lo alto.

Volaban halcones
sobre la certeza
de mi muerte.




Nènia
Para R. –P.
Trenta anys després de la seva mort

Cantos de gallos rasgaban,
desde una lejanía
de luces temblorosas,
los palacios de la araña,
noche extensa. Venía
poco a poco el vacío
de la desnuda lluvia.
Árboles penitentes,
en procesión, pisaban
lujos viejos de bosques
recordados. Pausadas
bocas murmuraban
sin pausa, pesadilla
adentro. Te mirábamos
aún, cruel sufrimiento
cerrado en la nada,
y te llevábamos
bajo penosos giros
del después, más allá
de amplios, duros, larguísimos
círculos de tiempo muerto,
en la estancia donde
ojos fríos te vigilan.


L’onze de setembre de 1714

Nos al dejado al menos
el honor de caer solos.
En la desesperanza,
aceptamos la oscuridad.
Mañana volveremos
al esfuerzo, al trabajo.
Enhiestos, cavaremos
los bancales del miedo.
Excavaremos pozos
extraños a los ojos
cegados de la Muerte.
Más allá de aguas lodosas,
tierra buena, semilla.


Inici de càntic en el temple

Decid ahora: “La retama florece,
en los campos hay rojo de amapolas.
Con la misma hoz comenzamos a segar
el trigo maduro y las malas yerbas.”
¡Ah, jóvenes labios abiertos después
de la oscuridad, si sabíais cómo el alba
nos ha atrasado, qué largo es de esperar
un alzamiento de luz en las tinieblas!
Pero hemos vivido para salvaros las palabras,
para devolveros el nombre de cada cosa,
para que podáis seguir el recto camino
de acceso al dominio total de la tierra.
Miramos bien a lo lejos del desierto,
bajamos al fondo de nuestro sueño.
Cisternas secas llegan a ser cumbres
subidas por escalones de horas lentas.
Decid ahora: “Nosotros escuchamos
las voces del viento en alta mar de espigas.”
Decid ahora: “Nos mantendremos fieles
para siempre al servicio de este pueblo.”


El meu poble i jo

Bebíamos a tragos
ásperos vinos de burla
mi pueblo y yo.

Escuchábamos fuertes
argumentos del sable
mi pueblo y yo.

Tal lección hemos tenido
que entender a la fuerza
mi pueblo y yo.

Por la misma suerte
persistimos unidos
mi pueblo y yo.

¿Señor, servidor?
Somos inseparables
mi pueblo y yo.

Tenemos la razón
contra robos y traiciones
mi pueblo y yo.

Salvamos las palabras
de nuestra lengua
mi pueblo y yo.

A bajar escalones
de luto aprendimos
mi pueblo y yo.

Descendidos al pozo,
miramos hacia arriba
mi pueblo y yo.

Nos alzamos los dos
en espera encendida
mi pueblo y yo.

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