jueves, 24 de abril de 2008

CARTA ABIERTA

CARTA ABIERTA
Para Paco Gurrea, amigo y compañero

Querido Paco:
Hoy he visto que la gente te quería,
hablaba bien de ti
y alguna lágrima
salvaba algunos ojos
cuando el cura tu nombre pronunciaba.

Yo te sigo viendo, Paco, ahora
entre libros y amigos del Almendro
que soñó con nosotros un buen día.
La vida es amistad, si no, no es nada.
¿Recuerdas los partidos, la cerveza,
los días y las clases del Colegio
en que el gozo era estar entre palabras
y gestos conocidos? Era entonces
muy fácil la alegría. El verso fácil,
muy fácil la gramática del mundo
y más fácil aún la convivencia.
Porque tú les ponías otra luz,
aristas más amables. Te bastaba
una mirada inteligente, un comentario
lejano de la envidia y la soberbia,
un gesto que acallaba los olvidos.

Tu misa fue un recuerdo,
un abrazo a tu nombre
y a aquel tiempo mejor de aquel Colegio
entre pinos y amigos de los libros.
Después nos fuimos todos,
cada uno a su viento y sus olvidos,
su vida sin misterio, tan sujeta
a la prisa y los semáforos.
Pero tú te has quedado entre las páginas
de todos nuestros versos
y siempre te vendrás a los corrillos
donde hablemos de luz y de amistad,
porque tú eras la luz, y te bastaba
una simple mirada para alzarnos
en andamios de limpia libertad,
de paz y de cariño, ajenos siempre
a la estéril envidia o al olvido.

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