martes, 8 de abril de 2008

Para Antonio Machado

A mis colegas y alumnos
del IES La Románica

Aquí, en Collioure, dos mil ocho,
un nueve de abril sereno
desgrano, ante los cipreses
que te cobijan, mis versos.

Son versos de admiración,
versos que aprendí viviendo
en los campos de Castilla
junto al espejo del Duero.
En aquellos mismos campos
donde el destino fue bueno,
donde el amor renovó
la savia a tu chopo viejo.

Con ellos quiero cumplir
la promesa de otro tiempo
de traerte de la tierra
de la luz y los romeros
un recuerdo de reposo
y un reposo de recuerdo.

Desde la lápida escueta
que en Soria guarda los restos
de Leonor, hoy te traigo
esta caricia de versos
para que a los dos os sea
la distancia un nuevo encuentro,
un hondo beso la muerte
y un presente eterno el tiempo.

1 comentario:

  1. Colliure es ventoso en abril,
    igual que Soria fria en invierno.
    La primavera apenas amanece
    temerosa del viento salvaje.
    La tramontana baja fria
    por las Alberas, y los pastos
    recuerdan a Soria en marzo.
    La muerte en el exilio,
    en tierra aspera, como Soria,
    debio traer doloroso
    el recuerdo de Leonor yaciente
    junto al Monte de las Animas.
    El viento de las Alberas
    evoca repentino San Saturio,
    cuando al caer el sol,
    un escalofrio inquietante
    surje de las ondas del Duero.

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