martes, 21 de octubre de 2008

LETRAS PARA EL OCIO

SOBRE LA ESCRITURA Y LA PINTURA, OTRA VEZ

La escritura y la pintura comparten algunos rasgos comunes (talento, ingenio, belleza, sensibilidad...) y son para mí, como he dicho en otro lugar, sendos actos de salvación, además de creación. En mi caso sólo los diferencia una cosa. La escritura es originalidad y la pintura copia. Cuando me pongo a escribir suelo partir de la nada y creo a raíz de la originalidad; buceo en el mundo de las palabras hasta capturar aquellas que expresen mejor mis sentimientos e ideas. Y eso mismo ocurre con un cuento o un poema. Incluso cuando estoy redactando un comentario de texto o explicando la vida de un autor o el argumento y estilo de una obra determinada me sucede lo mismo. Pero respecto de la pintura, la cosa es totalmente contraria, porque, en primer lugar, no soy un artista pintor como mis amigos Albert o Casademont, en cuyas obras siempre han buscado la originalidad. La pintura para mí es un mero ejercicio de copia o de reflejo. Primero elijo una fotografía u una pintura de un genio conocido y luego empiezo a trazar en la tela o en la tabla escogidas las líneas esenciales del dibujo que reproducen las de la pintura o la fotografía. Después dispongo sobre la paleta los colores que se asemejan más al cromatismo de la pintura elegida como modelo y empiezo a rellenar las formas y las superficies del dibujo: la falda de una mujer, las montañas de la lejanía, la cinta del río, la fachada de una masía, los ojos de un personaje, las frutas, los instrumentos musicales... previamente esbozados y situados en un espacio. Y así hasta dar por acabada la pintura. Otra cosa es que mientras pinto unas veces relajadamente y otras con atención, en ocasiones puedo encontrar algún atisbo de talento en la aplicación del pincel, en una sombra de más o de menos, en un gesto de las manos del personaje... Incluso puedo suprimir detalles del modelo o, en el momento más ideal de la práctica artística, inventar una fruta, transformar una nube...






DOS PELÍCULAS DE TEMA DIFERENTE

Una tarde de tiempo irascible sacamos de la biblioteca de Tossa dos películas en formato DVD, y las dos resultaron óptimas. Una, La carta final, está protagonizada soberbiamente por Anne Bankrof y Anthony Hockins; se trata de una película culta pero llena de encanto y ternura y no pocos toques de poesía romántica cuya acción transcurre en la época de la posguerra inglesa.Las cartas que se cruzan entre sí una lectora de guiones americana y amante de libros descatalogados de clásicos ingleses y el librero inglés que se desvive por atender las demandas literarias de su cliente, sirven no sólo de enlace entre los dos protagonistas, sino que también pintan las vidas de una y otro, separados por el océano Atlántico, con sus correspondientes familias, amigos y compañeros de trabajo.
La otra película (ya la habíamos visto, pero aun así no nos gustó menos) era El baile de agosto, protagonizada ésta, también exquisitamente, por Meryl Streep. El ambiente que se vive en la casa rural donde vive la protagonista con sus hermanas y su sobrino Michel, el tío Jack, sacerdote que vuelve de las misiones africanas donde ha estado durante un tiempo trastornado, y Jerry, el padre de Michel, un personaje errabundo y lleno de ideales (acaba yéndose a España a luchar contra Franco a favor de la democracia en las brigadas internacionales) es un ambiente cerrado y dominado por la autoridad intransigente de Meryl Streep, la hermana mayor, una atmósfera sofocante que me recordó el que se respira en la obra dramática de Lorca La casa de Bernarda Alba, aunque salvando las distancias; al menos al principio, hasta que las cosas empiezan a ir mal económicamente para la familia, y es entonces cuando las mujeres saben ponerle al mal tiempo buena cara y bailan y cantan juntas y el carácter autoritario de la hermana mayor se va ablandando poco a poco. La historia, algo triste, es contada por el niño, detalle que la acerca todavía más a los espectadores.






DE NUEVO ANATOMÍA DEL MIEDO

Anatomía del miedo me pareció desde un principio un libro interdisciplinar o pluritemático o mezcla de muchos otros libros o un pastiche de los propios libros del autor. Hay en él mucha filosofía; o mejor dicho, muchas citas de filósofos ilustres, unos más clásicos que otros, unos antiguos y otros más modernos y actuales. En ocasiones me ha resultaba la lectura de ciertos pasajes como una ensalada de citas que en vez de ayudarme a digerir el resto del menú me lo hacían más pesado y difícil de asimilar. Desde Aristóteles a Nietzsche, pasando por Sócrates, Platón, Séneca, Epicteto, Spinoza, Kant, Marco Aurelio, Heideger, y un largo etcétera. Hay también en el libro mucha literatura (Kafka, Rilke, Camus, Sartre, Bernanos, Greene...). Y muchas referencias, las que más, a la psicología, y no pocas a la ética.
En su conjunto, sobre todo, las tres cuartas partes primeras, las referidas a explicar, analizar, definir y clasificar los miedos, son sin duda las más amenas e interesantes, y de algún modo me sirvieron para conocer un poco más mis circunstancias personales o al menos para comprenderlas mejor que antes. Pero la última parte, la que Marina dedica a la valentía (no hay que olvidar que el libro lleva como subtítulo Un tratado sobre la valentía), concretamente dos capítulos : Aparece la valentía y Elogio y nostalgia de la fortaleza, me parecen más bien un quiero y no puedo. El intento del autor por dar el salto de la psicología a la ética resulta una cabriola circense o una pirotecnia de palabras, que en eso sí destaca Marina, por lo menos en este libro. Reconozco, sin embargo, que hay muchas páginas buenas, muchas, en Anatomía, y que lo he pasado muy bien leyéndolas y releyéndolas.
He subrayado muchas frases del libro, unas del propio Marina y otras de los autores citados por él en apoyo de sus análisis. Aunque a veces el propio afán del autor por ir dejando bien sentados sus hallazgos le lleva a escribir definiciones excesivamente largas, aunque sumamente aclaratorias, como la del término que da título al libro, es decir, el miedo: "Un sujeto experimenta miedo cuando la presencia de un peligro le provoca un sentimiento desagradable aversivo, inquieto, con activación del sistema nervioso autónomo, sensibilidad molesta en el sistema digestivo, respiratorio o cardiovascular, sentimiento de falta de control y puesta en práctica de alguno de los programas de afrontamiento: huida, lucha, inmovilidad, sumisión." Repito que aunque larga es una ajustada definición del sentimiento que yo mismo he experimentado, así como todos y cada uno de los síntomas que se citan en la frase.

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