martes, 6 de mayo de 2008

LA EDUCACIÓN LECTORA DEL FRANQUISMO

Revistas

Por otra parte, los mayores y pequeños lectores, disponíamos de lecturas que nos ponían en contacto con el mundo cultural y literario de casa y de fuera, generalmente en formato de revista. Para todos los públicos y respecto a España existían revistas de ideología muy cercana al Régimen y revisadas constantemente por algún organismo eclesiástico, como La familia, que era una “revista mensual ilustrada del hogar”, como reza en el subtítulo, y que había sido fundada en 1908 en Barcelona. Cada ejemplar (escogemos la de enero de 1947) contenía las siguientes secciones: “En torno a nuestra portada “ (sobre la ilusión infantil de la noche de Reyes), “El problema de hoy” (el de que los hombres “han empezado a perder el sentido del pecado”, Pío XII), Un personaje de nuestra historia (el del Cardenal Cisneros), “Cuando nuestros abuelos eran niños” (un cuento de Julia García Herreros sobre la noche de Reyes titulado “El zapato de Angelito”), “El humor de aquel tiempo” (cuatro viñetas mudas que cuentan una historia), “La iglesia enseña” (Declaración colectiva del Episcopado norteamericano), “Poesía” (de varios autores; Federico Yarza de San Pedro, el más presente), “Páginas de hoy” (otro cuento, “Un milagro en la Noche de Reyes”, de Marina de Castarlenas), “En la cocina” (recetas y remedios caseros), “Relato” (“El impromptu de Chopin”, de A. P. De Olaguer), “Historia en serie” (“Bienaventurados los misericordiosos”, por J. Spillmann, S. J. , conclusión), “Chispas de ingenio” (variedades, epigramas, chistes, poemas...), “A ratos perdidos” (pasatiempos, crucigramas, jeroglíficos...), “Libros y críticas” , “Notas de historia” (sobre fray Francisco Ximénez de Cisneros), “Los cuentos de la familia” (en viñetas, “El sueño de Rosalía”), “Con pluma ajena” (Glosa de F. Valdés, comentando la antología de la poesía española e hispanoamericana de Federico de Onís y centrando su comentario en Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez y Gabriela Mistral); leamos lo que dice sobre la poesía, precisamente, F. Valdés: “...La poesía ha de contener sentimiento y emotividad. Tiene que nacer de una intención pura y limpia. Ha de ser sencilla y espontánea. Y creará en nosotros una esencia de vida nueva, depuradora y santificante. Poesía es redención.” Y acaba, tras comentar tres poemas de A. Machado, Juan Ramón Jiménez y Gabriela Mistral, con esta especie de resumen: “Es lo permanente y lo eterno, porque Dios ha guiado, por sendas misteriosas, el aliento poético, encarnado en estos tres poetas. En su vida externa pueden estar alejados de los rigurosos mandatos, pero en su conciencia obra el espíritu divino, dirigiéndolos a la perfección, en medio de sus inquietudes; y ellos, a su vez, inundando de salud a quien se ponga en contacto con su obra. Poesía: aliento angélico. Eternidad. Pureza. Camino de Dios.”; la última sección de la Revista es “Arte contemporáneo” (reproducción de un cuadro y comentario crítico sobre él; aquí “Paisaje de invierno”, de Ceferino Olivé; la crítica está firmada por las iniciales E. F.).
Los poemas que aparecen en sus páginas obedecen los dictados anteriores. Son ejemplos de ello la Canción de Reyes, de Susana March, que empieza
“Álamos tristes, álamos secos,
juncos marchitos, amarillentos...
o Un soneto, de Federico Yarza de San Pedro o la Navideña, de Lope de Vega que lleva como estribillo
“Norabuena vengáis al mundo,
Niño de perlas;
que sin vuestra vista
no hay hora buena.”
Otra revista de la época era la titulada De broma y de veras, ésta editada en Bilbao y dirigida por Enrique de Larracoechea, S.J., en cuya última página podía leerse, sobre sus intenciones morales y religiosas: “La dirección de la Revista ‘De Broma y de veras’ garantiza a sus lectores que los artículos o trozos seleccionados se ajustan a la más estricta moral y ortodoxia...” Veamos el sumario de una de ellas (ejemplo, el número correspondiente a julio de 1959): “Vayamos al pobre”, “El compañero Martín no es peligroso, pero...”, “Las posibilidades del cine”, “Tres poemas”, “La familia de don José”, “Himno al Señor”, “De la noticia al lector, pasando por la rotativa”, “La prensa de la Iglesia hace iglesia” y “Examen de cultura”. Había alguna que era monográfica, sin embargo, como la dedicada al humor, a la Navidad o la que lleva como título “Un obrero habla con Dios” (Diario íntimo de Luis Felipe del Moral).
Para informar al lector de cómo iba el mundo exterior, existía, entre otras, la revista Meridiano, “síntesis de la prensa mundial”, según rezaba en el subtítulo. Era madrileña, y durante muchos años fue su director Manuel Jiménez Quílez. Aunque sus temas eran más bien generales y de ámbito universal, de vez en cuando incluía artículos que atañían concretamente a lo español, como el “Elogio de la lengua española” del entonces secretario de la Academia Española Julio Casares, “Don Alfonso XIII”, “Nuevas normas de prosodia y ortografía”, “Don Leonardo Torres Quevedo, genio español de la Automática”, “Historia de Numancia “ o “La mejor singladura de una escuadra española”, sin contar con las fotografías que se refieren a diversas calles, plazas, parques y monumentos de Madrid, a los hijos de los hombres célebres (de Menéndez Pidal, Primo de Rivera, Ortega y Gasset, Concha Espina, Juan Belmonte, Ricardo Zamora...)

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