miércoles, 30 de abril de 2008

EVOCACIÓN DE PICASSO EN BARCELONA

En aquel tiempo se le puso a Picasso azul el alma.
El cielo sobre el mar era un gran palio
extendido sobre diosas y dioses callejeros,
que famélicos rezaban y vivían para él.
Maternidades solas,
con una flor sangrando entre las manos,
pisaban la rosada carne humilde
de la arena callada. Barcas de hambre
esperaban zarpar hacia la vida
en medio del amor que da la muerte.
Familias desahuciadas
sembraban en las olas sus fríos de milenios.
La vida basculaba entre esas orfandades
de almas azules y dedos manchados de óleo puro.
La amistad era huérfana en la Barceloneta
entre olores a lluvias y a pescado,
en plazuelas donde la luna
derramaba sus flores de monedas."

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