lunes, 19 de julio de 2010

GALERÍA PROPIA

Traigo hoy aquí unos cuantos cuadros míos pertenecientes a varias épocas. Como podrá comprobarse, presentan varios estilos aunque la técnica suele ser parecida, si bien se nota en alguno de ellos la presencia de otras pigmentaciones industriales, como el brillo y claridad que aporta el blanco de esmalte.



Este de la gaviota solitaria es uno de los últimos. La pincelada suelta y el dominio del azul son dos de sus características principales. El blanco del ave está resuelto con la pigmentación indicada más arriba.



La pintura presente formó parte de la Exposición del Certamen Internacional de Tossa que cada año tiene lugar el último domingo de agosto. El estilo recuerda el de Feininger, especialmente en la representación del barco central.




El retrato es uno de mis principales retos. En éste aparece mi mujer de perfil, resuelto con una gama de azules, morados y carmines, con ligeros toques ocres. Tanto en este cuadro como en el anterior prescindí del blanco industrial para lograr el efecto que buscaba.


En cambio, en la presente pintura el dominio de ese blanco es total. Los colores mezclados con él adquieren una textura pastosa y el brillo acentúa los tonos pasteles del fondo que recortan los mástiles y cabos del barco.



Este cuadro es un cuadro viajero que ha recorrido muchas paredes y sufrido variaciones y añadidos constantes. Es una pintura de los años ochenta y, como curiosidad, debo añadir que el óleo está aplicado sobre una superficie preparada con yeso y cola, lo que le aporta unos relieves interesantes.


Y cierro esta presentación de hoy con uno de los cuadros que más quiero y del que ya he hablado en este blog. También es de los primeros y en él quise eternizar a Canela, el gato siamés que nos hizo felices durante mucho tiempo. Como curiosidad, diré del cuadro que empezó siendo un bodegón con silla y fruta. El destino quiso que se convirtiera en lo que es hoy.

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