martes, 3 de julio de 2012

El poema del mes

                                  HOMENAJE

  “Cuando mi voz calle con la muerte,
   mi corazón te seguirá hablando.”
   R. Tagore


Cuando calle mi voz
porque la muerte llega,
si de verdad me quieres
seguirás escuchando
las palabras que dije
cuando estaba a tu lado.
Porque cuando se quiere
como te quise yo,
no hay fuerza que consiga
detener el deseo
ni las ansias benditas
de amar después de muerto.
Y yo sigo contigo
como el aire, la sombra,
el nombre o el destino.


Cuando calle mi voz
porque la muerte llega,
si un día me quisiste
sonarán en tu alma
las palabras de amor
que en mis labios manaban.
Porque el agua que brota
del puro amor traspasa
la roca más tenaz,
la arena más espesa
para llegar al labio
sediento que la espera.




Cuando calle mi voz
porque la muerte llega,
si te acuerdas de mí
seguirás escuchando
las palabras que alientan
en los enamorados.
Porque el ansia infinita
de recordar las huellas
que dejaron los pasos,
nos llevará mil veces
a andar aquel camino
que anduvimos antaño.


Cuando calle mi voz
por la muerte que llega,
si no me has olvidado
por la noche en silencio
sonarán en tus labios
las alas de mis besos.
Porque la fiel memoria
en su alcoba insondable
conserva las semillas
del auténtico amor,
que en los enamorados
estallan hechas flor.


Cuando calle mi voz
porque la muerte llega,
si a mi lado una vez
con mi amor disfrutaste,
cada vez que amanezca
me sentirás llamarte.
Porque el gozo de amar
junto al ser que más quieres
atraviesa mil mares
de tiempo y de distancia,
y no hay alba que olvide
dos cuerpos que se aman.




Cuando calle mi voz
porque la muerte llega,
y todo con la muerte
desaparece y marcha,
aun así mientras duermes
vendrá a ti mi palabra
Porque el amor sincero
jamás muere: se queda
incólume viviendo
en el viento y la lluvia,
en el fiel pensamiento,
en el alma más pura.


Cuando calle mi voz
porque la muerte llega,
no te apenes, que oirás
como siempre en tu alma
las palabras de amor
que te dije, mi amada.
Porque la voz se esfuma
como se esfuma el agua
que no mueve molino
ni busca nunca el mar.
Pero el fiel corazón,
que sólo sabe amar, 
sobrevive a la muerte.
Y el mío está contigo
para seguir queriéndote.

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