Haikús para el verano (II)
La bicicleta:
soles que se persiguen
sobre la tierra.
Baila la boya
al ritmo de la música
que dan las olas.
Recoges piedras
como el que busca joyas
entre la arena.
Bajo los párpados
el sol tiende banderas
de vuelos blancos.
Las nubes vuelan
como velas de barcos
libres de cuerdas.
Charcos de lluvia:
ojos de cielo en tierra
con luz oscura.
Beso en el mar:
tus labios frescos saben
a luz y a sal.
Como un ovni,
la Torre de los Moros
flota en el monte.
El abanico,
si se viste de amor,
es más que un rito.
En la rïera,
cauce de arena seco,
el agua sueña.
Vuelos sin alas,
los brillos que el sol siembra
sobre las aguas.
Tu piel morena:
arena que respira
sobre la arena.
El eucalipto
muda su piel de aroma
como un ofidio.
Rubia cerveza:
tu espuma entre los labios
es mar que besa.
Gaviota blanca:
una estrella fugaz
en mi nostalgia.
Fugaz estrella,
que en la noche de agosto
mi infancia elevas.
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