domingo, 8 de agosto de 2010

EL RELATO DEL MES

El libro indio


Recuerdo vagamente el día en que fui a visitar a Randolph Carter al manicomio en que estaba encerrado. El interno no hacía más que señalar una de las paredes blancas de su habitación en la que estaba colgado el retrato de su amigo Harley Warren, mientras que de sus labios fluía un hilillo de baba gris.
Pero cuando le hablé del libro indio de caracteres árabes que se había llevado consigo Warren al interior de aquella horrible tumba de la necrópolis del Pantano del Gran Ciprés, recuperó de pronto el habla para decirme de un tirón:
--Está allí en el Pantano del Gran Ciprés, junto a la losa que entre los dos retiramos.
Luego abrió enormemente los ojos, los puso en blanco y, tras proferir un alarido estremecedor que llamó la atención de los cuidadores del manicomio, cayó fulminado al suelo embaldosado de la habitación.
A la desagradable experiencia vivida allí le siguió la declaración que tuve que hacer en la policía, que, ante la evidencia, no pudo hacer otra cosa que dejarme ir.
Aquella misma tarde cogí el coche y, con lo necesario para una excursión como aquella, partí hacia el valle del Pantano.
Pero por mucho que busqué y rebusqué, no encontré el lugar de la rosa removida ni rastros de la tumba subterránea ni siquiera de la necrópolis en la que se encontraba. Sólo una vegetación de yerba húmeda y pequeñas plantas cubriéndolo todo hasta donde llegaban a alcanzar los ojos.
Con la sensación de haber perdido el tiempo y haber sido objeto de burla por parte de un perturbado, regresé a casa con la intención de no volver a leer nada de H. P. Lovecraft.

No hay comentarios:

Publicar un comentario