miércoles, 2 de febrero de 2011

LA POESÍA DE ESPRIU EN CASTELLANO

Libro de Sinera (2)

XXV
Acaba aquí el viaje.
Cuando bajo de la barca,
sé a ojos cerrados qué tengo delante,
monte de cabras, matas de espliego,
hinojos, lechetreznas
que apenas mueven
aquellas delgadas manos del aura quieta
desvelada en la cima del Mal Tiempo.
Límites estrictos de una vieja tierra:
el séquito de los cipreses tras el carro del sol
que va traqueteando
por largos y secos senderos
y hace, al tramontar, de la pequeña colina
luz y lejanía del horizonte de poniente.
He dado mi vida por el difícil galardón
de unas pocas palabras desnudas.
He visto mi vida como un muro
en el paso y el silencio de la tarde.


XL.

Pero en el secano arraiga el pino
crecido desde él hacia el libre viento
que ordeno y digo con unas pocas letras
de una breve, noble, eterna palabra:
me alzo viejo tronco sobre la vieja mar,
doy sombra y guardo el paso de mi camino,
reposa en mí la luz y apaciguo la noche,
convierto la dura voz en desnuda roca del canto.






Setmana Santa (1)
A Tomás Garcés


I.

Eterna, noble, una palabra
en el arraigado secano.
Ahora, luz vieja, te apagas
y ya nadie se sienta a la mesa.
La verdad nos parece ficción,
se rompe en la desnuda roca del canto.
En destrozados vientos de espanto
bailan el loco y la prostituta.
Liberados, nos hemos entregado
a los podridos dedos del leproso,
al baile del crimen. Gira la veleta,
nunca paramos, pues ella es el ama.
Dentro del hielo de unos ojos de pájaro,
acecho de horcas, de los elevados
brazos de los árboles de los ahorcados.




III.

Este único vocablo nos pesa demasiado
y lo queremos pescado enharinado
en un chup-chup de aceite. Bien mirado,
¿quién de nosotros se preocupa de la fritanga?
Unos dedos de loco,
medio sangrando, la ha troceado.
Mozas de hostal nos han preparado
largas, pesadas, cojas mesas.
Nos sentamos y hacemos de las faltas
discretos razonamientos,
mientras sirven las prostitutas
a cada muerto briznas de palabras.



IV.

Briznas de palabras, despojos
de un vocablo hecho añicos
no nos benefician. Vientre adentro
se baten picos de urracas
a la conquista del tesoro
de cada trozo. Voceamos a coro,
hartos de pasar, sólo comparsas
privados de sueño y sueldo,
en farsas de los largos teatros de la noche,
hambre en escenas de banquetes.



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