viernes, 11 de febrero de 2011

MEMORIAS DE UN JUBILADO

A vueltas con la poesía


Cuando llegué a Barcelona, ahora hace cuarenta y siete años, hice amistad con un grupo de jóvenes pintores catalanes que me llevaron en volandas por la Barcelona de Gaudí y Picasso, entre visitas paralelas a las cantinas y a los museos.
El arte y la poesía, envueltos por un aire de cercana bohemia, explotaron en mi vida. Especialmente, el primero. Porque la poesía ya la había vivido yo en mi Zamora natal y había hecho mis primeros pinitos, que conservaba en algunos cuadernos que confié durante un tiempo a uno de los artífices del grupo, el pintor barcelonés A. S. Casals, amigo hasta la fecha. En esos cuadernos había plasmado, entre otros motivos y sensaciones mi afición por Bécquer y los recuerdos en carne viva aún de mi ciudad natal. En nuestras reuniones, las más importantes de las cuales tenían lugar en el estudio de mi amigo, no parábamos de hablar de poesía y los poetas y muchas veces me pedía que le recitara versos míos.

Fue precisamente A. S. Casals quien me aconsejó publicar algún libro mío. No lo haría hasta 1978, en que di a conocer mis Cangilones de vida. Sin embargo, antes aparecieron algunos poemas míos en revistas y cuadernos que tenían que ver con las propias exposiciones de pintura de mi amigo.

Entre Cangilones y el último hasta la fecha, Hacia la luz, han pasado más de cuarenta años, y ni un momento de mi vida he dejado de escribir poesía. En sucesivas entradas del blog iré hablando de los títulos que jalonan mi trayectoria poética.

En esta trataré de Hacia la luz, libro que acaba de aparecer en Bubok y ahí puede acceder fácilmente quien esté interesado en saber más de mi poesía. Se trata de una coleción de poemas rescatados de publicaciones (revistas, plaquetas, antologías, libros, etcétera) agotadas o muy difíciles de encontrar en el mercado editorial. Abarcan precisamente desde aquel 1978 de Cangilones hasta 2009. Creo que lo interesante de esta colección, de casi doscientas páginas, estriba en la oportunidad de ofrecer en el mismo libro gran parte de mi evolución poética.

He aquí una muestra:

Con voz y sangre de soneto escribo
cuanto me dicta el río de la vida,
haciendo de la orilla luz y herida,
enmienda y manual de lo que vivo.

Y así si en vez de odio amor recibo,
entiendo que mi estrella está encendida.
Y si en vez de calor, piedra aterida,
aprendo de ese brillo negativo.

Lo que importa es amar contra corriente,
subir las cuestas del agreste olvido
y del quieto pasado hacer presente.

De este modo mi río, puente a puente,
llevándose en su espejo lo vivido,
camina hacia su mar, alta la frente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario