jueves, 10 de febrero de 2011

EL POEMA DEL MES

TREPANDO HACIA LA LUZ

Salir a ver el mundo y comprobar
las pálidas monedas del olvido,
las olas de la edad
o las lluvias que el árbol necesita
para seguir trepando hacia la luz.

Y poco a poco ver cómo madura
el árbol con sus sombras más humanas,
aun sabiendo que dentro, por la savia,
boga la muerte hacia su puerto.



Como la fruta
bajo la ley del tiempo y de la espera,
como el vino sujeto a los rigores
y disciplina de la fiel bodega.

La dura vigilancia,
las condenas
que nos suben al cielo
o nos sepultan entre las miserias.

Celebrar la madurez,
crecer en la madera
como una yedra fiel. Oh, sacramento
del vino en nuestra fiesta,
que en vez de emborrachar cura y alegra.

Celebrar la madurez
de la fruta que espera
entregarse a la boca de la vida
como el grano a su surco fiel se entrega.

Nos alza el sol del día como a un fruto
pendiente de su rama. Todavía
seguimos un día más entre el asfalto
comido de remiendos y la cúpula
del cielo salpicada de humo y polvo.



Peinémonos las canas del olvido
y mintamos al mar donde aún estamos
sufriendo de oleaje. El corazón
nos late todavía en su desván
de dudas y temores. Aún podemos
alegrarnos el alma con masajes
de esperanza y caricias de los nietos.
En el fondo añoramos otro abril
al limpiarnos los labios de cerveza.

Comprueba que muy poco
te queda ya de aquel árbol primero
de la tierra que te daba luz y alma.
Mejor que te acostumbres a este cielo
de tarde que se cae sobre tus ramas
y las besa con un poco de sol.

Aún puedes soñar en otras albas
y en el milagro de otro nido
cantando entre tus ramas.

Tu otoño es este otoño.
El pasado es estéril
y un cálido veneno la nostalgia.

(De mi libro inédito Acto de humildad)

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