martes, 22 de febrero de 2011

Patadas al diccionario

Oído cocina



Ahora que se está homenajeando al recientemente desaparecido chef de cocina Santi Santamaría, enemigo del humo de cebolla, escarcha de buey y suspiros de vainilla, y, a cambio, amigo incondicional de la cocina de producto, la auténtica, la de siempre, se me ocurre traer a colación algunas lindezas lingüísticas relacionadas con el arte de los platos.


1. Esas almóndigas de la barra tienen una pinta excelente.
(¡Hombre, el artículo árabe se cumple!)


2. Todos los años por mi santo mi mujer me prepara para comer unos canalones que están riquísimos.
(¡Cuidado, que pueden resultar indigestos! Aunque tuberías sí parecen.)







3. Si vas a la tienda, compra algunas especies: nuez moscada, pimienta, azafrán, clavo...
(Todo hay que decirlo: especies de condimentos sí son.)

4. En el bar de la esquina ponen de tapas unas magníficas cocletas de pollo.
(¿A qué se refiere? ¿ A las mollejas, a las crestas o a otras partes del animal de corral? Es broma.)

5. Ve poniendo al fuego una paella con un chorro de aceite.
(¿La paella ya hecha? ¿Y con un chorro de aceite? ¡Ay, si nos oyeran los buenos cocineros!)


Corrección

1. Como todo buen comensal y respetuoso con el idioma debe saber, lo que se comen realmente con gusto son las albóndigas. (Aquí la confusión de las consonantes bilabiales ha tenido la culpa, y ha ganado la más fácil, la m.)

2. Los canalones los vamos a dejar para el sistema del desagüe de los edificios y poco más. En el plato se sirven, eso sí, acompañados de una besamel en condiciones, los canelones (con e, en vez de a).

3. Las especies (la primera acepción del diccionario de la R. A. E. las define como "conjunto de cosas semejantes entre sí por tener uno o varios caracteres comunes") van por un lado y las especias (aquí con a, en vez de e) por otro, especialmente en los pucheros.

4. Las croquetas han sufrido continuamente serios atentados lingüísticos y así se les ha llamado de varias formas entre las que perviven cocletas o cocretas. Menos mal que en su constitución culinaria han experimentado excelentes progresos de gustos y sabores.





5. Finalmente, en este ejemplo lo que ha fallado ha sido copiar el término que en catalán se utiliza para nombrar la sartén (paella en el idioma de Verdaguer; así la expresión que en castellano dice "Tener la sartén por el mango", en catalán su equivalente es "Tenir la paella pel mànec").

Vamos, pues, a tener bien cogida la sartén por el mango en esto de emplear correctamente nuestro idioma.

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