sábado, 24 de julio de 2010

DE VISTA, DE OÍDAS, DE LEÍDAS

El agua de Tossa de Mar



Evidentemente no me refiero al agua del mar, la cual, gracias a que el Ayuntamiento no ha intervenido todavía, sigue siendo una de las más transparentes y limpias de todo el litoral mediterráneo. Me refiero al agua doméstica de consumo diario, que ha dividido a la población tossense en dos categorías humanas: ciudadanos de primera clase a los empadronados en el pueblo, y ciudadanos de segunda clase al resto. En la circular que, acompañando la factura del servicio, el Ayuntamiento nos mandó en mayo de este año a los usuarios del Servicio de Aguas de Tossa de Mar, circular escrita sólo en catalán (si fuera época de elecciones la habrían mandado también en castellano; no saben nada los políticos) bien claro lo especifica en el primero de sus párrafos al asegurar que la modificación que ha aprobado el Ayuntamiento de la estructura tarifaria del agua se debe, entre otros objetivos, "reduir la factura a les persones que viuen tot l'any a Tossa" (reducir la factura a las personas que viven todo el año en Tossa) y que ratifica en el penúltimo párrafo: "La nova taxa de suministrament també comportarà un abaratiment de les factures d'aigua per a les persones que estiguin empadronades a Tossa de Mar..." (La nueva tasa de suministro también comportará un abaratamiento de las facturas de agua para las personas que estén empadronadas en Tossa de Mar...). Sin comentarios. La cuestión es que examinando la factura actual, presenta un incremento brutal respecto de la anterior, dándose varios casos flagrantes en que, sin haber consumido ningún metro cúbico, la factura asciende a cuarenta y tantos euros. Eso sí, con la anotación al pie de la misma de NO EMPADRONADO. Es curioso que no se aplique la misma medida cuando se trata de cobrar la contribución. En este caso todos somos ciudadanos de primera, aunque vivamos en Tossa tres meses al año. Pero no acaba ahí la cosa pues ayer viernes 23 de julio a las seis de la tarde asistimos a una reunión en el Casal de Jubilados para que la regidora nos explicara las razones de tal discriminación. Pues bien, a las sucesivas alegaciones y quejas de los allí presentes, no se le ocurrió a la buena señora otra ocurrencia que preguntarnos: ¿Por qué no se empadronan? Creí que se venía abajo el local. No hubo nadie que no entendiera que en esas palabras se ocultaba un motivo político. Desafortunada intervención de la regidora que, además de dividir a los ciudadanos con algo tan cercano y diario como la factura del agua, estaba haciendo una arenga política. Finalmente, ante la presión de que pensamos llevar este asunto a los abogados por considerar ilegal esta discriminación entre empadronados y propietarios de Tossa, la regidora nos ha prometido reconsiderar la medida adoptada. Ya veremos en qué queda todo esto. Mucho me temo que todo quede en agua pasada (es inevitable el juego de palabras).

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